Siete días de política

Una receta económica simple y una voluntad política férrea

Con ajuste fiscal y freno a la emisión Milei paró la crisis y reactivó la economía. Lo consiguió con el apoyo de partidos afines obligados ahora a reconfigurarse para no desaparecer

Javier Milei termina su primer año de gobierno con las cuentas fiscales ajustadas y una reactivación que se adelantó a los cálculos más optimistas. Su segundo año lo dedicará al ajuste político, que puede resultar más complejo que el económico. Prueba de esto último es la creciente oposición de Mauricio Macri que colaboró con él en el Congreso, pero que ahora lo enfrenta para que el PRO no desaparezca en CABA, su último refugio.

En realidad, la consolidación de Milei representa un problema para todo el antiperonismo. La peor parte se la lleva Mauricio Macri, pero los radicales también entraron en estado de asamblea. La excepción es la Coalición Cívica por falta de escala: renueva sólo cuatro bancas en 2025 y sus votantes no son del todo compatibles con los del presidente. Elisa Carrió ya no mueve la aguja.

La pelea de fondo es entre Milei y Mauricio Macri que era al principio un minué en el que ninguno de los dos quería romper primero hasta que Jorge Macri separó las elecciones en la ciudad y 24 horas después dijo que “no creía que el único camino fuera el de la unidad”. Una nítida declaración de hostilidades. Todo comenzó cuando Macri se convenció de que no había lugar para él en un gobierno que lo ignora y se limita a capturarle dirigentes con idoneidad probada como Bullrich y Luis Caputo. 

La batalla es de poder, no ideológica, aunque tiene episodios confusos, por ejemplo, el del ex senador Edgardo Kueider. El líder del PRO venía fustigando al presidente con la corrupción por su negativa a aprobar el proyecto de ficha limpia. En ese marco Milei prefirió sacrificar a Kueider y redoblar la apuesta: pidió que lo echaran a patadas. Perdió dos votos, porque abrió las puertas del Senado a una kirchnerista, pero eligió dañar la gobernabilidad antes de darle un triunfo a Macri.

Acto seguido Milei escaló la confrontación con un ultimátum: “O vamos juntos en todos lados o separados”. Creía que Macri no estaba en condiciones de enfrentarlo. Si lo hiciese --le decían los asesores-- su cosecha de votos sería de no más de un dígito. Macri primero esquivó el desafío. Dijo estar “de acuerdo” con una alianza, pero cuidando la “transparencia” y las “instituciones” (¿?). Pero el contragolpe real provino de su primo Jorge. El viernes anunció el desdoblamiento de las elecciones en CABA y envío de un proyecto a la legislatura para suspender las PASO. 

Dijo que no hacer las PASO significaba un importante ahorro fiscal, pero en los hechos el desdoblamiento obliga a los porteños a ir dos veces a las urnas, esto es, duplica el gasto. Una incoherencia que los libertarios aprovecharon para darle un consejo venenoso: el de hacer la elección conjunta e invertir el ahorro en la construcción de cárceles para que no se escapen por decenas los presos de las comisarías. Sin ayuda de la Nación la gestión de Jorge Macri se deteriora cada vez más.

En suma, los Macri pretenden “alambrar” su bastión electoral, porque temen que los desplace La Libertad Avanza, algo a esta altura es muy probable. Milei llegó al poder con la misma propuesta de cambio que Mauricio Macri abandonó para finalizar penosamente su mandato. El electorado macrista, según todas las encuestas, apoya el cambio y considera al actual presidente su mejor carta para profundizarlo. Por eso crece el número de legisladores y dirigentes del PRO que quieren una fusión o directamente el pase a las filas libertarias. La cuenta regresiva presiona a Macri y el gobierno espera. El ex presidente tuvo su oportunidad y fracasó; es visto como el “pasado” aunque su primo Jorge se niegue a admitirlo.

Otro partido en problemas es el radical. El presidente recibió en la Rosada a trece diputados del bloque de la UCR, encabezado por su presidente. Entre ellos estaban los tres expulsados por el partido. Constituyó otra derrota de la conducción de Martín Lousteau y los hermanos Manes y una nueva evidencia de que el liderazgo de Milei está desplazando al de Macri en la constitución de un frente anti K.

El efecto político del plan económico llegó también al peronismo sector en el cual la fragmentación aumenta. La renuncia del diputado Mirabella al bloque de UxP no cambia de manera sustancial la relación de fuerzas en la Cámara, pero refleja la decadencia “K”. El legislador se fue en repudio del apoyo de la ex presidenta en su provincia, Santa Fe, a un perdedor nato como Agustín Rossi. Otro tanto hace CFK en Mendoza con Anabel Fernández Sagasti que no para de perder elecciones debilitando al resto del partido. 

El único distrito que le importa a la ex presidente es Buenos Aires (más exactamente el conurbano) y por ese camino puede convertir al peronismo en un partido provincial. Conclusión: la única alternativa disponible para quienes no pertenecen a la Cámpora es la ruptura.