Señal de ajuste

La semana levantó el telón a lo grande. El anuncio de la disolución de la AFIP tuvo un impacto mediático y emocional de grueso calibre. Para quienes, con ingenuidad, soñaron por un instante con pagar menos impuestos, vale decir que las funciones serán concentradas en la Dirección General Impositiva y la Aduana. En eso nada cambia.

La medida, sin embargo, lleva el sello de la motosierra libertaria. Se aceleró la política de ajuste, bien por convencimiento ideológico o porque los recientes vetos -a la ley de reforma jubilatoria y al financiamiento universitario- socavaron la imagen del gobierno, obligándolo ahora a sobreactuar el recorte en la administración estatal.

La AFIP le dejará su lugar a la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (Arca). El acrónimo abrió la puerta del chiste fácil. El humorista Nik no perdió su oportunidad y dibujó entonces a Javier Milei en la proa del Arca de Noé, comandando a los argentinos sobre un mar embravecido, que no es otro más que las condiciones económicas y sociales en las cuales quedó el país tras las gestiones anteriores.

La motosierra podará del sistema a 3.155 agentes que ingresaron durante la presidencia de Alberto Fernández, lo que equivale al 15% de la dotación actual. Además, el Estado se ahorrará el salario de la directora del organismo, Florencia Misrahi -designada por el mandatario en enero- que ganaba $ 32 millones, mucho más de lo que percibe el propio jefe de Estado, que cobra $ 4 millones. Cómo pudo haber ocurrido tal desproporción es una pregunta que, al menos hoy, no tiene respuesta. Misrahi, sin embargo, continuará en el nuevo Arca.

Más allá de esto, los liberales aplauden el achique del aparato estatal. “Este movimiento permite generar una estructura nueva e independiente del anterior, optimizando las funciones, organigramas y la dotación. Si se hace bien, generará dos impactos positivos. El más obvio es el ahorro fiscal; recordemos que la AFIP tiene más de 21.000 empleados con un presupuesto que supera ampliamente los $2,5 billones. El segundo, y más importante, es que se abre la puerta a mejorar el funcionamiento recaudatorio y de fiscalización del organismo”, consideró Eugenio Marí, economista de la Fundación Libertad y Progreso.

La aceleración del proceso de ajuste es una realidad. Desde el lunes la Casa Rosada hilvanó una serie de anuncios que prometen privatizaciones varias, entre ellas las del ferrocarril Belgrano Cargas. Demonizada, la empresa había sido parte del Plan Belgrano, el enorme proyecto de revitalización del transporte ferroviario en el norte del país que diseñó la gestión de Mauricio Macri, con más pena que gloria.

Muchos de los que, con ironía, denunciaron esta semana que el Belgrano Cargas transporta muchas menos toneladas de mercadería que en sus inicios, son los mismos que no han hecho más que ponerse de rodillas frente al lobby del sindicato de Camioneros, que domina la red de logística nacional.

En medio de este torbellino brilla la figura de Federico Sturzenegger, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, que ha ganado un impensado rol protagónico. Algunos funcionarios gozan de segundas oportunidades y hoy en día el expresidente del Banco Central en la administración Macri -el mentor del fracasado programa de Metas de Inflación- se pasea por los sets televisivos como una estrella.

En su plan de ajuste hay varios puntos en rojo. Entre ellos se destacan la decisión de intimar a 10.000 empleados públicos para que inicien los trámites jubilatorios; quitarle a los medios gráficos la exención del pago del IVA; eliminar instancias de intermediación burocrática; y recortarle a los clubes los beneficios impositivos.

En esta última medida se trasluce la lucha política que el Gobierno ha decidido dar contra la AFA en su afán por permitir la implementación de las Sociedades Anónimas Deportivas en el plano local. Veloz, Chiqui Tapia recurrió a la Justicia, que detuvo el avance del Gobierno. Por ahora, sólo por ahora, está ganando la pulseada.

LA MIRADA DEL OTRO

De vez en cuando resulta útil tomar distancia y observar las cosas en perspectiva. Aquí juega también la mirada del otro. El miércoles el diario británico Financial Times hizo un perfil de la gestión Milei en el cual hubo algunas de cal pero también otras de arena.

El medio especializado, que describió al mandatario como “anarcocapitalista”, una figura extrema dentro del liberalismo, destacó la merma del proceso inflacionario y el equilibrio fiscal, pero advirtió sobre los alcances de la recesión auto infligida y el riesgo futuro por los compromisos de deuda a vencer.

“La mayoría de los inversores extranjeros quieren ver qué tan duradero resulta el experimento de Milei antes de abrir sus talonarios de cheques", enfatizó el FT en sus consideraciones. Inquieta ahí la palabra “experimento”, sobre todo porque nosotros estamos adentro.

