La precuela de ‘El rey león’, con Mufasa en el centro del relato

Una historia íntima y bélica


‘Mufasa. El rey león’. (‘Mufasa. The Lion King’, Estados Unidos, 2024). Dirección: Barry Jenkins. Guion: Jeff Nathanson. Actores: Aaron Pierre, Kelvin Harrison Jr., Seth Rogen, Billy Eichner, Tiffany Boone. Duración: 120 minutos. Clasificación: apta para todo público.


‘El rey león’ (1994), dirigida por Rob Minkoff y Roger Allers, con música de Elton John y Hans Zimmer, marcó la infancia de varias generaciones desde su estreno. Lo mismo pasó con su transposición al teatro musical en 1997 (que aún sigue en cartel en Broadway), la cual a la vez fue producida y llevada a escena en varios países del mundo. Sus melodías, los personajes, el contenido trágico y a la vez emotivo, dejaron huella en la historia del cine animado.

En 1998 se estrenó ‘Rey León II. El reino de Simba’, que se centraba en Kiara, la hija de Simba y Nala. La película no tuvo ni de cerca el éxito de su predecesora. Lo mismo pasó en 2019 cuando llegó a las salas la versión del clásico filme en CGI (imágenes creadas digitalmente), dirigida por Jon Favreau. La misma historia, diferente tecnología, como viene sucediendo con muchas películas originalmente animadas (‘Aladdín’, ‘La sirenita’).

A treinta años de la original, se estrena hoy la precuela (¿habrá más?) de la historia original, centrada en el personaje que da título al filme, Mufasa (con la voz de Aaron Pierre), el padre de Simba, quien se alza como rey de Milele.

La historia sitúa el presente con el viejo mandril Rafiki (John Kani, Kagiso Lediga) como narrador, y como atentos oyentes ubica a la cachorra Kiara (Blue Ivy Carter) y los divertidos Timón (Billy Eichner ) y Pumba (Seth Rogen). Para viajar en el tiempo y contar la historia de Mufasa se utiliza el recurso del flashback.

La película combina técnicas de acción real con imágenes generadas digitalmente.

Rafiki, con detalle, nos lleva tiempo atrás, cuando Mufasa es un cachorro que, luego de ser arrastrado por el agua a tierras desconocidas, conoce a Taka (Kelvin Harrison Jr.) y su familia, que lo incorporan a su manada hasta que se convierte, tiempo después, en rey. ¿Y Simba? Anda por ahí, aunque esta historia no está enfocada en él.

ACCION Y ENGAÑOS

Barry Jenkins (‘Luz de luna’, ‘Si la colonia hablara’) como director, junto a Jeff Nathanson (guionista), propone una historia cargada de aventuras, acción, engaños, traición y momentos emotivos. ‘Mufasa’ es, a la vez, íntima y bélica, pues a la carga interior de cada uno de los personajes, que justifica por qué se sienten como se sienten o actúan de determinada manera, se le suma lo que deben hacer para sobrevivir.

En términos de ‘entretenimiento’, a la película no le falta nada. Mufasa queda huérfano y el destino no tarda en poner a prueba su valentía al enfrentarse con una banda de leones blancos liderada por Kiros (Mads Mikkelsen), que desean conquistar todos los territorios motivados por la venganza.

Acompañado por su hermano Taka, emprende un viaje en el cual conocerán a otros personajes con los que se relacionarán y entre los cuales surgen distintos vínculos (Sarabi, Zazu, Rafiki -joven-). El objetivo de todos ellos es doble: no ser vencidos por el enemigo y llegar a Milele, el lugar ideal para asentarse y empezar una nueva vida.

En este viaje hacia el reinado es donde Mufasa se convierte en líder natural del grupo, demuestra las habilidades que lo hacen único, pero, además, resulta ser comprensivo, valiente y buen compañero. Acá es interesante pensar si estas características son innatas del personaje o si tienen que ver con que fue criado por las hembras (pues cuando es adoptado lo es con la condición de que viva con ellas, no con los machos).

Los celos, la envidia y la traición no tardan en aparecer durante el viaje (temáticas muy presentes también en la película original) pero, a la vez, nacen amistades, esperanzas e incluso el amor.

BUEN BALANCE

La banda sonora original (Dave Metzger) y las canciones de Lin-Manuel Miranda son un acierto. No sólo por las letras de las canciones sino también por los momentos en los cuales tienen lugar.

La narración, que alterna el flashback con el presente, fluye y lleva al espectador a diferentes estadios, pues los personajes de Rafiki, Pumba y Timón aportan la cuota de humor que compensa el clima que construyen los pasajes de tinte dramático. Para la película se combinaron técnicas cinematográficas de acción real (live action) con imágenes fotorrealistas generadas digitalmente (CGI).

Los efectos especiales, como el universo Disney nos tiene acostumbrados, están a la altura de esta precuela visualmente bella y cuyo guion sumergirá desde un comienzo a grandes y chicos en una aventura emocionante de dos horas de duración, que no hace otra cosa más que entretener y emocionar.

Calificación: Muy buena