El peligro existente detrás del mal uso de los antibióticos es tan alto como su importancia para el cuidado de la salud; siendo una problemática internacional que debe resolverse con urgencia. Desde 2015, se desarrolla la Semana Mundial de la Concientización sobre el uso de antibióticos, con el objetivo de difundir información de calidad sobre el uso de medicamentos y trabajar en políticas públicas de prevención y control.
Aníbal Feder, médico especialista en Clínica Médica y miembro de la Comisión de Jóvenes de la Fundación de Estudios para la Salud y la Seguridad Social (FESS) sostiene: "No hay datos concretos que avalen que haya aumento de infecciones por un consumo excesivo de los antibióticos. Lo que sí se sabe es que hay una resistencia creciente de las bacterias a los antibióticos, generando gran preocupación".
La resistencia es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo, pudiendo afectar a personas de cualquier edad y país; ya que es una capacidad de la bacteria de protegerse contra el antibiótico, explica Feder. "Esto sucede, entre otras cosas, por la automedicación de la población con antibióticos (el caso típico de gripe o resfrío, donde uno le hace caso a un amigo o farmacéutico) y también cuando los médicos no se apegan a los protocolos de tratamiento e indican antibióticos de manera inadecuada e innecesaria".
Esta problemática no sólo impacta en la salud sino también en los costos de tratamiento. Cuando las infecciones no responden a los antibióticos de primera línea que son los medicamentos más accesibles y que se producen en mayor volumen; es necesario recurrir a fármacos más caros y menos accesibles. "Además del encarecimiento de los antibióticos de segunda o tercera línea, las consecuencias de las infecciones cuando hay resistencia bacteriana son peores para los pacientes, provocando mayor tiempo de internación y complicaciones", destaca el especialista. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advierte en un informe que el uso inadecuado de los medicamentos tendrán un costo anual de de 3.500 millones de dólares.
USO RESPONSABLE
Finalmente, frente a este escenario donde claramente es necesario aumentar la concientización sobre el uso responsable de los fármacos en nuestra sociedad; aparece la duda de qué hacer a corto plazo para evitar el crecimiento de la resistencia bacteriana.
La respuesta de Feder es: "Si queremos evitar que la resistencia bacteriana sea un problema más grave aún, hay una serie de medidas que deben cumplirse para frenar la propagación de enfermedades: promover y cumplir el calendario de vacunación, respetar las normas de higiene y de aseo -lavado de manos-, cumplir las recomendaciones de protección en relaciones sexuales, y ser cuidadosos en la manipulación y consumo de alimentos sobre todo conservación y cocción. A su vez replantearse la dispensa de antibióticos sin la respectiva orden médica y la colaboración de la industria farmacéutica en el uso racional de los mismos".