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Un abuelo que fue adoptado por 300 noches
A través de audios en WhatsApp un octogenario generó un legado de amor que trasciende generaciones. Jorge Bustamante, un abogado de 80 años, se convirtió en un inesperado fenómeno literario al transformar el amor por su nieto en un torrente de historias que surgieron del confinamiento durante la pandemia. Con la posterior difusión en formato podcast y la impresión de los cuentos, el abuelo sigue ayudando a cientos de niños.
En los albores de la pandemia, cuando el mundo se sumía en la incertidumbre y el aislamiento se convertía en la norma, Jorge Bustamante, un reconocido abogado con una larga trayectoria profesional, se enfrentaba a un desafío personal: cómo mantener viva la conexión con su nieto Ramón, de tan solo siete años, en tiempos de distanciamiento social. La respuesta, surgida del corazón y alimentada por una imaginación sin límites, se materializó en un ritual nocturno: cada noche, Jorge enviaba al niño un audio de WhatsApp con un cuento inventado especialmente para él.
“Recuerdo ese mensaje que me dejó en qué me pedía cuentos para dormir. Primero se los enviaba a él solo, pero lentamente se fueron sumando más. Entonces, se fue generando una lista de distribución de padres, abuelos y amigos que querían también ser incorporados a los cuentos”, recordó a La Prensa Bustamante que, a pesar de su exitosa carrera como abogado (en la que se graduó con honores), siempre mantuvo una fuerte conexión con el mundo literario. “Mi madre era profesora de Letras y mi padre fue decano de Derecho", explicó, "así que mi mundo siempre ha estado dividido entre el papel y la palabra".
Así, lo que comenzó como un gesto de amor entre abuelo y nieto, una manera de acortar la distancia impuesta por la pandemia, pronto se convirtió en un torrente creativo que desbordó las fronteras del ámbito familiar. Noche tras noche, Jorge daba vida a un universo de personajes entrañables, historias fantásticas y reales con finales con moralejas llenas de ternura.
La colección ofrece una fascinante mezcla de historias originales, como "Cuento del perro vampiro" o "La niña de los ojos de cristal", con clásicos reinventados como "Pinocho", "Aladino y la lámpara maravillosa", "King Kong" y "El Pato Lucas". Además, en estos 300 relatos, se incluyen episodios que narran eventos históricos adaptados para niños como "Las batallas de Napoleón", "Las batallas de San Martín" y "Las tres carabelas de Colón".
Con un lenguaje sencillo y directo, pero a la vez rico en imágenes y metáforas, Jorge aborda temas universales como la amistad, la solidaridad, el valor, la perseverancia y el respeto por la naturaleza, transmitiendo valores esenciales a través de la magia del relato. Sus cuentos, lejos de ser meras fábulas infantiles, se convierten en herramientas de aprendizaje, en vehículos para la transmisión de conocimientos y en un espacio para la reflexión sobre el mundo que nos rodea.
“Mis cuentos tienen moralejas y un formato clásico similar al de La Fontaine. Algunos son adaptaciones de clásicos, como Pinocho, al que le di un giro propio. Por ejemplo, los niños lo usan como balsa porque flota, pero al no tener sensibilidad, se quema con un asadito en la playa. Son detalles que agrego a las historias para hacerlas más divertidas”, explicó el jurista.
En tanto, consciente de la importancia de transmitir valores inclusivos, el abuelo Jorge decidió adaptar sus relatos. “Como mi hija es feminista, quise que los cuentos fueran respetuosos con esa visión. Recuerdo que en "La Cenicienta", en vez de decir que se enamoraron porque eran lindos, resalté que tenían mucho en común y les gustaba conversar. No usé un lenguaje académico, claro, pero la idea era que los niños entendieran que el amor va más allá de lo físico”, recordó Bustamante. Los relatos de WhatsApp concluyeron en los 300 que fue cuando se levantó el aislamiento. “En un principio pensé hacer 60 más para que durará un año, pero cuando pude salir de mis casa comencé a tener más actividades y no continué”, dijo el abuelo que tuvo su ansiado reencuentro presencial con sus nietos.
Tejiendo un tapiz narrativo que cautivó no solo a Ramón, sino también a amigos y familiares que, conmovidos por la iniciativa, comenzaron a compartir los audios lo que generó un nuevos desafío para el abuelo Jorge. “Al principio, narraba las historias con mi acento argentino para mi nieto. Sin embargo, a partir de la distribución entre familiares y amigos, el público creció e incluyó niños de otros países, como Colombia. Tuve que adaptar mi lenguaje, evitando los argentinismos y buscando equivalencias para términos como "confitería" o "masita". Fue un reto mantener un lenguaje neutro”, recordó riéndose el escritor.
La experiencia de contar cuentos se diversificó de tal manera que, aquello que vio la luz como un audio de WhatsApp se trasladó a Spotify. Allí se sumaron cientos de seguidores de países hispanohablantes que buscaban sus narraciones para transmitirlas a un amplio público juvenil.
