TEATRO: De Mariana Moschetto, la provocadora "La Nave de Lxs Locxs"

Una obra que inquiere e interpela

 

"La Nave de Lxs Locxs" Dramaturgia y dirección: Mariana Moschetto. Actores: Julieta Rocío Barletta, Facu Cohen, Malena Jawerbaum, Juan Ignacio Piasentini, Jimena Romero, Joaquín Saldeña, Gustavo Silva Arévalo, Liliam Zarreth. En el Club de Trapecistas Estrellas del Centenario (Ferrari 252).


A diferencia de otras artes, el teatro debe ser uno de los espacios más permeables para la creación libre. No requiere de muchos recursos como la plástica, ni exige cuestiones técnicas como el cine, pero a su vez la pureza y su aquí y ahora obliga a los creadores a rendir al máximo para sobresalir. Que de un escenario vacío se genere una historia que el espectador disfrute o padezca a escasos metros, es pura exclusividad del talento del director. Y eso es lo que agiganta en este caso la figura de Mariana Moschetto, autora, directora y actriz de "La Nave de Lxs Locxs", quien hace de un lugar gigante como el Club de Trapecistas, con siete actores despojados de toda máscara y personaje, un viaje a través del sentir humano.
Es teatro participativo, fragmentado, difuso, ilegible y alienado, pero con una intención clara: llevar al espectador por todos los estados mentales. Y lo logra, con creces. Lo demuestra, segundo a segundo, el público en sus rostros.
El eje principal de la puesta son los fundamentos que expone Michel Foucault sobre la locura y el método del Panóptico. Y sobre ello, en un escenario que ocupa todo el espacio y con sillas puestas sin orden, sus actores interpretan sus roles. Puede ser esquivando al público que se ubica donde quiera, o bien tomándolos de la mano y haciéndolos "parte de". Siempre con respeto, con cuidado y, aunque con efusividad, con la dulzura de quien le hace una caricia a su amante. Y así, los que quieren ser parte de esta nave no sólo lo hacen con su cuerpo sino hasta participando de los diálogos.
Claro que la certeza de Moschetto en su dramaturgia es interpelarlos con preguntas cerradas, que se responden de forma voluntaria con autoridad e ilusión, como quien quiere quedar bien con solo un concepto. Y así va transcurriendo la obra.

PENSAR Y SENTIR
Más allá de la espontaneidad que pueda generarse en la libertad de un espacio de veinte por treinta metros, en el que los actores serpentean por la humanidad de ochenta espectadores repartidos de forma instintiva, hay una historia troncal que toca los tópicos que motivan al ser humano a pensar y a sentir. El miedo, el deseo, el perdón, la pasión, el control, la exhibición y demás estadios son los que les dan argumentos a sus intérpretes para la interacción entre ellos y con el público. Y actúan bien. Llevan los diálogos con vehemencia y credibilidad. Pareciera todo librado al azar y que cualquier respuesta los puede sorprender pero la realidad es que nada los saca de su centro. Hay ensayo, hay técnica, hay destreza física y hay un libro que dispara en el espectador recuerdos propios y que hace que la obra sea una evocación constante de diversos momentos y sensaciones vividas.

AUDAZ LOCURA
"La Nave de Lxs Locxs" es una de sus protagonistas pidiéndole a todos los presentes que formen una fila en base a un sentimiento específico y que el público obedezca parándose donde más se sienta identificado; como también la comodidad de los espectadores de ubicarse donde quieran, incluso en las sillas que a priori eran para la puesta. Un código teatral que su creadora y directora maneja a la perfección y que, fiel al argumento de la obra, es el ojo que todo lo ve, todo lo anticipa y todo lo controla al unísono.
Innovadora, provocadora y conciliadora, Moschetto se posiciona como una de las nuevas perlas del teatro independiente. Su audaz locura lo confirma.

Calificación: Muy buena