Crítica: "El gran río", un documental sobre la inmigración y los refugiados
Un puente africano-argentino
El relato pone al desnudo su verdadera intención de trazar un puente cultural, que une y permite intercambiar las vivencias de un joven africano en la Argentina y de sus parientes en Africa.
Ficha técnica:
"El gran río". Argentina, 2012.Documental. Dirección y guión: Rubén Plataneo. Fotografía: Martín Frías. Música y actuación: David Dodas Bangoura, conocido como Black Doh. Presenta: Rubén Plataneo. Duración: 92 minutos. Calificación: Para todo público.
Rubén Plataneo, el director de este filme es de Santa Fe y vive en Rosario. En esa ciudad, en la que nació la Trova Rosarina, de la que en algún momento formaron parte Fito Páez, Juan Carlos Baglietto y Silvina Garré, entre otros, decidió contar la vida de un joven rapero de Guinea, Africa, que llegó al puerto de Rosario, viajando clandestinamente en un barco.
El muchacho, de raza negra, nacido en 1988, pertenece a la nueva inmigración que desde hace unos años llega a la Argentina y a cuyos miembros ses ve habitualmente en las calles vendiendo baratijas.
El joven se llama David Dodas Bangoura, pero él prefiere que se lo conozca por el nombre artístico de Black Doh y tiene una historia de vida especial. Porque desde que partió de su Africa natal, en busca de otros paisajes, a pesar de la oposición de su madre, llegó a varios puertos siempre viajando como polizón en distintos barcos y una de esas travesías lo depositó en Rosario, tras pasar un hambre, que a uno de sus compañeros le costó la vida.
INTERCAMBIAR VIDA
La película es de formato documental, su director tiene experiencia en este género y su intención con "El gran río", es seguir los pasos de Black Doh, y de otros jóvenes africanos que tras huir de su continente, les ha costado mucho abrirse paso en otros países. A David o Black Doh el gobierno argentino le otorgó en 2006 un documento por su condición de refugiado y el muchacho que ya aprendió nuestra lengua, grabó un disco en su idioma -el soussou, que hablan los agricultores y pescadores de Nueva Guinea- y en castellano, en el que agradece a su madre y a su tierra, les dice que los extraña y hace referencia a las vivencias de otros jóvenes cómo él que salieron de Africa en busca de otros mundos.
La película sigue los pasos del joven por Rosario y también por Buenos Aires, en esa mirada la historia de Plataneo no aporta demasiado, sólo muestra su fascinación por el personaje. Pero cuando el director decide viajar a la ciudad en la que vive la madre de David, llamada Fatoumata, el relato se vuelve mucho más interesante.
Porque pone al desnudo su verdadera intención de trazar un puente cultural, que une y permite intercambiar las vivencias de un joven africano en la Argentina y de sus parientes en Africa, los que a través del disco grabado y de lo que dicen sus letras, toman conciencia de que ese hijo que partió no se olvida de sus raíces.
El filme, de manera sencilla, sin perder en ningún momento la constante confrontación de una cultura y otra -incluso se explica las razones de por qué el hip hop identifica a los jóvenes africanos y por qué el rap les sirve para expresar los conflictos que padecen-, el director logra hacer visible esa nueva inmigración -que obviamente no es sólo africana- que se nota en las calles de nuestro país.
Calificación: Buena