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Sobrevivientes, sin un…¿para qué?

“…somos un pedazo de nada” (relato de un paciente)

El mismo me decía: “si no puedo drogarme más y tampoco fumar no tengo un… ¿para qué?”. Lo comentaba desde una sala de un sanatorio luego observarse en él ruidos pulmonares, saturación de oxígeno baja y todo esto acompañado de un cuadro febril alto y probable neumonía. Cuarenta años de consumo de drogas y alcohol con la nicotina como compañía era realmente un sobreviviente de la primera generación de consumidores de cocaína en los fines de los 80.
¿Se puede vivir sin un… para qué? Ortega y Gasset nos enseñaba “quien tiene vocación, misión y sentido” está salvado y el salvavidas es la cultura (tradición transmitida de letras, sentidos y valores). Somos eso y por eso Ortega nos definía como futuro o sea como lanzados hacia una meta, un horizonte. Quien encuentra una misión en la vida y una vocación está como llamado a ser o sea a desarrollarse como persona y ciudadano. Mientras tanto las drogas, imágenes, técnica nos someten en vez de liberarnos, decadencia de la palabra; todo esto configura un coctel que genera miles de hambrientos de sentido.
El paciente nace y se desarrolla en un contexto cultural y familiar. El sobreviviente del cual hablamos las pasó todas; cárcel, terapias intensivas, desvinculación de seres queridos, noches y días sin fin con el plato de cocaína como único testigo valido y la insaciabilidad como meta. Hoy me puede contar que no encontró todavía un ¿para qué? en su vivir.

MASIFICACION DEL CONSUMO
Mucho ha sucedido en la clínica para que veamos la masificación del consumo y sus enfermedades asociadas. Quiero mencionar solo algunos hechos que son muy observables desde mi punto de vista:
A- En principio la caída de la transmisión simbólica de tres generaciones que es clave en el desarrollo humano. Por el contrario, observamos padres que consumen con sus hijos, hijos que no conocen a sus padres.
B- Proceso activo de des-familiarización o sea la familia como núcleo de pertenencia y amparo ha pedido lentamente valor.
C- La caída de la palabra como valor humano para superar traumas y frustraciones y la entrada de la química suplantando el “salvavidas” (como decía Ortega) de la cultura o sea el cultivo de la mente y del espíritu.
D- La naturalización del consumo de drogas sin tener en cuenta el daño a la salud comenzando por el cannabis que tiene un narco-marketing envidiable desde estrados políticos, plataformas de streaming, leyes que posibilitan el uso, locales de venta por todos lados, plantaciones domiciliarias, etc.
E- La tecnología aplicada a la niñez que prefiere el juego de internet o de apuestas o los programas de YouTube o las cadenas de streaming que la lectura creciendo así una generación con saltos de atención que promoverán trastornos por déficit de atención e hiperkinesia (muy común hoy en los consultorios).
F- Cincuenta y tres países venden marihuana con clubs cannábicos que son un sustento y en ellos ha aumentado no solo el consumo sino que fundamentalmente aumentó el comercio ilegal que la vende más barata y más potente además ha aumentado el consumo de cocaína ya que las drogas tienen al sistema de recompensa cerebral (centro del placer) como objetivo y una vez que se abre este reemplazando al amor, el deporte o a los placeres auténticamente sanos aparecen otras drogas como siguiendo una ley natural y necesaria.
G- Ahora comienza la campaña para la venta legalizada y la plantación de hongos alucinógenos con lo cual tenemos asegurada una población que vivirá en dos mundos el del “aquí y ahora cada vez más lejano” y un mundo paralelo alucinado.
H- La organización de países productores de todo tipo de drogas siendo estas un arma comercial redituables y a la vez un arma política de dominación de millones de personas siendo quizás la forma más perfecta de dominación como como lo alertara el escritor del Mundo Feliz: “no serán necesarias las bayonetas solo con drogas y propaganda se generará la esclavitud de miles” (A. Huxley)
I- El dinero que todo esto genera con cadenas de extorsión al sistema judicial y político y además las cadenas de intereses bancarios y financieros que dependen de la cantidad de esclavos que producen en donde muchos morirán, pero de esto no se debe hablar (discurso silenciado como producto de la política de la cancelación que opera como paradigma en Occidente).
J- La cancelación de toda política preventiva masiva desde los inicios de la vida y para las familias y las escuelas. La escasa cantidad de centros asistenciales o la asistencia solo de una desintoxicación que se asimila más a un “lavado” que a un tratamiento médico. Hoy el vacío llena los consultorios y las comunidades terapéuticas. Desde el adulto que trata de completar sus “grietas” con juegos y drogas o el joven que desde su intemperie de contactos y contención también se “llena” con alcohol y pastillas o estimulantes de todo tipo.
Todo sirve para huir de ese vacío que llama desde la angustia y la nada de sentido contorneada por una soledad de vínculos.
Sedantes, narcóticos todos, energizantes, pero fundamentalmente “quitapenas” que además en su propio uso y abuso imponen sus leyes dentro del cerebro en ese maravilloso universo químico y eléctrico que somos.
A mayor uso, mientras tanto, habrá mayor dependencia y luego ya doblegada nuestra voluntad (situación clave en la adicción) las drogas químicas o de conducta como el juego, el sexo y las compras actúan dirigiendo nuestras acciones.
Se acabó la “luna de miel” que nos permitía decir “las uso cuando quiero” y, entonces, así liquidados en nuestro libre albedrio comienzo a ser un esclavo del consumo.
Encontrarle un sentido a la vida es la forma de transformar la nada en proyecto y de esta manera ser. El dicho popular lo recuerda cuando nos dice que la tarea es: “un hijo, un libro, un árbol plantado”.
El filósofo Mandrioni, en su libro sobre el “Amor y el Poder”, reflexiona sobre esto y nos dice: “…el grado de “poder ser “produce la mayor o menor victoria lograda sobre la nada”; “todo ser tiene el poder de obrar y causar por el hecho de ser”.
El verdadero poder estaría en acceder a nuestro sí-mismo cayendo, entonces, todos los velos del Ego y los fetiches e idolatrías.

