Vuelta a las aguafuertes porteñas
De médicos y hospitales
Por Roberto Arlt.
Ediciones Simurg. 218 páginas
El tiempo pasa pero los principios del periodismo continúan siendo los mismos. Veracidad, fuentes confiables, presencia en el terreno, investigación, manejo de datos y buena narrativa, entre otros, son puntos insoslayables al momento de informar.
No importa cuánto polvo haya juntado el manual ni las transformaciones producidas por las nuevas tecnologías. Lo esencial no ha cambiado, convertido en un principio fundamental.
La idea se confirma con lecturas varias. Las Aguafuertes porteñas de Roberto Arlt, publicadas en el diario El Mundo durante la década de 1930, son un claro ejemplo de una manera de trabajar en la cual prevalece la observación y la mirada perspicaz, pero también la inmersión en el tema, el riesgo y el compromiso.
En el verano de 1933 el periodista y escritor dedicó su espacio diario a la investigación en torno a la situación de los hospitales porteños. Allí surgió una serie de textos que alarmaron a la sociedad de la época y que hoy aparecen compilados bajo el título De médicos y hospitales por Ediciones Simurg.
Arlt conoce todos los ardides del oficio. Es consciente de que su condición de periodista no le franqueará el paso en las instituciones de salud y entonces se hace pasar por inspector municipal, finge, engaña. Busca aliados en médicos, enfermeros y hasta en los pacientes que cuentan sin empacho sus penurias.
Cotejar esos textos produce cierto escozor. La Argentina de los años ‘30 tiene un sistema de salud “en ruinas”. Los enfermos carecen de agua y jabón, tampoco alcanzan las camas. La pluma mordaz del autor describe de manera cruda y despiadada.
Como todo buen escritor, conoce la técnica de alternar el dato duro con la anécdota, generando una dinámica de lectura que demanda atención pero también ofrece momentos distendidos, risueños, hasta cómicos si no fuera por la gravedad de la situación.
Con la misma seriedad con la cual destaca que del presupuesto de 12 millones de pesos en Salud, 8 millones son destinados al pago del personal, también cuenta que en el Hospital Muñiz un vendedor de salames recorre el pabellón de leprosos y luego sale para vender la misma mercadería en las calles. El foco infeccioso se propaga de manera inevitable.
Las aguafuertes obran su efecto. El diario La Prensa se hace eco de la denuncia y la reproduce en sus páginas. Los textos de Arlt, esas pastillas difíciles de tragar para el Gobierno, cargan contra la burocracia, el ausentismo laboral, la inversión escasa o mal direccionada y el desinterés de un Estado ausente, que vive de espaldas a los contribuyentes.