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Sobrevivientes a 40 años de droga

Narraré historias de pacientes que lograron sobrevivir a 40 años de introducción de las drogas en la Argentina y como una modalidad cultural “naturalizada y banalizada” en sus consecuencias, aunque con efectos graves en la salud mental. Tuve la suerte de ser actor y espectador de este drama sanitario.
Asimismo, tuve el honor de formarme con grandes maestros ya desde mis primeros años en la Facultad caminaba por los pasillos del Hospital Borda o Moyano, no teniendo todavía 20 años, y me extasiaban los conceptos de Jorge García Badaracco (maestro e introductor de la comunidad terapéutica en Argentina), Omar Ipar, el Dr. Goldar y tantos otros que me enseñaron a observar la realidad.
Eran los primeros años del 70 e iba descubriendo los secretos del alma humana en labios de sabios de lo humano.
Con un conjunto de jóvenes aun no recibidos a principios de los 70 trajimos e invitamos a Buenos Aires al creador de la Comunidad Terapéutica M. Jones que era un Maestro de Maestros, con la humildad que solo tienen los “elegidos” y que en un oscuro Hospital abandonado de Inglaterra trabajo con los veteranos de la Segunda Guerra Mundial y sentó las bases de lo que en su momento se llamó la 3° Revolución Psiquiátrica o sea un nuevo enfoque terapéutico que derribaba las nociones manicomiales y generaba un paciente que se unía al profesional en un triple juego: ayuda profesional, ayuda entre pares y autoayuda.
Pinel fue el generador de la Primer Revolución, Freud la Segunda y el querido y admirado M. Jones la tercera. Dejo varios discípulos ingleses en Buenos Aires y en el inidades luego cerradas por un pensamiento supuestamente “progre” que atraso a la Argentina decenas de años.
A fines de los 70 tuve el privilegio de formar parte del equipo del Dr. Matera, gran neurocirujano y me ocupaba del departamento de psicoterapias de esa gran clínica que el dirigía en Belgrano. Cada “revista de sala” en el lecho del paciente al mediodía era un “ritual” donde aprendí lo sistémico del saber médico-psicológico: la unión de lo neurológico, lo clínico y lo psicológico en cada paciente.
A mediados de los 70 afincado en el barrio de Caballito surge Gradiva y ahí comenzamos a ver nuevas formas clínicas en donde las drogas formaban parte del coctel que nos presentaba el paciente.
Primero la marihuana y el alcohol. Cambios evidentes en la familia que llevaban a la des-familiarización y al abandono. Nuevos contextos en barrios críticos en donde la venta de drogas ya empezaba a ser evidente. Se venía un nuevo tiempo o en el decir de O. Paz: “tiempo nublado”.
Ahí partí hacia Europa a estudiar. Suecia que había hecho una experiencia fallida de legalizar las drogas obligando a los médicos a rectarlas en 1975. Solo duro 6 meses ya que los daños psiquiátricos y las situaciones penales eran evidentes. Desde ahí Suecia tomo una posición distinta y las autoridades de ese país me enseñaron lo que era un país que cuidaba a su gente. Enseñanza desde la infancia, detección precoz y comunidades terapéuticas por todos lados.
Interese a las autoridades de la Universidad del Salvador y fundamos el Instituto de Drogadependencias en conjunto con la Universidad de Deusto (Bilbao -España) que formo durante estos años a cientos de especialistas en todo el país (1993-2010). En Deusto estudié y recibí el Master en Adicciones.
Participe y estudie en el Plan Nacional de Drogas que Felipe González instituyó en España en unión con la Fundación de la Reina Sofia que instó a los capitales españoles a hacer un fondo de reserva para mantener esa institución que se sostenía con los intereses de esos depósitos millonarios que habían dejado esas empresas.
Mientras tanto en el 84 se reúnen en el Congreso de drogas de la Federación Mundial de Comunidades terapéuticas los dos grandes movimientos y en una mañana inolvidable de un teatro colmado de Roma, M. Jones y los movimientos americanos e italianos (Day-Top y Proyecto Hombre) discuten los puntos en común entre lo descubierto por Jones y las enseñanzas que nacieron de los arrabales de N. York y las escalinatas de Piazza Venezia con los heroinómanos.
