Qué sucede cuando reprimimos los recuerdos
¿Todo tiempo pasado fue mejor? Esta frase habla de un pasado de emociones positivas y alegría, contrastada con un presente no tan feliz y donde las emociones no son las deseadas. Pero ¿Es realmente así?
La realidad es que toda persona tiene una tendencia natural a buscar lo que le da placer, lo que le hace sentir bien y de evitar lo displacentero y negativo. Esta búsqueda del placer y evitación de lo displacentero se vive tanto a nivel consciente como inconsciente, por una cuestión de supervivencia.
Cuando el cerebro combina los diferentes recuerdos cotidianos, se filtran todas las emociones negativas. Por eso a muchos les agrada mirar hacia el pasado, ya que se sienten bien en él, lo convierten en un lugar agradable. Se filtran las emociones negativas y se idealiza el recuerdo, pasando por procesos de generalización, omisión y distorsión.
Los recuerdos no son como filmaciones, no contienen la realidad, sino que son construcciones, que el cerebro realiza, poniendo en juego este filtro de las emociones. Por lo cual hay un peligro de vivir en el pasado, ya que éste no nos dice la verdad, solo nos muestra una fantasía, que suele producir nostalgia. Se suele sentir nostalgia con relación a eventos propios que sean significativos, que incluyan emociones agradables.
Más allá de estos juegos que hace el propio cerebro en los recuerdos cotidianos, hay una diferencia en los recuerdos traumáticos, existe la idea que en los hechos traumáticos el cerebro borra la información automáticamente para que la persona no sufra. Esto es una realidad a medias, aunque posiblemente el no sufrimiento sea la finalidad del olvido, éste se produce por procesos naturales que se desenvuelven en situaciones de estrés.
El cerebro es como una computadora, que guarda la información organizada en diferentes carpetas, pero, cuando un suceso es demasiado fuerte, las experiencias se almacenan en otras redes de memoria. Los recuerdos en relación a la experiencia negativa se bloquean y fragmentan, guardándose aislados del resto de las carpetas organizadas. El cerebro los separa de los recuerdos cotidianos, porque generarían imágenes muy intensas, difíciles de soportar.
Los eventos traumáticos generalmente están ligados a situaciones altamente estresógenas. Cuando se viven situaciones en donde el estrés es muy alto, el cuerpo necesita estar en estado de alerta y la adrenalina, que es de corta duración, no alcanza para los requerimientos de la situación, por lo que el cuerpo comienza a liberar cortisol.
El cortisol mantiene a la persona en estado de alerta, preparándolo para pelear o huir ante el evento que lo estresa, pero ese mismo cortisol es inhibidor de la capacidad de generar memoria a largo plazo. Este neurotransmisor actúa directamente sobre el hipocampo, no permitiendo que los recuerdos se formen. Es por esto que, en situaciones muy difíciles para la persona, queda inhibida la generación de recuerdos.
Aunque los recuerdos no se graban en la memoria a largo plazo, hay una segunda memoria, que es la memoria emocional que sí guarda información. Esta no está asociada al hipocampo, sino a la amígdala, porque lo cual, aunque no se recuerdan los hechos concretos, muchas veces si se evoca la emoción sentida en ese momento. Es como cuando se tiene una pesadilla, y se recuerdan las sensaciones y emociones, pero no el contenido de la misma.
Cuando una persona vivió un evento traumático y queda con estas emociones, que no pueden encontrar correlato con un recuerdo, se producen muchas veces conflictos tales como fobias, trastornos de ansiedad, y otros. Hoy existen técnicas como el EMDR que pueden ser muy positivas para el tratamiento de estas problemáticas.
¿Todo este mecanismo sucede por una cuestión de supervivencia? Lo que se diga desde aquí, va a estar en el campo de la teoría. Es muy posible que este proceso se deba a una cuestión adaptativa, ya que, el que más se adapta al contexto es quien sobrevive.
Por otro lado, es muy importante tener en cuenta que el inconsciente no es solo un gran tacho de basura donde se guardan los traumas, esta visión de la mente inconsciente es muy limitada. La mente humana es también un reservorio de recursos personales y herramientas para salir adelante.
La mente muchas veces olvida para sobrevivir, igualmente muchas veces recuerda, cuando existen los recursos necesarios para trabajar esos recuerdos. El pasado no se olvida completamente, pero sí se puede trabajar en él para ser sanos emocionalmente.
Dr. Flavio Calvo (M.N. 66.869)
Doctor en psicología, docente, tallerista y autor