Tecnología 5G y salud: otro experimento con la gente

Mientras en la Argentina allanan el terreno para ponerla en funcionamiento, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS anunció que evaluará los riesgos de la exposición a este tipo de radiofrecuencias electromagnéticas como parte de un proyecto cuyos resultados se conocerán recién en 2025. El mismo organismo calificó en 2011 estas emisiones como “posiblemente cancerígenas para humanos”.

Otra vez las sociedades se convertirán en conejillos de indias. Esta vez a partir de la puesta en marcha de la tecnología de comunicación de quinta generación (5G), con la que se apuran a avanzar en la Argentina: el directorio del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) dispuso durante su última reunión de 2022 la atribución de las bandas de frecuencias para la prestación y despliegue de este sistema. También aprobó el Reglamento General del Servicio de Telecomunicaciones Fiables e Inteligentes, que regulará su uso. Todo ello a pesar de los múltiples pedidos que distintas organizaciones de especialistas -tanto locales como internacionales- han hecho para que se evalúen los posibles riesgos sobre la salud de esta clase de radiaciones electromagnéticas denominadas “no ionizantes” antes -y no después- de su implementación.

Entre los hechos que alarman por el nivel de impunidad con que se actúa, se suma ahora el anuncio del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud que el lunes último informó que participará en un nuevo proyecto que incluye la evaluación de los riesgos para la salud de la exposición a las tecnologías 5G, aunque los resultados se conocerán recién en 2025.

Titulado “Evaluación Científica de la Exposición y el Riesgo de los Sistemas de Radiofrecuencia y Ondas Milimétricas“ (SEAWave, por sus siglas en inglés), el proyecto del IARC pretende identificar diferencias en los patrones de exposición entre la 5G y tecnologías móviles anteriores, como las 2G a 4G. En el comunicado de prensa, el IARC asegura que “desarrollará herramientas e instrumentación para una evaluación fiable de la exposición, realizará estudios experimentales (in vitro, en animales y en humanos) sobre los posibles riesgos de cáncer y elaborará materiales eficaces de comunicación de riesgos para la salud destinados a las partes interesadas".

Mona Nilsson, directora de la Fundación Sueca de Protección Radiológica y autora de dos libros sobre los riesgos para la salud asociados a las radiaciones inalámbricas, opinó en una reciente entrevista con el sitio ‘The Defender’ que el comunicado de prensa del IARC "da la impresión de que no supiéramos ya que existen pruebas científicas masivas de los efectos nocivos de las anteriores generaciones de tecnología de telecomunicaciones (2G, 3G, WiFi)". Destacó, además, que ese mismo organismo dependiente de la OMS tampoco menciona que en 2011 clasificó la radiación del sistema 5G y de las generaciones anteriores como 'posiblemente cancerígena para los humanos' (grupo 2B).

Nilsson, quien es coautora de una publicación académica titulada ‘Directrices 2020 sobre radiación de radiofrecuencia de la Comisión Internacional sobre Protección frente a Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP)’, hizo hincapié en que el IARC pretende desconocer la advertencia realizada por científicos en la “Apelación 5G” y la recientemente formada Comisión Internacional sobre los Efectos Biológicos de los Campos Electromagnéticos, de que los riesgos deben ser investigados antes de cualquier despliegue y que ya hay efectos nocivos probados de las generaciones anteriores, como daños en el ADN, estrés oxidativo, cáncer, efectos nocivos en el cerebro y en la fertilidad, entre otros.

"Durante los últimos años de despliegue del 5G desde finales de 2019, nuestras mediciones de la radiación han confirmado que el 5G efectivamente conduce a un aumento masivo de la exposición en las ciudades suecas", afirmó la directora de la Fundación Sueca de Protección Radiológica.

"El primer estudio de caso sobre los efectos en la salud del 5G, realizado por el epidemiólogo Lennart Hardell y yo, mostró que una estación base 5G en dos días causó el síndrome de microondas en dos personas que vivían cerca de esa estación", agregó.

ECO BLANQUEO

El sitio web de SEAWave asegura que el proyecto "pretende contribuir a la base científica para la evaluación de los riesgos para la salud de la 5G y ofrecer los medios para una comunicación eficaz de los riesgos para la salud y la difusión de los resultados a todas las partes interesadas, desde los ciudadanos y los reguladores nacionales, hasta los organismos de normalización y la industria", pero Nilsson consideró que parece tratarse más bien de un proyecto de eco blanqueo para el despliegue de la 5G en beneficio de las principales partes corporativas interesadas.

