Buena Data en La Prensa

¿Retroceder o aprender de la experiencia?

 

Se suele considerar, sin demasiada reflexión, que la humanidad ha progresado, se encuentra en progreso, y seguirá haciéndolo hasta el fin de los tiempos, con una confianza ciega en que todo lo nuevo es superador y que lo viejo tiene vocación de descartable. 

Desde esta postura, revisar y volver sobre los pasos, puede ser visto como una pérdida de derechos y libertades. Sin embargo, se puede cambiar la perspectiva. Que algo sea nuevo, no implica que siempre sea mejor que lo que ya existía. Van tres ejemplos de diferente tenor. 

SIN CELULAR 

Cuando los teléfonos celulares comenzaron a ingresar masivamente en la vida de los niños y adolescentes, la escuela (que siempre arrastra el complejo de ser decimonónica) vio que era inevitable incluirlos, y que no solo era necesario tolerarlos, sino que también podían ser parte de los recursos pedagógicos posibles. 

Así fueron surgiendo varias aplicaciones con fines educativos y muchos docentes buscaron aggiornarse para no quedar atrás y mostrarse más actualizados y motivadores.  

La realidad fue marcando que no solo no representan un gran aporte, sino que en muchas situaciones es peor el remedio que la enfermedad: el teléfono en el aula suele ser incontrolable, permite el ingreso de contenidos inapropiados y genera sobresaltos en las relaciones personales.  

En la tesis doctoral “Prohibiciones de teléfonos inteligentes, resultados de los estudiantes y salud mental”, Sara Abrahamson mostró que la prohibición del uso de smartphones en la escuela colabora a mejorar la salud mental de los alumnos, reduce el bullying y tiene un impacto positivo, sobre todo en las niñas y en los menores de niveles económicos más bajos. Otros estudios en diferentes partes del mundo están corroborando esta tesis. Los teléfonos celulares ingresaron al aula y se está tratando de sacarlos de ella.  

RESPETAR LA BIOLOGÍA 

Reino Unido se ha contado entre los países más progresistas respecto de la libre expresión de la sexualidad. Durante años, desde la temprana infancia la educación dio impulso a la normalización y celebración de las diversidades sexuales. 

En la última década el porcentaje de niños que no se sentían identificados con su sexo biológico creció a tal punto que la Ministra de Mujer e Igualdad de ese país solicitó que se estudie el aumento del 2.496% en peticiones de cambio de sexo en niños y adolescentes.  

A partir del llamado Informe Cass (“Cómo encara el Servicio de  Salud Inglés (NHS) el tratamiento de menores con disforia de género”), publicado recientemente, ya no se darán bloqueadores de pubertad a los niños, su disforia será tratada con psicoterapia y se prohibió la enseñanza de temas de género y transgenerismo en  las escuelas.  

También Suecia y Finlandia están cambiando sus protocolos, viendo que las leyes de identidad de género solo logran incrementar los porcentajes de inconformidad de los menores con su sexo biológico. 

Lo que se pensó que sería un alivio para una pequeña minoría trans pasó a ser un asunto de Estado y la ruina de muchos niños confundidos en su identidad. 

EL DESCARTE DE PERSONAS  

En la década del 70, Estados Unidos, a partir del mendaz fallo Roe Vs. Wade comenzó a implementar la práctica del aborto libre como uno de los derechos a decidir de las mujeres. Mientras tanto se fue cambiando la consideración social de las mujeres embrazadas solteras y las ecografías y estudios genéticos muestran más nítidamente la evidencia de la humanidad del niño en vida intrauterina. Las consecuencias de las políticas abortistas afloran y aunque haya intereses para que nada cambie, la tendencia poco a poco está tratando de revertirse.    

VOLVER A LAS TRADICIONES 

El arrollador avance de las comunicaciones, llevó en pocas décadas a convertir al mundo en una gran casa donde cualquiera de sus habitantes puede enterarse inmediatamente lo que está pasando en cualquiera de sus dependencias.

Aceleradamente se empezaron a imponer costumbres de otros pueblos en diferentes naciones e ideologías colectivistas. La globalización empezó a dar lugar al globalismo. 

La incipiente vuelta a las tradiciones que se está registrando en algunos países del mundo occidental, es una tendencia esperanzadora. Después del criminal encierro al que fue sometido el planeta y deconstrucción de la cultura occidental liderada por la izquierda, renacieron las ansias de libertad, el sentido de pertenencia a una nación y la identificación con sus valores tradicionales. 

Se empezó a descubrir la importancia de dar la “batalla cultural” para revalorizar la propia identidad.  

EVALUAR Y APRENDER 

La vida humana y social está plagada de ensayos y errores. Errores fatales y lamentables ensayos que le cuestan la vida a millones de personas. Aprender de la experiencia, no es volver atrás, no es perder derechos ni libertades. Tampoco revertir una tendencia es volver al punto de partida como si nada hubiera pasado. Algo queda: de las heridas deberían haberse conseguido enseñanzas. Alguien dijo alguna vez “Sólo una cosa es más dolorosa que aprender de la experiencia, y es, no aprender de la experiencia”. 

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