“Somos un país con ADN ahorrador en dólares y ahora se abrieron las compuertas”
Era inevitable inaugurar un nuevo esquema cambiario, considera el economista Fabio Rodríguez. Su fortaleza es el equilibrio fiscal y la baja emisión monetaria. El Gobierno cedió ante el FMI pero ganó un préstamo que será clave. “Con la inflación vamos a tener un trimestre más picante”, asegura el socio director de M&R Asociados.
Aunque el nuevo esquema cambiario es claro, no termina por despejar la incertidumbre. Sobre todo, qué ocurrirá con los precios de la economía real cuando el dólar comience a flotar libremente entre las bandas ($1.100 en el piso y $1.400 en el techo).
“Mi primera mirada es favorable. Se llega a esto como si fuera una suerte de movida audaz pero inevitable o necesaria. En el sentido de que el esquema anterior estaba totalmente agotado. Se llega en una especie de mini corrida, con una pérdida de u$s 2.500 millones, riesgo país desbordado y todo desanclado, como decimos los economistas. Es decir, se había perdido la credibilidad en el rumbo que ofrecía el Gobierno con el esquema anterior. Que era 1% de devaluación e inflación con nominalidad en torno al 20%. Todo eso ya estaba caído”, explica Fabio Rodríguez, socio director en M&R Asociados.
Todo esto tiene, además, un componente político. Según el economista, “buena parte de esto tuvo que ver con una sucesión de errores económicos y políticos en el último trimestre. Un poco la mala comunicación de las negociaciones con el Fondo, el tema de la baja del crawling peg del 2 al 1%. Esto sumado a temas políticos que se dieron en febrero y marzo. Y luego explota la guerra comercial, con lo cual ayuda a entender que se tuvieron que acelerar los tiempos. El Gobierno aceptó flexibilizar muchas cosas, y la sorpresa más grande fue la salida del cepo para las personas físicas y salir a flotar en banda, que no era el esquema defendido, a cambio de recibir un paquete de dólares muy grande. Hay que decir la verdad, estaba fuera de la expectativa de todos. El Gobierno sale con muchos recursos a ensayar un esquema de flotación entre bandas que, obviamente, conlleva sus riesgos”.
A FLOTAR
-¿Qué opina del esquema de flotación entre bandas?
-En Argentina tenemos malas experiencias, pero en este sentido el Gobierno afirma algo en lo que razón. Se ensaya con dos patas que están más fortalecidas: la fiscal, con equilibrio o superávit; y la monetaria, donde no hay desborde de emisión de manera espúrea. Bajo esos dos pilares es más novedoso que las experiencias anteriores. Incluida la de Macri a la salida del cepo. No corrigió lo fiscal y enseguida comenzó a tomar deuda. Tener estas dos patas en mejores condiciones no implica que a corto plazo no vayamos a enfrentar riesgos. Somos un país con un ADN ahorrador en divisas, en dólares, a ahora se abrieron las compuertas. La palabrita técnica que es FAE (Formaciones de Activos Externos), en la calle es fuga o comprar para el colchón. Eso va a empezar a estar muy monitoreado para ver la reacción del público a este nuevo esquema. El barco se va a mover a corto plazo pero el modelo y el rumbo no. Veo riesgos a corto plazo pero será necesario enfrentarlos. Está la posibilidad de tener una macro más consistente y normal, como Brasil, Uruguay, Chile, Colombia. Ahora podemos parecernos más porque tenemos alineadas las políticas fiscal, monetaria y cambiaria. La cambiaria ahora es más flexible.
-¿Reconoce como un logro de esta gestión haber fortalecido las patas fiscal y de baja emisión monetaria?
-Sí, claramente. Mucho más en un mundo donde los emergentes somos muy volátiles y hay muchos shocks, y donde para acomodarse siempre la flexibilidad cambiaria es un aliado. Si uno ve la reacción de varios países emergentes a esta crisis comercial, fue el deslizamiento de su moneda. Esto recién empieza, es una foto. El arranque fue bueno, no hubo desborde en la demanda. El mercado reaccionó bien.
-¿Qué cree que puede ocurrir si la demanda empuja la cotización por encima del techo de la banda? ¿Se pueden utilizar esos dólares para intervenir?
-Sí, claramente se dejó la potestad o discreción para intervenir intrabandas. No creo que fuera una buena señal si lo tiene que hacer pero peor sería que no le crean las bandas. Acá hay algo imprescindible y es que le crean la banda y la respeten. Si empieza a haber dudas sobre la sostenibilidad de las bandas, ese sería el peor escenario. El segundo peor es que llegue un momento en el que tenga que intervenir, pero eso está previsto. Lo más probable es que aparezca una intervención compradora y no vendedora porque tiene que acumular divisas. En esta pintura de país normal, eso nos falta. Un país normal tiene divisas por el 10% de su PIB. Eso en la Argentina es entre u$s 40.000 y u$s 50.000 millones. Bueno, esa no la tenemos y nos va a costar mucho trabajo y tiempo conseguirlo. Pero hay que buscarlo. El desafío en el corte es qué hacen los exportadores, si liquidan o no; cuánto compra el Central y qué pasa con los precios.
INFLACION
-¿Habrá un coletazo por el lado de la inflación?