En ese sentido, la investigadora apuntó que algunos de los socios del consorcio SEAWave -como Telecom Paris e ITIS- son "preocupantes" por la posibilidad de que reciban financiación de patrocinadores de las partes interesadas en la tecnología 5G.

Asimismo, señaló que el comunicado de prensa del IARC incluye la afirmación engañosa de que muchos parámetros de exposición de la 5G son similares a los de la 2G-4G. "Pero sabemos que el sistema 5G ya ha provocado un aumento masivo de la exposición en comparación con las generaciones anteriores, según las mediciones realizadas hasta ahora durante el despliegue del 5G", contrastó.

"El hecho de que el 5G aumente masivamente la exposición a la radiación es también la razón por la que el sector de las telecomunicaciones ha presionado a varios gobiernos -como los de Bruselas, Suiza e Italia- para que relajen sus límites de radiación, porque de lo contrario no podrán desplegar el 5G según lo previsto", remarcó.

Según Nilsson, ahora -años después del despliegue de la 5G- los niveles de exposición "superan el millón de microvatios por metro cuadrado en valores máximos, lo que está muy por encima de lo que se sabe que causa efectos nocivos en términos de trastornos del sueño, dolor de cabeza, mareos, tinnitus, arritmia cardíaca y fatiga".

La investigadora recordó que los síntomas ya se describieron hace unos 50 o 40 años como “síndrome de las microondas” o “enfermedad por radiofrecuencias” y se han visto confirmados por estudios sobre personas que viven cerca de antenas de telefonía móvil y estaciones base durante las dos últimas décadas.

Para Nilsson, en vista de los influyentes intereses económicos corporativos implicados, es necesario que cualquier evaluación de riesgos sea realizada por científicos que no tengan vínculos con el sector de las telecomunicaciones o las corporaciones afiliadas al mismo. "Sin embargo, el IARC ya no es, por desgracia, garantía de tal objetividad. La Fundación Bill y Melinda Gates es, por lejos, el mayor financiador voluntario individual del IARC, y esa financiación viene probablemente con condiciones”, enfatizó.

"Además, el jefe del departamento de radiación del IARC, Joachim Schüz, es un conocido negacionista de los riesgos, a pesar de las crecientes pruebas de lo contrario. El ha elaborado un informe muy sesgado para la Comisión Europea y estudios erróneos sobre los riesgos de tumores cerebrales de los teléfonos móviles, financiados por las empresas de telecomunicaciones, como la cohorte danesa y el estudio Cefalo", prosiguió.

Más recientemente, la directora del IARC, Elisabete Weiderpass, reveló que a principios de 2024 se realizaría probablemente una nueva evaluación de las pruebas que relacionan la radiación de radiofrecuencia con el cáncer y que la decisión formal podría llegar en unos meses. Se especula que tras esa reevaluación el riesgo de cáncer por radiofrecuencia podría ser rebajado por la IARC y podría eliminarse la clasificación actual de ‘posiblemente cancerígena para los humanos’.

PREGUNTA NECESARIA

Por su parte, Eileen O'Connor, cofundadora y directora del EM Radiation Research Trust del Reino Unido y miembro del consejo de la International EMF Alliance, cuestionó: "¿Por qué el IARC no pide que se aplique el principio de precaución con urgencia en lugar de acordar una evaluación sobre la 5G? Hay suficientes pruebas y motivos de preocupación en relación con la salud pública asociada a la 2G, 3G y 4G".

En ese sentido, O'Connor remarcó que "toda la población estará expuesta a radiaciones electromagnéticas no probadas ni reguladas, que absorberán en sus cuerpos y sin ningún acuerdo público. Demasiados informes y revisiones retrasan y niegan el enfoque de precaución debido a intereses económicos".

"Es hora de exigir responsabilidades por la imposición de esta tecnología en todos los rincones de nuestras vidas, y es hora de exigir responsabilidades por parte de las personas que están votando a favor de poner en marcha esta tecnología sin que se haya realizado ni una sola prueba de seguridad para el 5G, tal y como estableció el senador estadounidense Blumenthal durante las audiencias del Congreso sobre el 5G", instó por último.