“Verdad, libertad, progreso y civilización, he ahí el fin único que perseguimos”
Con estas palabras apareció el primer número de La Prensa el 18 de octubre de 1869. Su historia es también el reflejo de un siglo y medio de historia de la Argentina y el mundo.
Hace 155 años, la Argentina -según el Primer Censo Nacional realizado entre el 15 y 17 de septiembre de 1869- contaba con una población de 1.877.490 habitantes, de los cuales 187.346 residían en la Ciudad de Buenos Aires. Un dato relevante fue que el 71% de la población era analfabeta. El país ya se empezaba a pensar como Nación.
En este contexto, pocos días después de finalizado el censo organizado por el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, un joven de tan sólo 27 años, José Clemente Paz, fundaba un 18 de octubre de 1869 el diario La Prensa, que se convertiría con el tiempo en uno de los más poderosos e influyentes órganos de la prensa argentina, del continente americano y del mundo.
UNA NOVEDAD
A finales del siglo XIX, La Prensa representó una novedad para la época en nuestro país. Buscó desde un primer momento no mezclarse con ambiciones ni personales, ni ideologías políticas. Desde el primer número, aparecido aquel lunes de octubre a las tres de la tarde, estableció que no contaba con respaldo económico alguno, ni subvenciones, ni subscripciones. Y publicó un aviso que pedía ‘Muchachos’ para repartir los periódicos. Paz sólo contó con un capital inicial de $ 35.000.
Comenzó a editarse en la imprenta "Buenos Aires" de la calle Moreno 73, entre Bolívar y Perú, propiedad del poeta y amigo de Paz, Estanislao del Campo. Años después, Paz adquirió esa imprenta vendiendo una propiedad que había recibido su esposa de herencia.
Inicialmente, el diario tuvo sólo una hoja de poco más de medio metro de alto por 37 centímetros de ancho, impresa en el anverso y reverso. Luego aumentaría el tamaño (70 por 50 centímetros) y el número de páginas a cuatro. En su primer editorial estableció: "La independencia, el respeto al hombre privado, el ataque razonado al hombre público y no a la personalidad individual formarán nuestro credo. Verdad y Libertad: he ahí nuestro punto de partida. Libertad, progreso, civilización, he ahí el fin único que perseguimos. No nos guía ningún móvil mercantil. Abrigamos la confianza de conservar la independencia suficiente, a más de la que nos es característica, para poder ser intérpretes genuinos de la opinión pública".
En otro parte, saluda “afectuosamente” a las demás publicaciones: “Les deseamos todo el bien y el acierto que para nosotros ambicionamos”.
DERECHO DE PISO
El impacto del nuevo diario en el ámbito periodístico se hizo sentir. Los medios no lo recibieron de la mejor manera y hasta lo tildaron de "periodiquín". “La Prensa” lamentó el silencio de la mayoría de los colegas, en especial “Nación Argentina” de Bartolomé Mitre. “La Tribuna” de los hermanos Varela, terció en la disputa: “No se aflija, colega, el sol alumbra para todos”.
A los dos meses de su aparición la circulación ya era de 700 ejemplares. Los amigos de Paz, de la facultad de Derecho, solían recorrer los bares porteños, a modo de publicidad, pidiendo por el nuevo diario.
A partir del 6 de julio de 1871 se transformó en matutino. Una de las innovaciones que introdujo en el periodismo de la época fue la sección ‘La noticia del día’ a la que otorgó un interés inusitado entonces, pues la prensa en esos tiempos se preocupaba especialmente del editorial polemista. También estableció el recuadro ‘Ultima hora’, y la autopromoción bajo el título "Gran triunfo de La Prensa" donde destacaba una primicia dada el día anterior.
Y la primera primicia llegó a los pocos días de salir a la calle: En el marco de la guerra Franco-Prusiana, cuando todos los diarios daban a Francia como el triunfador de la batalla de Mezt, La Prensa informó que fue el Reino de Prusia el que se quedó con la victoria.
¿Cómo hizo? Con su sagacidad, Paz fletó un vapor hacia Montevideo para esperar la llegada de primer buque portador de la prensa europea con las novedades. Así se ahorró los dos días que solía tardar en arribar dicho buque al puerto de Buenos Aires y el nuevo matutino se adelantó a todos.
Otra las novedades que instaló La Prensa fue el aviso publicitario chico, de profesiones, servicio doméstico, etc. Logrando así el liderazgo en el ramo y durante décadas sus primeras páginas -hasta cuatro y cinco diarias- eran ocupadas por dichos avisos. En la edición del viernes 8 de julio de 1870 anunciaba: “Los avisos para los pobres son gratis”. El precio del diario era de $ 1.
