Espectáculos

Ana Celentano y el amor tóxico

La actriz de ‘Felicitas’ y la serie ‘Okupas’ protagoniza en teatro ‘La teoría del desencanto, sobre las tensiones de una pareja en los años ‘80. No esconde su desagrado con la situación actual del país.

Rebelde, libre y comprometida con lo que pasa -“el gobierno actual parece que odia a los artistas”, dirá-. Así se ve a la actriz Ana Celentano -muy querida por el gran público desde su papel de Clara en la serie ‘Okupas’-. En conversación por Zoom con La Prensa se la nota preocupada por la realidad, pero a la vez contenta por su presente laboral: es una de las protagonistas de la exitosa obra ‘La teoría del desencanto'.

Comienza la charla, pero algo molesta. Un ruido. Muy atenta, con modo suave, le dice a su pareja, el actor y director Sergio Suárez -ubicado detrás de escena, fuera de la pantalla-, que tenga cuidado con el agua que hierve en la cocina, que por favor vaya a ver. En 'La teoría...' hay un peligro inminente y sucede algo similar: Celentano, en su rol de Renata, también pide tener cuidado, tomar recaudos, busca llevar calma. Su intervención resulta clave al menos para intentar que la tragedia inminente no se desencadene.

Lo del Zoom se resuelve enseguida, claro; para saber qué sucede en la obra, conviene ir a verla. Ahora va dos veces por semana: los lunes a las 21 y los sábados a las 20.30, en El Método Kairós.

UNA OBRA POPULAR

“Con el elenco somos amigos -señala la actriz-. Nos conocimos casi todos haciendo la Diplomatura de Dramaturgia Paco Urondo de la UBA. Ahí compartíamos materiales en proceso y uno de ellos fue, precisamente, ‘La teoría...’ Julieta (Otero, la autora), quien también nos dirige, nos mostraba el material. Nos encantaba y se iba engrosando con el tiempo. Por eso fue muy distinto el abordaje del texto. Cuando nos ofreció hacerla, todos ya sabíamos de qué iba y no nos preocupaba quién era nuestro personaje o entender el conflicto, ya lo veníamos trabajado”.

La obra es realista y puede considerarse una rareza en el mundo del teatro independiente. Parece más una pieza de calle Corrientes, que bien puede ser disfrutada por un público masivo. “Nosotros nos planteamos que es popular -señala-. Que tiene muchas capas y que, por supuesto, puede ser abordada por cualquiera”.

En efecto, el texto, centrado en los celos enfermizos e inseguridades de un marido, resulta muy llano pero profundiza en los roles de la mujer y el hombre, el poder en la pareja, la toxicidad en las relaciones y, al estar ambientada en los años ‘80, refleja muy bien ciertas conductas antes toleradas o “normalizadas” y ahora puestas en juicio. Llega clara, diáfana y bien contemporánea a la platea.

Para que eso se logre, el trabajo de Celentano resulta clave. Se luce muy amorosamente y con intensidad como una inmigrante italiana en el barrio de La Boca. Una trotamundos, rockera. “Me identifico con ella precisamente en que ambas somos muy libres, tomamos decisiones y asumimos los riesgos”, dice.

-¿Se podría hacer un spin off con Renata?

(Sonríe) -Por qué no. Amo interpretarla. La fuimos armando con el tiempo. Al principio, incluso, no iba a ser italiana sino española, pero después era más orgánico que fuera de Italia. Julieta siempre quiso que fuera extranjera y que tuviera esa mirada alejada. Me gusta mucho que también va al frente.

DESEO ARTISTICO

Hija de una familia trabajadora de La Plata donde siempre estuvo presente el deseo artístico, a ella y a sus hermanos los impulsaron a actuar o a dibujar desde muy pequeños. De hecho, la actriz también estudió Bellas Artes y siempre tiene un block y lápices a mano como una forma de expresión.

Y la saga parece continuar: su hija de doce años ya está estudiando teatro. “Me encanta que lo haga. Es un lugar para expresarse y siento que es lindo. Después dependerá de ella si sigue o no”.

Celentano logró construir una carrera sólida con una innumerable cantidad de personajes en teatro, cine y televisión. Ficciones como ‘Las viudas de los jueves’ o ‘El reino’, por nombrar algunas de las más conocidas, la tuvieron en roles importantes, aunque muchas veces secundarios.

-¿Conforme con la carrera?

-Sí, estoy contenta. Siento que puedo, en lo posible, eligir. Que me permite expresarme y profundizar.

Antes de despedirse -la actriz está apurada porque debe ir a ver una obra como espectadora-, manifiesta su desagrado por el realidad actual que repercute profundamente en el medio artístico: “Veo con muchísima preocupación que tenemos un Gobierno que desde su cúpula, que es el Presidente, parece que odia a los artistas, odia a los que hacemos cultura. Dicen que por culpa de los subsidios a la cultura hay chicos que se mueren de hambre; eso es completamente falso. No solo no remediaron el problema del hambre sino que lo están agudizando aún más con todas las cosas que ya sabemos: guardándose alimentos y no dándoselos a los comedores, por ejemplo”.

Enfática, pero siempre suave en sus modos, la actriz continúa con sus argumentos: “Tenemos más pobres que antes, más indigentes que antes, niños que comen una sola vez al día. Es una situación catastrófica y de la cual también dan una discusión falsa”.

Se termina la charla. La actriz recupera la sonrisa y vuelve a invitar a ver ‘La teoría del desencanto’, su lugar de ficción actual donde se la puede ver tan rebelde, libre y comprometida como en la vida.