Suplemento Económico

Aunque Usted no lo crea

Granítico, el piso surgía impenetrable. Sin embargo, tras cuatro meses en que la inflación estuvo parada sobre una meseta del 4%, los datos de septiembre elaborados por el Indec arrojaron una sensible caída a 3,5%. Está ocurriendo, sólo falta que lo perciba la billetera.

“Es una baja considerable respecto a los meses anteriores y marca que con superávit fiscal y una buena política monetaria se puede seguir bajando la inflación”, comentó Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.

La división de mayor aumento en el mes fue Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (7,3%) por las subas en Alquiler de la vivienda y gastos conexos, Electricidad, gas y otros combustibles y Suministro de agua. Le siguió Prendas de vestir y calzado (6,0%), por razones estacionales de cambio de temporada.

“La realidad es que los precios de los bienes transables, que se observan claramente en el índice de precios mayoristas, ya prácticamente convergieron al 2% mensual del crawling-peg del tipo de cambio oficial. Dada el ancla fiscal y con la economía recuperándose, el año que viene la inflación podría acercarse al 30% anual, con índices mensuales que se ubiquen entre el 1% y 2% para la segunda mitad del 2025”, concluyó Marí.

Cuesta creerlo pero poco a poco la inflación ha cedido terreno en la lista de preocupaciones de la gente. De acuerdo al Índice de Incertidumbre Económica que elabora la Universidad Católica Argentina, la suba de precios y el dólar han sido superados por el temor a la pobreza.

Claro que el 3,5% mensual en septiembre no es gratis. La política de ajuste para sofocar el proceso inflacionario tiene una consecuencia inevitable: la recesión. Lo saben todos y el Gobierno jamás lo ha ocultado. De allí que, de vez en vez, llame a sostener la marcha sobre el desierto. Del otro lado -si es que hay otro lado- estaría el reino de la felicidad.

La actividad productiva, mientras tanto, sufre. En la última semana los datos fueron elocuentes. La industria manufacturera registró su segunda mejora mensual consecutiva en agosto y alcanzó su nivel más alto de la era de Javier Milei, pero aún así acumula una contracción de 13,6% en el año.

Otro tanto le cabe a la Construcción que, según datos del Indec, cortó un encadenamiento de cuatro subas mensuales y se contrajo casi 3% en agosto. En lo que va del 2024 registra un rojo superior al 30%, con un fuerte impacto sobre el empleo al tratarse de una actividad mano de obra intensiva.
Por ahora los organismos de crédito multilateral saludan la marcha del Gobierno, el intento por darle prolijidad a las cuentas públicas y sostener el equilibrio fiscal, pero advierten con cautela sobre la sustentabilidad del programa. El primero en hacerlo fue el FMI; hace días tomó la posta el Banco Mundial.

El economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, William Maloney, consideró que "se han visto mejoras en los últimos trimestres" en la Argentina. Y agregó: "Tenemos fe de que, con el crecimiento proyectado el año que viene, va a haber una recuperación a los niveles anteriores de pobreza y, con suerte, podrán mejorar su economía". La entidad proyectó que este año las economías de Argentina y Haití serán las que más caerán en América Latina, un 4,2% y 3,5%, respectivamente. Así anda el otrora granero del mundo.

El mercado, ese ente al que nunca jamás nada le alcanza, también mira de reojo el andar del gobierno libertario. Pese al constante fluir de dólares producto del blanqueo de capitales los expertos aseguran que prevalece una fuerte incertidumbre en cuanto al nivel de las reservas del Banco Central, que crecen poco y nada. La palabra clave aquí es desconfianza, pese a que el equipo económico al mando de Toto Caputo hace todo y más por satisfacer las ambiciones del capital. Sólo resta levantar el cepo cambiario, pero para eso habrá que esperar.

DESREGULACION

Espectral, el índice de inflación todo lo ensombrece. Como hecho noticioso se impone en la agenda mediática, copa las pantallas, se atornilla al tope de los sitios web, manda en las portadas de los diarios, impregna el diálogo familiar. Cualquiera diría que el día en que se difunde el dato del Indec ninguna otra cosa ocurre en la Argentina.