REVOLUCION CONTRA AVELLANEDA
En 1874 dejó de salir por un período de tiempo debido a la revolución contra Avellaneda. Paz se convirtió en uno de los protagonistas de aquellos violentos acontecimientos. “Había llegado el momento de tirar la pluma para empuñar la espada”, según sus propias palabras. Se imprimieron algunos números sueltos, en medio de la urgencia de las jornadas revolucionarias, que llevaron por titulo “La Prensa en campaña”.
La “discutible” participación de Paz en política no terminó ahí. En 1880 fue elegido diputado nacional, cargo que renunció dos años después para aceptar la representación diplomática en España. En 1885 ejerció la legación argentina en Francia. Fue en París donde su gestión diplomática adquirió mayor relieve. En 1893 renunció a la misión diplomática para dedicarse exclusivamente a La Prensa.
MAQUINARIAS Y SEDES
En 1873, la empresa trajo de Europa una máquina de reacción Alouzé, siendo una de las primeras de ese sistema introducidas en el país.
El 11 de diciembre de 1883 se imprimió el primer ejemplar con las nuevas máquinas rotativas de Marinoni, también la primera que vino al Río de la Plata, adoptando el formato de 8 páginas que solía llegar a 18. En 1886 adquirió una segunda rotativa. Cada máquina tiraba 10.000 ejemplares por hora. En 1887 ya salían a la calle más de 17.000 ejemplares.
El 1º de enero de 1889, La Prensa adquirió una rotativa Hoe, de origen estadounidense, con una mayor capacidad de producción y velocidad. Ya en 1903 tenía una tirada de 115.000 diarios, y en 1901 de 150.000. El 28 de mayo de 1899 quedó inaugurado, con una gran fiesta en beneficio del Patronato de la Infancia, el histórico edificio de La Prensa en la Avenida de Mayo, entre Perú y Bolívar. Un verdadero palacio -actual Casa de la Cultura- que cuenta con un suntuoso salón en el primer piso, conocido como Salón Dorado. En ese lugar, realizaba su actividad el Instituto Popular de Conferencias de La Prensa. Las grandes figuras de las letras y las artes, tanto argentinas como extranjeras, pasaron por el salón, donde también se ofrecían conciertos. En el palacio de Avenida de Mayo se instaló la dirección, la redacción, la administración y los talleres. También comenzaron a funcionar consultorios médicos gratuitos, escuela de música y también consultorios de carácter jurídico, agrícola, ganadero, químico e industrial. A principios del siglo XX ya contaba con su propio telégrafo y oficina de correos. También quedó habilitada una biblioteca pública con más de 75 mil volúmenes, inauguró su primera sucursal en Europa (en París), varias en el interior del país y en los diferentes barrios porteños. En la década del 20 comenzó a publicarse la sección rotograbado, primero en sepia y después en colores, algo inédito para la época.
Una de los elementos innovadores con que contó "El palacio" de Avenida de Mayo, como se lo llamó entonces, fue "La Farola" que se convirtió en un símbolo porteño; y su sirena que sonaba para anunciar acontecimientos importantes. La primera vez que los porteños escucharon su sonido estremecedor fue el 29 de julio de 1900 para anunciar la muerte de Humberto I, rey de Italia que cayó asesinado por un anarquista. Su estremecedor sonido también se hizo escuchar, entre otros momentos, cuando finalizó la Primera Guerra Mundial en 1918 y en 1945 tras el fin de la Segunda Guerra.
En 1934 se inauguró el inmenso edificio de Azopardo y Chile, para la composición, impresión, fotograbado, y donde funcionaban los talleres generales de mantenimiento y depósito de las bobinas de papel. Sede donde continúa funcionando la dirección, la redacción, el archivo, la biblioteca y los talleres de impresión del diario en la actualidad.
Hasta fines de 1970, La Prensa contó con un método de comunicación entre el Palacio de Avenida de Mayo y los talleres de Azopardo. Era un sistema de cañerías subterráneas que transportaban en un tubo de acero, con una técnica de aire comprimido, las notas redactadas por los periodistas a los talleres para el armado del diario.
A lo largo de la historia, vale recordar, se registraron ediciones extraordinarias que alcanzaron cifras récord como la del 9 de julio de 1934: 725.321 ejemplares salieron a la calle aquella jornada. También la del 17 de julio de 1969 cuando el hombre llegó a la luna.
