Opinión

Bajo la sombra de Donald Trump

Sin duda alguna la asunción de Donald Trump como presidente número 47 de los Estados Unidos  actúa como un formidable estímulo para  la  empresa política de Javier Milei. El argentino había apostado fuerte por Trump  desde  el inicio de su propia presidencia - cuando  el triunfo del magnate podía ser previsible pero no era obvio-  y operó, si se quiere, como un adelantado del magnate americano, predicando en escenarios internacionales un credo  emparentado y un estilo vehemente y disruptivo.

Si desde el análisis político la nueva era trumpista envuelve en una atmósfera  muy positiva a Milei –distinguido por Trump como amigo, elogiado por el zar tecnológico Elon Musk, poder detrás del trono en el nuevo establishment de Washington-, desde el punto de vista del espectáculo  inevitablemente ha quedado relegado al nivel de telonero ante la aptitud impar de Trump para el show.

Por cierto, el magnetismo del Presidente 47 no depende en exclusivo de sus dotes para el escenario: ya en vísperas de la asunción había conseguido un éxito diplomático de envergadura que Joe Biden no había podido alcanzar en soledad: el acuerdo de alto el fuego e intercambio de rehenes y prisioneros  entre Israel y el grupo terrorista Hamas.

En cualquier caso,  el día de su inauguración,  la celebrada performance del flamante presidente ante un estadio cerrado repleto consistió en firmar numerosos decretos ejecutivos cumpliendo promesas de campaña y en  proclamarlos y exhibirlos, uno tras otro,  con su rúbrica  muy notoria.  Cada decreto era  ovacionado como un gol.    

La sucesión de órdenes ejecutivas tenía su dosis de suspenso: ¿habría alguna  ordenando acciones sobre el Canal de Panamá, sobre el control de Groenlandia, sobre  un cambio de nombre del Golfo de México? No. Esos asuntos, que la prensa había destacado en declaraciones previas de Trump, no estuvieron presentes en las órdenes ejecutivas; ni en las que firmó en público, ni en las que suscribió en el Salón Oval de la Casa Blanca. Hubo, eso sí disposiciones sobre otros temas, algunos candentes, otros ideológicos. Trump ordenó la emergencia nacional en la frontera sur y resolvió envió de tropas del ejército a ese punto, medidas comprendidas en una ofensiva contra la inmigración que también incluye ña designación de pandillas y carteles como terroristas,  la cancelación de solicitudes de asilo, la expulsión de extranjeros indocumentados  y hasta la eliminación del otorgamiento de ciudadanía a los nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados (un punto que ya ha sido denunciado ante la Justicia por inconstitucional). También por orden ejecutiva Trump dispuso iniciar  el proceso de retirada de EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud (OMS).y del acuerdo climático de París. En otro orden de cosas, firmó una orden declarando que EE.UU. solo reconocerá "dos sexos, masculino y femenino. Estos sexos no son cambiantes y están basados en una realidad fundamental e incontrovertible". Asimismo  eliminó cualquier programa oficial que promueva la “ideología de género”.

China se avecina

China, un tema sobre el que están atentas las antenas de los medios, no figuró en el show de inauguración de Trump, salvo por dos detalles que, si se quiere, refutan por ahora los vaticinios de un recalentamiento de las relaciones. En primer lugar: Trump invitó al líder de la República Popular, Xi Jin Ping a la ceremonia de asunción, un gesto que fue bien recibido en Beijing. En reemplazo del Presidente, estuvo presente en Washington  el vicepresidente chino Han Zheng. Trump firmó, además, una orden que modifica una decisión previa de la administración norteamericana de Joe Biden de prohibir la plataforma digital de propiedad china TikTok. En su lugar Trump decidió posponer la medida por 75 días y promover que la plataforma sea de propiedad compartida chino-americana (lo que probablemente se resolverá con la compra de la mitad de las acciones por un empresario de Estados Unidos, seguramente Elon Musk).  No pareció una medida de hostigamiento a la República Popular.

Con el envión de Trump, Milei profundiza un aprendizaje tardío: “Hemos tenido unas reuniones muy positivas tanto con la gente de la embajada de China como con Xi Jinping. Consideramos que somos economías complementarias y tenemos mucho para hacer juntos y son grandes socios comerciales. La idea es profundizar la relación comercial, planeamos hacer una visita a china”.

A las piñas por Musk.