Hay, sin embargo, otros temas que quedan marginados de la consideración general. Asuntos que también impactan en la vida cotidiana. Esta semana uno de ellos fue la decisión tomada por el Gobierno de avanzar en la desregulación del transporte de media y larga distancia. Una vez más la lógica del mercado asoma entre las páginas del Evangelio Libertario.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, que ha encontrado en la gestión Milei la posibilidad de reivindicarse tras su fracaso como titular del Banco Central en el gobierno de Mauricio Macri, anunció en detalle la medida que pondrá patas para arriba el sector del transporte en las rutas argentinas.

El rubro cambiará al compás de la oferta y la demanda. Las preguntas se suceden, abrumadoras, pero hay una que las resume todas: ¿podrá el mercado con su criterio de rentabilidad suministrar el servicio que los usuarios del país necesitan, aún en aquellos rincones menos frecuentados del mapa?

Uno de los puntos clave es que se derogará la clasificación entre servicios públicos, servicios de tráfico libre, servicios ejecutivos y servicios de transporte para el turismo.

A partir de la flexibilización a la hora de habilitar las operaciones, el Gobierno estima que se sumarán más jugadores al mercado y que de la competencia surgirá entonces un precio de equilibrio. De hecho, los transportistas y empresas podrán iniciar sus actividades automáticamente a partir de los 5 días hábiles administrativos de la fecha de su inscripción en el Registro Nacional de Transporte para pasajeros, el cual será público, online y no tendrá costos.

Al dejar de ser el transporte un servicio público, las empresas no se verían obligadas a otorgar pasajes gratuitos a las personas con discapacidad, como tampoco se devolvería el dinero en caso de cancelación del viaje. Además, se eliminarán las bandas tarifarias que fijaban un precio máximo y otro mínimo para el sector.

Desde el equipo económico surgieron voces que pusieron paños fríos sobre el debate. Aun falta garabatear la letra chica de la medida y, recalcan, muchos de los últimos puntos citados serían modificados en favor del usuario.

Otro tema relevante es el de la seguridad. Las autoridades afirman que los requisitos continuarán siendo los mismos, pero quienes se oponen a esta política advierten que será muy difícil auditar a las empresas ya que se derogará también la obligación de partir y arribar a estaciones terminales. Las empresas de colectivos podrán subir y bajar pasajeros en cualquier punto del trayecto.

La provincia de Buenos Aires, última trinchera de resistencia kirchnerista, ha decidido hacer de la avenida General Paz una nueva zanja de Alsina. De allí que su ministro de Transporte, Jorge D'Onofrio, anunciara que el distrito no adherirá al flamante régimen que impulsó la Casa Rosada.

El argumento del funcionario bonaerense es que, de aplicarse la desregulación, el 70% de las localidades quedarían sin conexión por no tratarse de rutas rentables. La ecuación es sencilla: las empresas hacen una diferencia en la temporada estival pero garantizan el servicio durante todo el año, cuando la demanda merma. Equilibrio es la palabra clave.

DIVIDIDOS

Afuera, en la calle, la sociedad está partida en dos. Una mitad apuntala al Gobierno, acompaña las medidas de política económica y, pese a sufrirlas en algunos casos, piensa que es el precio a pagar para salir adelante de una vez y para siempre. La otra mitad, en cambio, se siente caminar al borde del abismo. Hay un tenso equilibrio, salpicado por aislados e injustificables hechos de violencia.

De acuerdo al Monitor de Humor Social y Político de la consultora D’Alessio IROL y Berensztein, con respecto a las expectativas económicas para el año próximo, “un 49% de la población cree que la economía estará mejor dentro de un año y un 47% evalúa que la economía estará peor. Estas tendencias tienen como telón de fondo el elevado optimismo para el futuro entre los votantes de LLA (77% cree que estará mejor), que contrasta con el pesimismo de los votantes de UP (83% cree que estará peor)”.

El estudio revela que entre los optimistas por la situación actual los justificativos predominantes son el descenso de la inflación (94%), la reducción del gasto público (87%) y la estabilidad del dólar (75%). En contraparte, las mayores preocupaciones de quienes perciben que están peor que el año pasado son el aumento de las tarifas de los servicios públicos (85%), la falta de recuperación de los salarios (84%) y el continuado aumento de los precios (83%).

“El gobierno de Javier Milei llega a su décimo mes de mandato con una aprobación del 45% y una desaprobación del 54%. Desde julio, la aprobación a la gestión cayó 11 puntos entre los propios votantes de LLA”, recalca la encuesta. ¿Quién dijo que era fácil gobernar la Argentina?