Precursor de la fotografía, el daguerrotipo se caracterizaba por ser una copia única y frágil

Retratos de la época rioplatense

En 1840, llegó la primera cámara a Montevideo desde Francia y recién tres años después a Buenos Aires. Rosas se negó a retratarse, pero sí lo hicieron Alberdi, Mariquita Sánchez de Thompson, Alberdi, Sarmiento y hasta San Martín.

“El Daguerrotipo en la Argentina no fue un arte democrático perfecto, sino que se mantuvo en la clase adinerada. No hay retratos de gauchos u ocupacionales que fueron muy comunes en Estados Unidos, donde se mostraban los oficios. Acá eso no se difundió por no ser económico”, destacó a La Prensa Carlos Vertanessian, dueño de una extensa colección dedicada a los primeros veinticinco años de la historia de la fotografía, centrándose principalmente en la invención del daguerrotipo y en menor medida en el calotipo. Es única en sus características en todo Latinoamérica por el período y la diversidad de materiales que comprende, resultado de más de dos décadas de investigación especializada.

Esta innovadora tecnología fotográfica, descubierta por Nicéphore Niépce y Louis Daguerre en 1829, permitía obtener una imagen en positivo a partir de una placa de cobre recubierta de yoduro de plata. Revelada con vapores de mercurio, la imagen final se protegía de la abrasión con un cristal sellado.

‘‘Hubo formas de fotografía significativamente diferentes a lo que experimentamos hoy. Cuando surgió el daguerrotipo internacionalmente las personas estuvieron más atentas a la milagrosa naturaleza de la fotografía, algo perdido hoy en día. En aquel entonces, hombres y mujeres creían que sólo tendrían una fotografía suya en sus vidas. Algo que inmortalizara un momento de su existencia. Casamientos, fiestas, aniversarios, guerras, epidemias y la muerte’’, enfatizó a La Prensa el especialista mundial en conservación de estos objetos Grant B. Romer durante su paso por la Argentina. El historiador llegó a estar a cargo del Area de Conservación de la George Eastman House en Rochester, Estados Unidos, entre 1978 y 2009. Actualmente, brinda disertaciones sobre el tema y la importancia que tiene en la historia de la fotografía en el mundo.

El primer daguerrotipo del Cabildo.

RIO DE LA PLATA

Así, la primera cámara llegó al Río de La Plata en 1840 en un buque escuela desde Francia hacia Montevideo. Por entonces, el acceso a las aguas de Buenos Aires estaba bloqueado por Francia, pero esto se revierte y tres años más tarde el Daguerrotipo llega al puerto porteño.

“Cuando la primera máquina llega a Montevideo comienzan con las demostraciones. Personalidades como Marquita Sánchez de Thompson y Florencio Varela posan para obtener su fotografía. Causó mucha expectativa por aquella época”, destacó Vertanessian.

La llegada a suelo bonaerense coincide con el gobierno de Rosas quien, pese a desarrollar un culto a su persona nunca accedió a sacarse un fotografía, algo que sí realizó su hija Manuelita. “Siempre hubo una incógnita del por qué nunca quiso sacarse una foto. Sí lo hicieron casi todos los proceres de la independencia y todos los que vivieron en la etapa fundacional. Hay daguerrotipos de Sarmiento, Mitre, Urquiza, Brown, Alberdi y, con gran esfuerzo por parte de su hija Mercedes, hasta de San Martin. El Libertador era reacio a posar, pero en 1848 le hacen dos daguerrotipos en Francia, uno de los cuales se perdió. El otro que se conserva en el Museo Histórico Nacional y permitió conocer su cara”, enfatizó Vertanessian que publicó un libro con su extensa investigación sobre la razón detrás de la negativa de Rosas a ser fotografiado.

 El almirante Guillermo Brown y su esposa Elizabeth Chitty durante su aniversario de bodas en 1844.

Por otra parte, un daguerrotipo del Almirante Brown junto a su esposa es considerado el ejemplar más antiguo identificado. “Después de investigar por varios años, detectamos que se lo hicieron celebrando sus 35 años de casados”, subrayó el historiador.

HISTORIA

Consultado sobre el impacto de la llegada de la fotografía en la historia argentina tal como la conocemos, Vertanessian destacó que “Se usó mucho en política en la década de 1870 y los fotógrafos fueron los responsables de que sucediera. Antonio Pozzo fue el fotógrafo de las celebridades de esa época. Además, sacó del ferrocarril y de las grandes gestas como la campaña del desierto. También retrataba a políticos”.

La llegada en 1855 del papel como soporte fotográfico permitió que más gente pudiera acceder a hacerse una fotografía ya que el costo fue mucho menor. Con esto el daguerrotipo comienza a caer en desuso. Para 1870 la fotografía ya era usada para la propaganda política que permitía difundir a los candidatos argentinos. “Con el Daguerrotipo esto no se había podido hacer porque sólo se producía una pieza única. Pero el reemplazo del papel como soporte se generaban copias que se enviaban a los seguidores”, recordó el historiador.

A modo de ejemplo sobre cómo era requeridas estas imágenes, se realizaron dos series de un total de 4 mil copias de un retrato del Almirante Brown por la alta demanda que hubo de la pieza. No es un dato menor si se tiene en cuenta que por esa época Buenos Aires contaba con una población de 20 mil habitantes. “Era una población mayoritariamente iletrada. La imagen permitía construir poder. La comprensión de quién era un líder a sólo un golpe de vista. Esto se entendió, por ejemplo, en el uso de la imagen vencedora de Urquiza y fue un buen negocio”, reflexionó el coleccionista sobre cómo la victoria en Caseros catapultó la imagen de Urquiza en la población.

Dos imágenes de  Lorenzo Lugones, un militar que combatió por la Independencia.

Actualmente, el daguerrotipo es considerado uno de los mejores ejemplos del registro fotográfico de la sociedad argentina, algo que no se llega a percibir totalmente en la actualidad con las nuevas tecnologías. “En la década de 1980 comenzó a surgir un coleccionismo de daguerrotipo en el país. Esto repercutió en las donaciones a los museos que en su mayoría cuentan con ejemplares dados antes de la década de 1950. Y es que esto coincide con un cambio de paradigma del uso de la fotografía, el uso cultural cambió. Tampoco podemos hablar de fotografía porque lo que hoy tenemos es creación de imágenes ya que no son plasmadas en un soporte o material sensible a la luz y no hay un copiado en un laboratorio”, explicó el coleccionista.

Quienes busquen conocer más sobre el tema pueden visitar el Museo Histórico Nacional donde se alberga una valiosa colección de más de 130 daguerrotipos rioplatenses.

Las tomas se destacan por su extraordinaria calidad. 

Estas delicadas piezas, únicas e irrepetibles, son celosamente conservadas debido a su fragilidad y a la imposibilidad de reproducirlas, ya que carecen de negativo. En la colección se destacan, entre otros, los retratos de José de San Martín y de Miguel Otero y las vistas de la ciudad de Buenos Aires. Además de daguerrotipos, en el Museo hay ambrotipos, ferrotipos, cianotipos, albúminas y negativos y positivos de plata-gelatina sobre diferentes soportes. Por esto y por el contenido visual de las imágenes, se trata de una de las colecciones fotográficas más importantes del país.

La extraordinaria calidad de imagen de estos daguerrotipos, equivalente a 140 mil píxeles actuales, permanece insuperable hasta el día de hoy, y permiten vislumbrar la historia rioplatense con una nitidez asombrosa.