TEATRO: 'Pampa escarlata'

Un drama que no resigna su gracia, ni el misterio

'Pampa escarlata'. Dramaturgia y dirección: Julián Cnochaert. Vestuario: Paola Delgado. Escenografía: Cecilia Zuvialde. Sonido: Cecilia Castro. Iluminación: Ricardo Sica. Asistente de dirección: Jennifer Sztamfater. Producción: Catalina Villegas. Actores: Lucía Adúriz, Pablo Bronstein, Carolina Llargues. En el teatro Area 623.

Tal vez lo primero que llama la atención al ver `Pampa escarlata' es el registro de actuación. Reforzados por el vestuario de época, se ve a dos intérpretes utilizando formas de hablar bien particulares, que hacen alusión a una clase alta antigua, encarnada en una chica con pretensiones de artista y un maestro particular a quien no le gustan nada sus pinturas. El tonito de Lucía Adúriz y de Pablo Bronstein está corrido, bien preciso y por supuesto muy alejado de Buenos Aires. Surgen enseguida preguntas, ¿podrán sostenerlo? ¿valdrá la pena? La respuesta a esos interrogantes es un rotundo sí.­

Ambos intérpretes se lucen en un juego de parlamentos difícil de mantener. Y en el caso de Adúriz -casi todo el tiempo está en escena- representa un tour de force. Se pone al hombro el texto, la pieza y la verosimilitud de todo lo planteado. Y sale completamente airosa.­

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CAMBIO DE REGISTRO­

Lo curioso de esta obra -ganadora de la convocatoria Operas Primas de 2019 del Centro Cultural Rojas- es que no parece escrita y dirigida por un joven de veintipico -y tampoco una ópera prima-. Julián Cnochaert, el alma detrás de todo, se muestra como un maduro artífice de la palabra y un hábil director que sabe bien lo que quiere y ahí va. Se nota su formación, pero nos la muestra con agrado, sin cancherear como suelen hacer algunos directores del off. No, acá se ve una propuesta compleja que pasa primero como comedia pero muy pronto deviene en intenso drama, sin perder la gracia ni el misterio.­

Inspirada en las novelas inglesas del siglo XIX, como las de las hermosas Bronté, Jane Austen y Mary Shelley, el material mete a la pampa argentina en Inglaterra. Y lo que sale es un magma de sensaciones intensas donde el juego del equipo se ve en todo su desarrollo. Hay sangre, claro. Hay dolor, pero también hay charme inglés.­

Magnífica resulta, asimismo, la iluminación de Ricardo Sica, quien contornea, resignifica y profundiza lo que se dice y ve. ­

El arte, las ansias de gloria, la ambición sin límite, los maestros detentores de un supuesto saber, el colonialismo cultural, y tantos otros elementos surcan el escenario de Area 623 (Pasco y México). El lugar es donde antes estaba Apacheta y felizmente continúa como un nuevo espacio, con la iluminadora Eli Sirlin a la cabeza.­

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Calificación: Muy buena­