Pero la magia de los cuentos de Jorge reside no solo en su capacidad para conectar, sino también en su poder para despertar la imaginación y cultivar la sensibilidad. “Los abuelos suelen estar más atentos a sus nietos que los propios padres. Para conectar con ellos, es fundamental estimular su imaginación y captar su interés, en lugar de recurrir a distracciones como las pantallas. Los niños absorben todo como "papel secante", por lo que la interacción genuina es crucial”, enfatizó el abuelo de Ramón.
RESPUESTA DEL PUBLICO
Casi sin proponérselo, Jorge se convirtió en "el abuelo de todos", un narrador incansable que, con su voz cálida y su pluma mágica, transportaba a niños y adultos a mundos donde la imaginación no tenía límites. Fue Carolina, su hija, quien un día le mostró el impacto que sus cuentos estaban teniendo en redes sociales. Varias cuentas de influencers habían publicado videos de sus hijos escuchando los relatos del "abuelo Jorge" con total atención.
Posteriormente, con la apertura de una cuenta en Instagram en 2023 llamada “300 cuentos” comenzaron a llegar mensajes de esos niños y sus padres agradeciendo esos mágicos relatos. “El abuelo Jorge es parte de nuestra familia ya. Todos los días escuchamos algún cuento. Una felicidad inmensa fue recibir el mensaje para León”, decía la madre de un niño.
En otro video subido se ve cómo un hermano mayor les lee a los demás el cuento del General José de San Martín y luego dialogan entre ellos reflexionado sobre sus buenas ideas y triunfos con estrategias que nadie había imaginado.
Cada mensaje es un testimonio del poder transformador de la narrativa, de su capacidad para conectar, sanar y construir puentes en medio de la adversidad. En un mundo hiperconectado, donde la tecnología a menudo nos aísla en burbujas individuales, Jorge supo utilizar las herramientas digitales para tender un lazo afectivo con su nieto, creando un espacio de intimidad y complicidad a través de la palabra.
EL ABUELO ESCRITOR
El proyecto, que originalmente buscaba fomentar el contacto familiar, tomó una dimensión mucho mayor. Jorge, motivado por el entusiasmo de Ramón y el alcance que los cuentos estaban teniendo, decidió que esas historias merecían ser preservadas en un formato más duradero como es un libro.
Así, contrató a dos personas para desgrabar los 300 cuentos que, después de una rigurosa edición, completaron 1.500 páginas. Luego, a través de la recomendación de un amigo, ¡llegó a PAM!, una editorial independiente que publica bajo el sello Metrópolis. Juntos, dieron forma a "300 Cuentos de Buenas Noches", una colección de tres tomos ilustrados por el talentoso artista Esteban Serrano. Cada libro, de entre 500 y 600 páginas, reúne 100 relatos que transportan a los lectores a mundos mágicos y les dejan valiosas lecciones de vida.
El objetivo de Jorge no era comercial. Por eso, decidió donar todas las ganancias de la venta a la cooperadora del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Con más de 300 obras que lo confirman, este autor, feliz en su rol de abuelo-escritor, deja un legado invaluable y la certeza de que el mundo de la fantasía, como él mismo lo afirma, se construye con trabajo y dedicación.
“Recuerdo ese mensaje que me dejó en qué me pedía cuentos para dormir. Primero se los enviaba a él solo, pero lentamente se fueron sumando más. Entonces, se fue generando una lista de distribución de padres, abuelos y amigos que querían también ser incorporados a los cuentos”, recordó a La Prensa Bustamante que, a pesar de su exitosa carrera como abogado (en la que se graduó con honores), siempre mantuvo una fuerte conexión con el mundo literario. “Mi madre era profesora de Letras y mi padre fue decano de Derecho", explicó, "así que mi mundo siempre ha estado dividido entre el papel y la palabra".
Así, lo que comenzó como un gesto de amor entre abuelo y nieto, una manera de acortar la distancia impuesta por la pandemia, pronto se convirtió en un torrente creativo que desbordó las fronteras del ámbito familiar. Noche tras noche, Jorge daba vida a un universo de personajes entrañables, historias fantásticas y reales con finales con moralejas llenas de ternura.
La colección ofrece una fascinante mezcla de historias originales, como "Cuento del perro vampiro" o "La niña de los ojos de cristal", con clásicos reinventados como "Pinocho", "Aladino y la lámpara maravillosa", "King Kong" y "El Pato Lucas". Además, en estos 300 relatos, se incluyen episodios que narran eventos históricos adaptados para niños como "Las batallas de Napoleón", "Las batallas de San Martín" y "Las tres carabelas de Colón".
Con un lenguaje sencillo y directo, pero a la vez rico en imágenes y metáforas, Jorge aborda temas universales como la amistad, la solidaridad, el valor, la perseverancia y el respeto por la naturaleza, transmitiendo valores esenciales a través de la magia del relato. Sus cuentos, lejos de ser meras fábulas infantiles, se convierten en herramientas de aprendizaje, en vehículos para la transmisión de conocimientos y en un espacio para la reflexión sobre el mundo que nos rodea.