Luigi Cancrini, terapeuta familiar, fue uno de los más grandes ideólogos en la comprensión familiar de la adicción y estuvo varias veces en la Argentina invitado por Gradiva y la Universidad del Salvador.
La década del 90 es la implantación fuerte del narco-marketing y el narco poder en la Argentina. Ahí mueren grandes artistas en acrobacias suicidas fruto del consumo de drogas y encadenan sus vidas grandes deportistas por hechos que lo ligan al consumo de drogas.
Mientras tanto el pensamiento “progre” ataca a todos los movimientos preventivos y asistenciales que se intentan realizar y avanza el consumo.
EL INICIO DE LA DECADENCIA
Ya la marihuana era un recuerdo del pasado, era solo una droga de iniciación. La cocaína, la anfetamina, el éxtasis y las drogas de síntesis y ahora ya tenemos pacientes con fentanilo, heroína, tramadol, ketamina, etc. Suicidios al por mayor.
Mientras tanto se propagandea en sitios de consulta pública la producción de hongos alucinógenos para tener la maceta en la propia casa y hay 200.000 permisos dados por el Ministerio de Salud para producir cannabis en la propia casa.
Mientras tanto me acerco al NIDA (instituto de Drogas de U.S.A.,) y conozco un “ser de luz” Nora Volkow (la máxima investigadora en estos tiempos) y la Dra. Bartwell (Academia de Adicciones de U.S.A.) y comprendo los daños cerebrales de las drogas y la pérdida del autocontrol frontal (zona clave del cerebro) de estos pacientes. Se transformarán en seres automatizados, totalmente hipnotizados para consumir.
Todo esto dentro de una cultura que en sus “tiempos nublados”, como antes dije que nos muestra O. Paz, el Poder ligado a la necesidad de que existan pacientes-esclavos (nuevas formas de dominación que ni Gramsci (filosofo del neo-marxismo) se imaginó cuando decía que la revolución no iba a venir por el por el proletariado sino por los cambios culturales y el cambio del sentido común.
Tenía razón Gramsci; se impuso en la sociedad la idea que aquello que dañaba era una decisión óptima para para el ser humano ya que había cambiado el sentido común que según el filósofo católico G. Marcel era el signo de la Sabiduría. Solo había que batallar culturalmente para cambiar la noción de realidad, aunque los distintos estudios médicos digan lo contrario. Eso habrá que cancelarlo.
Todo cambió como también la vida familiar, la hibridación tecnológica del hombre en donde la palabra y el encuentro son moneda escasa y la mesa familiar casi no existe. La escuela solo debe adoctrinar y entre esa adoctrinamineto está el “uso cuidado de las drogas” en los adolescentes desafiando a la inmadurez del cerebro. Así hay cada vez más dependientes a sustancias dañinas y dementes jóvenes.

UN SOBREVIVIENTE
Jorge es un sobreviviente y me cuenta en estos 40 años de consumo como vio morir a deportistas que desayunaban con vodka y consumían todo el día cocaína, los infartos masivos de compañeros de consumo delante de él, amigos con accidentes cerebrovasculares y con parálisis de miembros que aun así consumían o artistas famosos con Epoc que seguían consumiendo.
Tuvo nuestro paciente internación durante dos años por un infarto estomacal porque un bioquímico adicto le había dicho que era mejor tomar la drogas por la boca que por la nariz para que no exista perforación del tabique nasal. Aun así seguía consumiendo dentro del sanatorio y los médicos no se explicaban porque no evolucionaba. Soportó 15 operaciones, pero aun así no podía dejar.
Su vida culmina con un delirio de que era observado por cámaras y él había colocado otras cámaras para que los supuestos perseguidores no lo delataran.
El amor de su hijo y una internación lo salvaron. Hoy me lo puede contar y está feliz de ver a su nieto, su madre, su nuera; en fin, se está rehabilitando. Muchos quedaron en el camino.
Pero la experiencia más grande en mi vida profesional y en mi humanidad fue conocer a V. Frankl, resucitado de Auschwitz, psiquiatra de nota, uno de los más grandes del siglo XX: “no hay cura posible sin un encuentro con el sentido de la vida; un ¿para qué?”.