Rodeado de amor, murió Carlitos Balá
El conductor de programas infantiles, actor y comediante tenía 97 años y había sido internado de urgencia el jueves por la noche. Educó y entretuvo a varias generaciones de argentinos.
A los 97 años, falleció el humorista y actor Carlitos Balá, tras haber sido internado de urgencia en el Sanatorio Güemes para someterse a diferentes estudios ordenados por los médicos tras sufrir una dolencia y "algunos mareos".
"Tuvo mareos en su casa, lógico de su edad, y lo llevaron al sanatorio. Los médicos decidieron dejarlo en observación hasta mañana (por este viernes) y hacerles los estudios correspondientes", había señalado su representante, Maximiliano Marbuk. Pero su nieta, Laura Gelfi, confirmó que el artista falleció a las 21.30. "Estamos devastados pero unidos y así se fue él, con la familia unida y mucho amor", le dijo a Teleshow.
El artista que supo formar parte de la vida de varias generaciones de chicos, había cumplido el pasado 13 de agosto 97 años. Fue autor de frases como "sumbudrule", "Angueto quedate quieto" y "qué gusto tiene la sal", pero también instauró el "chupetómetro", en el que los nenes iban a dejar allí el chupete.
Justamente, una de sus frases más recordadas es cuando decía: "¡¡¿Qué gusto tiene la sal?!!" y todos los chicos contestaban gritando "¡¡¡Salaaaado!!!".
El propio artista contó que la idea surgió en 1969, en una tarde tranquila en Mar del Plata, cuando un chico lo miraba atento y Balá haciendo como que no lo veía preguntó varias veces en voz alta: "¡El mar! ¿Qué gusto tendrá el mar?".
El nene permanecía silencioso y él siguió: "Ahhh, el mar tiene gusto a sal. Pero, ¿qué gusto tiene la sal?". Y antes de salir corriendo el chico le respondió: "¡Pero, qué gusto va a tener la sal! ¡Salada!". Y así nació un éxito que atravesó cuatro generaciones.
Un artista con una trayectoria impecable
Sus inicios en la línea 39
Carlos Salim Balaá nació el 13 de agosto de 1925 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y aunque siempre fue apasionado por la actuación y el humor, se sentía limitado para actuar en público por su timidez. Fanático Charles Chaplin y Buster Keaton, tomó como primer escenario a los colectivos de la línea 39, donde les hacía bromas y juegos de palabras a los pasajeros.
Y tal como dice el refrán: "La práctica hace al maestro". Y la experiencia que ganó en el transporte público fue fundamental para que a los 30 años tomara coraje para presentarse a una audición que lo llevó a hacer su debut en radio. Así, comenzó a darle forma a una carrera de más de seis décadas.
"Soy una persona tímida, pero como soy actor trato de disimularlo lo más posible. Como la timidez no me dejaba subir a un escenario porque temblaba como una hoja, yo exterioriza mi vocación de actor cómico en un lugar donde no sea un escenario: la calle, una fiesta familiar, un colectivo, un tranvía, un ómnibus", explicó en una entrevista el hombre que 1958 integró el famoso trío cómico Balá, (Jorge) Marchesini, (Alberto) Locati, que presentado por Antonio Carrizo en Radio El Mundo, tuvo gran popularidad hasta 1960.
Y así como nunca olvidó sus inicios, la línea 39 tampoco olvidó al actor, motivo por el que en cada cumpleaños tenían la costumbre de homenajearlo. Y en el último, colocaron en la cabecera de la Avenida Jorge Newbery, Chacarita, una obra del escultor Alejandro Marmo llamada "Carlitos Balá iluminado". "Carlitos Bala es como Charles Chaplin con perfume argentino. Iluminó generaciones y la profundidad de su huella en el camino de las infancias marcó a los adultos que ahora juegan a ser niños", señaló el artista en la inauguración.