Testigo privilegiado del show de su ídolo Trump, Milei, antes de  partir de Washington hacia  los ricos arrabales  suizos de Davos, para  hacer allí su reentrée en el Foro Económico Mundial,  salió  impetuosamente a defender a  Elon Musk con un extenso posteo por la plataforma X, ex Twiter. El dueño de X y de la empresa Tesla había sido cuestionado a raíz de un gesto ante el público trumpista (brazo derecho rígidamente en alto) en el que alguna prensa  quiso ver un saludo nazi.

“Hoy –escribió Milei-  toda la progresía internacional se monta sobre el inocente gesto de Elon Musk para tildarlo de nazi. Porque su lucha por la libertad atenta contra el control hegemónico del wokismo internacional (…)Pero el mundo cambió. Elon no está solo. Los que luchamos por la libertad ya no estamos solos. Somos millones. Y ahora también recuperamos la ‘tierra de la libertad’ que estaba en sus manos, gracias a nuestro querido Donald Trump. No solo no les tenemos miedo, sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la libertad. Zurdos hijos de puta, tiemblen.”  El  presidente argentino concluía con su habitual consigna de guerra; “Viva la libertad, carajo”. Hay muchos ofendidos por el tono presidencial.

Retorno a Davos

Después viajó  a Davos a desfogarse frente a los altos ejecutivos y políticos del mundo que constituyen el público corriente del Foro Económico Mundial. Según  testimonia la corresponsal del diario La Nación Luisa Corradini, “cuando el año pasado para su primer discurso en el Foro de Davos el enemigo de la humanidad eran ‘los zurdos’, este año, el ‘wokismo’ fue su nueva obsesión. Ante una sala tan presa del estupor —más vacía que el año pasado—, el presidente argentino denunció durante media hora, en tono monocorde pero con virulencia inusual, a la totalidad del mundo occidental tal como fue organizado ‘en algún momento del siglo pasado’ ”. La periodista informa que Milei “destacó que los únicos capaces de salvar al mundo son sus actuales aliados:|’ Mi querido amigo Elon Musk, Donald Trump, la primera ministra Georgia Meloni, Viktor Orban o el presidente salvadoreño Nayib Bukele’. Todos símbolos de creatividad y coraje, a su juicio. Milei acusa a todos los demás de fomentar las ‘aberraciones’ que han alejado al hombre contemporáneo de la verdadera libertad, inventando las políticas de género, la justicia social, el aborto o la defensa del clima”. Inclusive cuestionó al foro que lo hospedaba:

La periodista de La Nación cierra el cuadro: “Cundo Javier Milei terminó su discurso de odio, el público parecía pasmado, aplastado por tanta violencia. Como sucedió el año pasado, los aplausos fueron escasos. La sala estaba -también como en 2024- llena en la primera mitad y completamente vacía en la mitad posterior, separada por una cinta divisoria del estilo de las que se usan en los aeropuertos.”

Vuelta a casa

Tras los festejos en Washington (incluyendo  una reunión con la número uno del FMI, Kristalina Georgieva)Milei se sumergió en las batallas en Davos, un ejercicio casi deportivo. Cuando vuelva a Buenos Aires encontrará  algunos problemas que dejó al irse. Todavía su gobierno no cuenta con votos para  encarar los principales temas que propuso para las sesiones extraordinarias (PASO, designación de jueces de la Corte, Ficha Limpia). Las negociaciones con la oposición más amigable y con la oposición frontal no terminan de cerrar: los amigables piden que se trate el presupuestp, que las PASO no se eliminen definitivamente, que sólo se suspendan. Para tratar el tema de los jueces hay que escuchar las condiciones que pone el bloque K, que tiene casi la mitad de los senadores).

Algunos problemas más: el campo reclamará que se retiren las retenciones o, al menos, que se las reduzca sustancialmente. El ministro de Economía Luis Caputo se reunirá con la Mesa de Enlace, mientras los gobernadores de la región Centro (el peronista cordobés  Llaryora, el radical Pullaro de Santa Fé y el entrerriano del Pro, Frigerio) le hacen el aguante al campo en el plano político. Quitar impuestos fue una bandera de campaña: es hora de quitárselos al campo, exhortan.

¿Y el cepo? “Vamos a salir del cepo, el tema es la velocidad, cuanto más financiamiento consigamos más rápido vamos a salir”, Milei dixit.

¿Y el financiamiento? Las charlas con el FMI son buenas, pero los técnicos piden garantías de unificación cambiaria y una devaluación preventiva. No quieren entender que este es un año electoral.