Otro hito periodístico ocurrió en junio de 1939. La Prensa se convirtió en el único órgano periodístico del país, editado en castellano del país, que comenzó a publicar con carácter exclusivo las informaciones de la agencia, mundialmente reconocida, United Press Association. Una relación que había comenzado dos décadas atrás. Cuando La Prensa cumplió su centenerio en 1969, entre otras cartas de salutación se recibió en la redacción la del entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.
LIDERES POPULARES
En plena Revolución de 1890, durante el gobierno de Miguel Juárez Celman, y los reproches a la situación financiera, La Prensa publica la siguiente noticia: “El señor jefe de Policía nos comunica la resolución del Poder Ejecutivo exigiendo la remisión de las pruebas de cada número de ´La Prensa´ para someterlas a la censura previa. En las circunstancias actuales no podemos discutir esta medida, pero tampoco ofreceremos a la censura y en holocausto del estadio de sitio, la independencia del pensamiento popular, del que seríamos intérpretes. En consecuencia, ´La Prensa´ callará en política y dará noticias sin comentarios”.
Sin embargo, no tuvo La Prensa una relación óptima con los líderes populares. Criticó desde un primer momento a la administración de Hipólito Yrigoyen desde que asumió el 12 de octubre de 1916. Durante su segundo mandato, se sumó a las críticas que recibía el caudillo radical de “tirano, inepto y corrupto”.
Pero su momento más difícil transcurrió a partir del gobierno militar instaurado por la Revolución de 1943 y durante los dos primeros gobiernos peronistas. Dejó de salir -por decisión del entonces presidente Edelmiro J. Farrel- entre el 26 de abril y el 1º de mayo de 1944 por un comentario realizado sobre el "Ahorro en los hospitales municipales". El 26 de septiembre de 1945 fue detenido, en su domicilio, el entonces director Alberto Gainza Paz, a quien se trasladó a la cárcel de Villa Devoto sin que pudiera conocer los cargos que se le imputaban. Tras la asunción del general Juan D. Perón el 4 de junio de 1946, las sedes del diario, la de Avenida de Mayo y la de Azopardo, fueron constantemente atacadas por grupos peronistas durante las manifestaciones masivas, por lo cual se reforzaron con puertas blindadas los edificios y otras medidas de seguridad para evitar que entraran y lo incendiaran. Sus edificios se convirtieron en verdaderas fortalezas, lo que no evitó la sistemática rotura de vidrios. Finalmente, en 1951, fue confiscada y expropiada. En medio de ese conflicto, el 27 de febrero, en los talleres de la calle Azopardo se originó un tiroteo y una de las balas alcanzó al obrero de expedición Roberto Núñez que murió en el Hospital Argerich.
El 12 de abril, con la sanción de la ley 14.021, La Prensa pasó a ser propiedad de la Confederación General del Trabajo, con un directorio presidido por su entonces secretario general, José Espejo, e integrado en su mayoría por dirigentes obreros.
En la sede de Avenida de Mayo se desarmó “La Farola” y se puso en su lugar un cartel que decía: “Ahora es Argentina”.
Tras la ‘Revolución Libertadora’ de 1955 fue devuelta a sus dueños -específicamente el 3 de febrero de 1956, justamente en un aniversario de la Batalla de Caseros que terminó con la dictadura de Juan Manuel de Rosas en 1852- y durante muchos años se denominó al ex presidente como el ‘tirano prófugo’.
Varias décadas después, en plena dictadura militar (1976-1983), por otra parte, fue el único diario que publicó una lista con nombres de desaparecidos. Y en abril de 1982 dio la primicia mundial de la recuperación de las islas Malvinas que llevaría a la guerra con Gran Bretaña y que dejaría un saldo de 649 héroes.
LA DIRECCION
En cuanto a la dirección del diario, José C. Paz estuvo al frente de La Prensa desde la fundación hasta su muerte en 1898. Lo sucedió su hijo Ezequiel P. Paz en el período 1898-1943, luego se haría cargo su sobrino, Alberto Gainza Paz (1943-1977). Máximo Gainza (1977-1993) -el bisnieto de José C. Paz- fue el último miembro de la familia en ocupar la dirección del diario.
En 1992 se hicieron cargo del periódico Esteban Reynal y Carlos Agote. En 1993 Amalia Lacroze de Fortabat. Desde 1997 se encuentra al frente de La Prensa el empresario Florencio Aldrey Iglesias.