Mientras tanto, el ministro de Economía, Luis Caputo, lideró la misión argentina en la Cumbre anual del Fondo Monetario Internacional. En Washington recibió la palmadita en la espalda de Kristalina Georgieva, titular del organismo, pero no hubo avances en la negociación para obtener dólares frescos.

El organismo de crédito multilateral ya escarmentó lo suficiente. Le otorgó en su momento un crédito histórico por u$s 50.000 millones a la Argentina gobernada por Mauricio Macri, que sirvió de poco a los problemas del país. Los dólares terminaron yéndose por la canaleta del mercado cambiario, con destino incierto.

En la seguidilla de encuentros, Caputo, el Messi de las finanzas, recibió el premio al Ministro de Economía del año, un oropel que se colgará de las solapas pero que no servirá de mucho si, a mediano plazo, además de bajar la inflación no reduce de manera considerable la pobreza y la indigencia.

En el campo financiero el Gobierno confirmó el cambio de lógica. En contraste con lo que solía hacer el kirchnerismo, anunció que el Estado pagará los u$s 1.300 millones del Cupón PBI a los fondos que reclamaron y recibieron el fallo favorable de la justicia británica. Honrar las deudas es, a priori, parte de la identidad libertaria.

ALGO BROTA

En plena recesión hablar de brotes verdes parece exagerado. Sin embargo, algunas señales positivas parecen asomarse en los indicadores que mensualmente difunde el Indec. En la semana los datos del Estimador Mensual de la Actividad Económica hablaron de una leve recuperación del 0,2% en agosto con respecto a julio, aunque en la comparación interanual el rojo es de -3,8%.

Algo similar ocurrió con las ventas en los supermercados, que subieron 0,2% en lo mensual pero exhiben una caída del 10% en la comparación año contra año. Los autoservicios mayoristas, en cambio, experimentaron una mejora superior con un crecimiento del 2,2%.

El sector productivo continúa planchado, efecto inevitable de la política de ajuste que ensaya el gobierno para sofocar la inflación. Sin embargo, hay nichos que tienen su dinámica propia. Uno de ellos es el de hidrocarburos con epicentro en Vaca Muerta.

El yacimiento no convencional llegó en septiembre a su máximo de producción histórica, con 418.000 barriles de crudo. El crecimiento registrado es del 37% interanual y ya representa un 57% del total del petróleo que se produce en Argentina.

Más allá de estas cifras optimistas, el consumo interno, uno de los motores de la economía, no termina de arrancar. La principal razón es la licuación de los ingresos -salarios registrados y pagos en negro- tras la masacre inflacionaria del primer trimestre. Buena parte de la sociedad apenas si mantiene la cabeza por arriba del agua. No es el caso de los jubilados, que recibirán un aumento del 3,4% en noviembre y pasarán a ganar una mínima de tan sólo $253.798. Así, no hay salvavidas que los mantenga a flote.

La recesión se advierte en todos los mostradores. De hecho, el último informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra) destaca que en los primeros 9 meses del año el consumo de carne vacuna disminuyó un 11,3% en comparación con el mismo período del año anterior, alcanzando 1.646 millones de toneladas de res con hueso (tn r/c/h) en lo que va del año.

"El consumo aparente de carne vacuna per cápita promedió 46,8 kilos por persona en los primeros nueve meses de 2024, lo que representa una disminución del 12,3% respecto al mismo período de 2023, equivalente a una baja de 6,6 kilos por habitante", señala el documento. Y agrega: “Este es el nivel de consumo más bajo registrado en los últimos 26 años".

Las políticas de desregulación y ajuste parecen haber recobrado su impulso. La Libertad Avanza viene por todo, a caballo de una ideología que en su afán anarcocapitalista busca la reducción del Estado a su mínima expresión. La mitad del país ha votado esto.

Habría que recordarles aquella reflexión que escribió Jorge Luis Borges para el diario Clarín en 1983, ante el retorno de la democracia:

“Escribí alguna vez que la democracia es un abuso de la estadística; yo he recordado muchas veces aquel dictamen de Carlyle, que la definió como el caos provisto de urnas electorales. El 30 de octubre de 1983, la democracia argentina me ha refutado espléndidamente. Espléndida y asombrosamente. Mi Utopía sigue siendo un país, o todo el planeta, sin Estado o con un mínimo de Estado, pero entiendo no sin tristeza que esa Utopía es prematura y que todavía nos faltan algunos siglos. Cuando cada hombre sea justo, podremos prescindir de la justicia, de los códigos y de los gobiernos. Por ahora son males necesarios”.