La TV, el lugar que lo catapultó a la máxima popularidad
Su carrera individual se afirmó con gran solidez en los medios y, entre quienes escribieron para él, se encuentran Gerardo Sofovich (Balamicina), Abel Santa Cruz (El soldado Balá), Aldo Cammarota (El flequillo de Balá), Juan Carlos Mesa, Basurto y Garaycochea (El clan Balá). Además hizo Balabasadas en el programa Sábados Circulares de Nicolás Mancera y tuvo su propio circo (El circo mágico de Carlitos Balá).
Apasionado por llevar alegría a los hogares argentinos, en la pantalla chica tuvo programas como Balamicina, Balabasadas, El soldado Balá, El clan de Balá, El flequillo de Balá, El show de Carlitos Balá, El circus show de Carlitos Balá, El circo de Carlitos Balá y A jugar con Teddy y Carlitos Balá, programas con los que marcó a generaciones completas. Con un humor sano e inocente, instaló frases que forman parte de la cultura argentina, como "sumbudrule", "Angueto quedate quieto" y "¿Qué gusto tiene la sal?", puso de moda su flequillo característico entre chicos y chicas que querían lucir como él e impulsó hasta a los más reacios a dejar su chupete en el "Chupetómetro".
Averiguamos con los pediatras cómo influía el uso del chupete en la boca y nos dijeron que después de los 2 años tenían que dejarlo porque deforma el paladar. Y así fue que empezamos con una canastita donde los chicos iban dejando sus chupetes. Pero eran tantos que hicimos unos tubos enormes que instalamos en ATC, en el circo y en el teatro", contó en una entrevista con Diario El Cuyo. Luego de acumular miles de chupetes de sus fanáticos de todo el país, en 2009 Balá le cedió uno de sus inventos más preciados y recordados a Julián Weich, quien relanzó la campaña en Justo a tiempo, en la pantalla de Telefe.
El cine y sus controversias
El cine también fue un lugar de mucho crecimiento para Carlitos, pero también lo llevó a quedar envuelto en varias controversias. Participó en 18 películas, entre las que se destacan Canuto Cañete, conscripto del siete, El tío disparate, Esto es alegría, Qué linda es mi familia, Somos los mejores, Las locuras del profesor, y Cosa de locos, entre otras.
Su trabajo durante la última dictadura militar (1976-1983), con historias que hacían alusión positiva a la situación política y social de ese momento, generaron controversias alrededor de su figura e hicieron que con el regreso de la democracia, fuera difícil para Carlitos conseguir trabajo en los medios.
Últimos años
Balá se las ingenió para mantenerse vigente con el paso del tiempo y poder llegar a las nuevas generaciones, aunque los animadores infantiles de moda fueran otros. En 2009, acompañó a Piñón Fijo en su show por todo el país y desde en 2011, ocupó un lugar destacado en los proyectos de Laura Franco, conocida popularmente como Panam, quien lo sumó a sus espectáculos y discos.
Una de sus últimas apariciones en televisión fue en Showmatch (El Trece), cuando recibió un sentido homenaje de Jey Mammon en el Bailando 2017 y, a los largo de su carrera recibió toda clase de reconocimientos. Sin ir más lejos, en 2016, a los 91 años, visitó al Papa Francisco en el Vaticano y fue declarado “Embajador de Paz”.
"¡Qué juventud!, dijo, a mis primeros 90 años. Estoy muy emocionado, esto siempre lo vi por películas, documentales, me parece mentira que Dios me ayudó para que lo viera personalmente a este lugar, es hermoso", manifestó el humorista, quien viajó a raíz de la invitación del líder de la iglesia católica y no dudó en hacerle sus típicas bromas a los periodistas que lo abordaron allí.
Además la Legislatura porteña ya lo había declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad y hay una estatua de él haciendo su gesto característico en la entrada de la pizzería Imperio de la Pizza. También obtuvo el Martín Fierro como premio a su trayectoria y Panam le dedicó su propio Martín Fierro por su participación en los videos musicales.