“Mis cuentos tienen moralejas y un formato clásico similar al de La Fontaine. Algunos son adaptaciones de clásicos, como Pinocho, al que le di un giro propio. Por ejemplo, los niños lo usan como balsa porque flota, pero al no tener sensibilidad, se quema con un asadito en la playa. Son detalles que agrego a las historias para hacerlas más divertidas”, explicó el jurista.
En tanto, consciente de la importancia de transmitir valores inclusivos, el abuelo Jorge decidió adaptar sus relatos. “Como mi hija es feminista, quise que los cuentos fueran respetuosos con esa visión. Recuerdo que en "La Cenicienta", en vez de decir que se enamoraron porque eran lindos, resalté que tenían mucho en común y les gustaba conversar. No usé un lenguaje académico, claro, pero la idea era que los niños entendieran que el amor va más allá de lo físico”, recordó Bustamante. Los relatos de WhatsApp concluyeron en los 300 que fue cuando se levantó el aislamiento. “En un principio pensé hacer 60 más para que durará un año, pero cuando pude salir de mis casa comencé a tener más actividades y no continué”, dijo el abuelo que tuvo su ansiado reencuentro presencial con sus nietos.
Tejiendo un tapiz narrativo que cautivó no solo a Ramón, sino también a amigos y familiares que, conmovidos por la iniciativa, comenzaron a compartir los audios lo que generó un nuevos desafío para el abuelo Jorge. “Al principio, narraba las historias con mi acento argentino para mi nieto. Sin embargo, a partir de la distribución entre familiares y amigos, el público creció e incluyó niños de otros países, como Colombia. Tuve que adaptar mi lenguaje, evitando los argentinismos y buscando equivalencias para términos como "confitería" o "masita". Fue un reto mantener un lenguaje neutro”, recordó riéndose el escritor.
La experiencia de contar cuentos se diversificó de tal manera que, aquello que vio la luz como un audio de WhatsApp se trasladó a Spotify. Allí se sumaron cientos de seguidores de países hispanohablantes que buscaban sus narraciones para transmitirlas a un amplio público juvenil.
Pero la magia de los cuentos de Jorge reside no solo en su capacidad para conectar, sino también en su poder para despertar la imaginación y cultivar la sensibilidad. “Los abuelos suelen estar más atentos a sus nietos que los propios padres. Para conectar con ellos, es fundamental estimular su imaginación y captar su interés, en lugar de recurrir a distracciones como las pantallas. Los niños absorben todo como "papel secante", por lo que la interacción genuina es crucial”, enfatizó el abuelo de Ramón.
RESPUESTA DEL PUBLICO
Casi sin proponérselo, Jorge se convirtió en "el abuelo de todos", un narrador incansable que, con su voz cálida y su pluma mágica, transportaba a niños y adultos a mundos donde la imaginación no tenía límites. Fue Carolina, su hija, quien un día le mostró el impacto que sus cuentos estaban teniendo en redes sociales. Varias cuentas de influencers habían publicado videos de sus hijos escuchando los relatos del "abuelo Jorge" con total atención.
Posteriormente, con la apertura de una cuenta en Instagram en 2023 llamada “300 cuentos” comenzaron a llegar mensajes de esos niños y sus padres agradeciendo esos mágicos relatos. “El abuelo Jorge es parte de nuestra familia ya. Todos los días escuchamos algún cuento. Una felicidad inmensa fue recibir el mensaje para León”, decía la madre de un niño.
En otro video subido se ve cómo un hermano mayor les lee a los demás el cuento del General José de San Martín y luego dialogan entre ellos reflexionado sobre sus buenas ideas y triunfos con estrategias que nadie había imaginado.
Cada mensaje es un testimonio del poder transformador de la narrativa, de su capacidad para conectar, sanar y construir puentes en medio de la adversidad. En un mundo hiperconectado, donde la tecnología a menudo nos aísla en burbujas individuales, Jorge supo utilizar las herramientas digitales para tender un lazo afectivo con su nieto, creando un espacio de intimidad y complicidad a través de la palabra.
EL ABUELO ESCRITOR
El proyecto, que originalmente buscaba fomentar el contacto familiar, tomó una dimensión mucho mayor. Jorge, motivado por el entusiasmo de Ramón y el alcance que los cuentos estaban teniendo, decidió que esas historias merecían ser preservadas en un formato más duradero como es un libro.
Así, contrató a dos personas para desgrabar los 300 cuentos que, después de una rigurosa edición, completaron 1.500 páginas. Luego, a través de la recomendación de un amigo, ¡llegó a PAM!, una editorial independiente que publica bajo el sello Metrópolis. Juntos, dieron forma a "300 Cuentos de Buenas Noches", una colección de tres tomos ilustrados por el talentoso artista Esteban Serrano. Cada libro, de entre 500 y 600 páginas, reúne 100 relatos que transportan a los lectores a mundos mágicos y les dejan valiosas lecciones de vida.
El objetivo de Jorge no era comercial. Por eso, decidió donar todas las ganancias de la venta a la cooperadora del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Con más de 300 obras que lo confirman, este autor, feliz en su rol de abuelo-escritor, deja un legado invaluable y la certeza de que el mundo de la fantasía, como él mismo lo afirma, se construye con trabajo y dedicación.