Segunda etapa del presidente peregrino

Cuando el Instituto Nacional de Estadística y Censos dé a conocer la cifra de la inflación del mes de junio, Javier Milei se encontrará en Idaho, Estados Unidos, en la zona de las Montañas Rocosas, completando su viaje número once al exterior en los primeros seis meses de ejercicio de su cargo. En este semestre Milei se ha convertido en un presidente peregrino.
El campamento de Sun Valley, organizado desde hace más de dos décadas por la firma Allen and Company (finanzas, entretenimiento, tecnología) reúne anualmente a figuras de los negocios que allí encuentran ocasión para convenir operaciones o sociedades y deliberar en secreto (no se admiten cronistas, y los periodistas privilegiados que reciben invitación se comprometen a no difundir detalles de los debates ni los nombres de quienes los protagonicen).
Entre los invitados con los que Milei y su hermana Karina podrán socializar en este viaje se cuentan Jeff Bezos, el dueño de Amazon y del Washington Post, Bog Iger, director ejecutivo de Disney, Shari Redstone la presidenta global de Paramount, David Zaslav, CEO de Warner, Bill Gates, el fundador de Microsoft, Tim Cook de Apple y Mark Zuckerberg de Meta, así como el derrocado y luego reinstalado CEO de OpenAI, Sam Altman. Algunos nombres importantes de años pasados no están en la lista. Por ejemplo, según Variety, incluido el director ejecutivo de Berkshire-Hathaway, Warren Buffett, o el amigo de Milei, Elon Musk, director ejecutivo de X (ex Twitter), Space yTesla.
En términos de repercusión, para el Presidente es mucho más redituable su viaje a Sun Valley que cargar en Buenos Aires con el número que difundirá hoy el Indec. No es que vaya a ser una cifra dramática (los rabdomantes la ubican muy cerca del 5 por ciento, entre el 4,8 y el 5,3 por ciento), pero es más alta que el 4,2 por ciento de mayo, corta la pendiente en caída que venía apalancando el orgullo del oficialismo y quizás insinúa un frenazo en la reducción inflacionaria, que descolocaría el optimismo profesional de Luis Caputo, para quien una inflación del 1 por ciento ni es impensable ni está lejana.

NUEVAS INQUIETUDES
Más allá del agridulce índice de junio, lo cierto es que la inflación aunque no ha dejado de preocupar al público, va dejando lugar en el orden de sus desvelos al desempleo. Al real y al potencial (el que se entrevé al analizar las caídas de la producción y el consumo). Los últimos números oficiales miden el primer trimestre de 2024, período del inicio de la presidencia Milei: en ese período el desempleo llegó al 7,7 por ciento, casi un punto porcental más alto que el del mismo período del año anterior. El desempleo mide las cantidad de personas que buscan activamente trabajo y no lo encuentran. En términos absolutos, se trata (para el período analizado) de un millón cien mil personas.
La tasa de empleo, en cambio, mide la cantidad de personas ocupadas en relación con la población total. En ese caso, el porcentaje descendió del 45 por ciento en el primer trimestre de 2023 al 44,3 por ciento en el mismo período de 2024.
La tendencia es preocupante si se toma en cuenta que el Indec calculó que la caída del Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina en el primer trimestre de 2024 fue del 5.1% interanual. Este descenso se atribuye a un notable derrumbe en la inversión, que registró una caída del 23.4% interanual. Los sectores más afectados fueron la construcción, con una disminución del 19.7% y la industria manufacturera con un 13.7%. Es comprensible que, con ese paisaje de fondo, la inquietud por el desempleo crezca.