ELOGIO DE LA NADA
Estos conceptos que parecen antiguos los rescato porque la post-modernidad inaugura el elogio del vacío como forma de existir y así Alan Touraine en su libro cuyo título ya es toda una tesis “Podremos vivir juntos?” nos dice: “…el elogio del vacío y el debilitamiento de las normas nos deja a la intemperie en el mundo actual”. Así surge la llamada era del vacío que va unida a la devaluación de la transmisión de la palabra, la caída de la letra como lectura y reflexión y a la entronización de la imagen como ejes de la vida. La apariencia aparece como lo central.
Nietzsche nos enseñaba cuando nos decía: “...no te pregunto de que eres libre, te pregunto para que eres libre”. El “para que”, en muchos de nosotros, parece haberse perdido. No hay pregunta, tema fundamental en nuestras vidas, ya que si no nos interrogamos no pensamos. La pregunta por la libertad que nos plantea Nietzsche es interrogarnos por el motivo por el cual hacemos lo que hacemos. Parece suceder que cuando no hacemos una pausa todo sucede muy rápido. No hay pensamiento. Perdemos entonces nuestra subjetividad y también la libertad.
De esta forma la velocidad que suplanta al pensamiento nos torna más manipulable. Somos dirigidos y no podemos, ya dirigir nuestras vidas.
 

EL TIEMPO DEL “HOMO TECNICUS”
El filósofo argentino Mandrioni menciona al hombre actual como un símbolo paradigmático del mundo tecnológico o sea la vida centrada en la técnica; así surgía, el llamado por él, y por otros filósofos que siguen la corriente existencial, el “hombre técnico”.
El vacío bordeando la nada signado todo esto por la angustia es una nota característica de este modelo social de hoy. Lo expresa maravillosamente en su libro Amor y Poder: “…se pasea con su grotesca seriedad en los negocios, expresa su interioridad frívola y vive como si la muerte no pesara sobre él; rumia su tedio y su angustia cuando se atreve a encontrarse”.
Este hombre de hoy, según Mandrioni, vive en un triple olvido: A- del misterio. B- de la culpa. C- de la muerte. El olvido del misterio lo lleva a identificar el todo de la realidad con el trozo visible, calculable y manejable de la realidad. A su vez el olvido de la muerte le permite arrojarse al torbellino de los negocios y concebir y vivir lo “perecedero como lo más serio de la existencia”. El olvido de la culpa “le vela la razón última de la condición humana”; ahí aparece el tema de la responsabilidad, la ley y la falta.
El desconocimiento de la palabra como mensajera de los otros en nuestras vidas es fundamental en este tipo de hombre centrada en la técnica; el ídolo y los fetiches son los que transforman el vacío-agujero con muletas imaginarias necesarias frente a la zozobra del vivir (drogas, juego, pornografía, etc.). El narcisismo con sus emblemas son su refugio.
A través de las drogas interrumpe el contacto con otros y el otro (lugar del Lenguaje). Ya éste deja de ser la referencia. El a través de su Ego es referencia y referente. Es el Todo del lenguaje. Es el Único. Las drogas nos hacen creer que es posible vivir sin testigos; acá tendríamos que recordar a J.P. Sartre cuando dice: “…sin testigos nos evaporamos”. Las drogas se colocan en el lugar de la inmediatez; cuando la vida en realidad es mediación a través de los otros y el Lenguaje.

MANIPULADOS
La caída de la palabra en nuestro escenario social y la entronización de la imagen con las distintas manipulaciones del marketing comercial, político, de la opinión pública van generando un conjunto grande de seres humanos atados al presente.
Miramos más hacia afuera como estuviéramos en una especie de shopping con diversas góndolas que atraen nuestros sentidos. Nos quedamos sin poder mirar para adentro. Lo que miramos ya nos dirige. Pasamos, entonces, a no tener convicciones firmes y de esto a la maleabilidad y la manipulación de los otros hacia mí y de mi a los otros hay un paso.
Hay distintos escenarios que se dan junto a esta devaluación de los valores y de las palabras como es la vigencia de la cultura dineraria en donde la moneda ocupa un lugar central desplazando otros vínculos. De la misma manera el culto al presente y el olvido del futuro tiene mucho que ver con los vínculos afectivos que son frágiles, etéreos con un gran miedo al compromiso y que lleva a multitud de hijos solos, madres y hombres solos y apenados, así como resentidos.
Las variadas depresiones con las huidas al alcohol, los trastornos de conducta con la búsqueda de estimulantes variados, las distintas “aceleraciones” de la vida que llevan al “stress” necesitan el encuentro con la palabra o sea con una pausa que nos ayude a pensar.
Puede ser un terapeuta, una comunidad terapéutica, un religioso como en el caso de Cabral, un amor que nos convoque a algo diferente, una causa humana que nos alimente; pero siempre otro y otros a quienes podamos escuchar y del cual podamos aprender. Se inaugurará, así, un tiempo que destierre al del solo presente y que prometa un futuro.