-Algún impacto va a haber, los precios se van a mover. Y no necesariamente tiene que ser a $1.400. Con una devaluación del 11% o del 15% vamos a tener un trimestre más picante. Puede ser un efecto de una sola vez. Pero ahí empiezan a combinarse otras dinámicas como la perspectiva del presidente y su gobierno en la opinión pública. Este tema no lo agarró bien. No estaba mal pero sí declinando de sus mejores momentos, perforando el 50%. Todos los estudios de opinión lo daban cayendo. Hay que combinar cómo van los índices de inflación en el corto plazo y cómo es la reacción social a esa nueva situación. Tengamos en cuenta que la población había tomado un gran activo de este gobierno que era ‘me bajás permanentemente la inflación’.
-¿Habían visto venir este índice de 3,7% en marzo?
-No. Sorprendió a todos. En torno a 3% era lo más probable. Eso se juntó con el debut de este nuevo esquema. Pero puede ser que haya un trimestre con un alza transitoria en los índices y después puede ir convergiendo a 2% mensual. De todas maneras es un año que cambió, un año que tiene el doble de nominalidad de lo que esperaba el Gobierno. Proyectaban 17% y está más para 40 que para 20. Hay más tasa de interés e inflación. También algo va a pegar en la actividad. Nunca una devaluación es expansiva en el largo plazo. Al contrario, es contractiva. Lo cual no quiere decir que en el mediano plazo, si mejoramos las expectativas, esto es mucho más consistente para atraer inversión y dinamizar exportaciones. Sin cepo y con una mejor macro.
-¿Cómo quedan las empresas que siguen con algunas restricciones?
-Me parece que van a ponderar la señal. Y la señal es ‘queremos abrir’. Se demuestra con la decisión de que en los flujos, algo que se va a materializar el año que viene, está liberalizada el giro de utilizadades y dividendos. Va a ser más potente la señal que la situación actual donde seguimos con restricciones a los stock.
-Algunas opiniones críticas afirmaron durante la semana que al final el tipo de cambio quedó caro para el importador y bajo para el exportador, que ya no tiene el Blend.
-El exportador lo tiene un poco mejor porque pasó de $ 1.150 a $ 1.200. Es poquito pero tiene un mejor tipo de cambio. Lo que vamos a estar todos preguntándonos dentro de algunas semanas es si esto alcanza como señal. Para mí no fue una buena señal del presidente salir a torear tan rápido al campo en el primer día. En definitiva, a uno le hace sospechar si esto no es debilidad. Al margen de eso el importador enfrenta una suba de costos que la va a trasladar, seguramente, y el exportador hasta acá tiene una mejora que no sabemos si alcanza o no. Me parece que el campo va a esperar a que el precio se acomode en un nivel más estable.
-Economistas afines al Gobierno remarcaron durante la semana que esperan que la demanda se modere y que el dólar no escale hasta el techo de la banda. ¿Cómo lo ve?
-Sí, lo veo similar. Primero porque estaba el MEP, que el viernes cerró a $ 1.330. Es decir que el que tenía pesos disponibles ya compraba a ese precio. Yo seguiría el monto que se empieza a generar de demanda, más allá de la cotización. Argentina no está para ceder u$s 500 o u$s 700 millones de formación de activos externos. Llegó a ser u$s 1.000 millones la demanda con Macri descontrolado, y con cepo, u$s 100. Hay cierta intriga sobre la respuesta de presidente. No es como dice el presidente que no hay pesos. Eso es falso. Los pesos que hay que mirar para ver el empalme o las reservas que se tiene son lo que técnicamente denominamos M3 privado, que anda en alrededor de $ 100 billones. De ninguna manera estoy diciendo que todo eso se va a ir al dólar. Pesos hay. Al sacar el cepo, algunas inversiones en letras o Fondos Comunes de Inversión tienen nuevamente la alternativa del dólar.
-Voces contrarias a este modelo remarcaron en la semana que el esquema de bandas genera demasiada incertidumbre y que de alguna manera los precios se van a mover junto al dólar.
-Es amplia la banda, 40% entre piso y techo. Pero acá llego al punto del tire y afloje con el Fondo. Era maximizo recursos que me dan pero hay que ceder flexibilidad. El Fondo no iba a permitir una banda de $ 1.000/$ 1.100. Porque la probabilidad de que ahí se empiecen a perder reservas de vuelta y se gasten la que le dieron era muy alta. Eso ya lo vivimos, y con el mismo ministro: Caputo.
Los obligaron a ser audaces pero el Gobierno aprovechó y sacó muchos dólares. Quizás sí, cuando haya alguna volatilidad, para el argentino es mucho 40%. Pero eso no quiere decir que no podamos encontrar un valor de estabilización que es el centro de la banda. Eso es lo que empezó a operar, los $ 1.200. El gran tema es si alcanza para resolver todos los problemas que veníamos señalando, que el tipo de cambio estaba retrasado y comprometía a muchos sectores de la economía real. Y que el turismo emisivo no para, pero con esto tampoco va a parar. Les están dando un dólar mejor al que accedían antes. Los números de las últimas semanas eran de cuasi corrida. Es decir que hasta uno le puede encontrar el beneficio a esto en decir que si no cambiaban, chocaban.
-Su balance es positivo.
-A mediano plazo prefiero toda la vida este esquema, con dos patas más ortodoxas, la fiscal y la monetaria, y se deja una pata más flexible, esto de que el dólar pueda flotar. En caso de shock o problema externo, se ajustará el tipo de cambio pero no van a vaciar el Banco Central.