Notables actores en "La desaparición"

Una angustia que carcome

"La desaparición" ("Pororoca", Rumania-Francia, 2017). Dirección y guión: Constantin Popescu. Fotografía: Liviu Marghidan. Actores: Bogdan Dumitrache, Iulia Lum‰nare, Constantin Dogioiu y otros. Duración: 152 minutos. Calificación: apta para mayores de 16 años con reservas.

Una familia tipo, de clase media, la de Tudor y Cristina. Son lindos, jóvenes, se llevan bien, tienen dos pequeños hijos y un departamento agradable. Un día cualquiera, como ya lo ha hecho otras veces, Tudor lleva a los chicos a la plaza. Sol, mucha gente, juegos, el vendedor de globos y él con su celular, mientras los chicos se acercan una y otra vez para tomar bebidas del morral que la madre les preparó. Alguna discusión de fondo de visitantes de la plaza y la niña que desaparece. Así. Sin explicaciones.

Gira el eje de la historia y, como una mancha voraz, la angustia va carcomiendo el corazón de la familia. A la búsqueda se sucede la impotencia de la ausencia de pistas y ese estigma de la culpa que en algún momento le tira a Tudor la madre de Cristina. El silencio de su mujer, largo, como reflexivo, preanuncia el estallido que la obliga a huir por un tiempo, lejos, con su otro hijo.

CINE PROFUNDO
En el panorama cinematográfico internacional, el cine rumano llama la atención una y otra vez por la perfecta simbiosis entre forma y contenido de sus relatos. Cine en profundidad, con planteamientos éticos y disgresiones morales, sorprende la singularidad de directores como Cristi Puiu ("La noche del señor Lazarescu"), Cristian Mungiu ("4 meses. 3 semanas. 2 días"), Calin Peter Netzer ("La mirada del hijo", con la increíble Luminita Gheorghiu).
Ahora se incorpora Constantin Popescu, capaz de radiografiar la destrucción de un hombre común con la precisión de un entomólogo.
La escena que poco después de iniciada la película da un giro al relato es la del parque. Con un plano secuencia (toma sin cortes) de 18 minutos, Popescu presenta al espectador un mapa claro y preciso del instante clave de la historia. Ese fragmento que aglutinó a 150 personas en una plaza durante una semana para rodar 1.080 segundos es la respuesta a la sensación de culpa de un personaje que a semejanzas del más castigado de las tragedias griegas, sufre la condena individual y colectiva por lo que nunca tuvo intención de provocar.
Si la tensión de la búsqueda de algún posible culpable lo obliga a diálogos dolorosos con la policía de turno, la presencia avasallante de la angustia es un abismo al que una y otra vez se acerca en una suerte de calvario imposible de soportar.
A partir de la escena de la plaza, la vorágine en que entra el protagonista recuerda el descenso hacia la locura de la Carol de "Repulsión", la película de Polanski. Es aquel animal muerto que irremisiblemente comienza a descomponerse. La notable actuación de Bogdan Dumitrache, en un crescendo imposible de detener, empareja los tantos con una Iulia Lum‰nare (la madre) contenida hasta el desborde final.
El director Constantin Popescu, a través de un guión austero, es capaz de demostrar cómo la desaparición de un individuo gangrena a sus seres queridos con una herida que ni el tiempo será capaz de mitigar. La contundencia de la ausencia sin explicación, la disolución en la nada, no parecen ser circunstancias que la mente humana pueda asimilar. Quién sabe si la fe, sentimiento que en ningún momento asoma en este bergmaniano planteamiento, sea el único respiro de una mente dañada.

Calificación: Muy buena