SEGUNDA ETAPA
El Gobierno, que en la madrugada del 9 de Julio coronó su primera etapa con la simbólica foto en la Casa de Tucumán, rodeado por buen número de gobernadores y dos expresidentes, tiene ahora que poner manos a la obra. Ya consiguió la Ley Bases y los demorados Pactos de Mayo. Ya no puede alegar que le falta instrumental o que se le ha quitado repaldo para la gobernabilidad.
Esta circunstancia, que es muy clara para la política (tanto la más intransigente como la más afable) y también para los mercados, empieza a permear en la opinión pública. Las encuestas que miden esos aspectos señalan que el disgusto provocado por los sacrificios del momento (aumentos de bienes y servicios, estancamiento de los ingresos, restablecimiento de impuestos que gravan los salarios), que hasta hace dos meses tenía generalizadamente como blanco al gobierno anterior ahora empieza paulatinamente a recaer sobre el gobierno actual. El respaldo a Milei apenas cede un poco, pero la crítica se canaliza más rotundamente a la gestión del poder libertario. En esas condiciones, hasta un repunte leve de la inflación como el de junio se vuelve una piedra en el zapato.
Quizás porque es muy conciente de la necesidad de mejorar de modo notorio la gestión el gobierno finalmente incorporó un nuevo ministro. Federico Sturzenegger no reemplaza a nadie: Javier Milei creó para él el ministerio numero nueve: el de Desregulación y Transformación del Estado.
Hasta el momento, Sturzenegger cumplía funciones como asesor del Presidente, al que había ofrecido tanto el proyecto que se transformó en Decreto de Necesidad y Urgencia número 70/23 como el que se convirtió por algúnas semanas en un intento de “Ley Omnibus” (y términó, con 500 artículos menos, transformado en la Ley Bases que la Casa de Gobierno reclamaba).

ESPERANDO AL ´COLOSO´
El arribo de Sturzenegger tendrá seguramente consecuencias en la marcha del Gobierno. Nadie ignora su influencia sobre el Presidente, que lo llama ´Coloso´ y ve en él un artesano de la desarticulación del Estado. Ambos comparten construcciones teóricas.
Tampoco desconoce la mayoría de los funcionarios que –más allá de las fotos a dúo y el intercambio de sonrisas- la presencia del nuevo ministro inquieta a Luis Caputo, economista como él, no sólo porque lo percibe como un competidor potencial por la cartera que él ocupa, sino porque varias de las funciones asignadas al flamante ministerio se solapan con las incumbencias de Economía. Si a estas circunstancias se agrega que la relación entre ambos arrastra cargas muy pesadas de la época en que los dos servían al gobierno de Mauricio Macri, no deja de ser plausible el pronóstico de tormenta que muchos rumorean.
Es posible que también en la Jefatura de Gabinete contemplen con cautela la llegada de Sturzenegger. El nuevo ministro suele pronunciarse filosamente sobre sindicalistas y políticos con los que Guillermo Francos interactúa para cumplir su función de ampliar la sustentabilidad del Gobierno y permitir que el Congreso le apruebe sus leyes. Francos trabaja sobre el costado pragmático de Milei, mientras Sturzenegger consolida su borde abstracto o profético. Puede ocurrir que uno termine desenhebrando lo que el otro teja.
Pero éstas por el momento son conjeturas. Cuando Milei regrese de Sun Valley y antes de partir a una nueva misión extramuros, es probable que tenga que sentarse con Francos para analizar cómo sigue la acción política con los gobernadores y con los aliados independientes que ayudaron en el Congreso.
Los ´pactos de mayo´, para no ser sólo una foto de circunstancias y alcanzar sentido profundo, deben construirse como instrumentos de diálogo e iniciativas compartidas. Milei prometió convocar a gobernadores, legisladores, sindicalistas y empresarios a constituir un Consejo de Mayo para convertir el decálogo genérico firmado en Tucumán en un programa de leyes e institutos con ánimo de crecimiento federal y, naturalmente, para filtrar con realismo y sentido práctico las ocurrencias ideológicas de Sturzenegger. La gestión necesita soportes. Lo más importante de los pactos del 8 de julio es lo que venga ahora.