Pornografía escolar

Señor director:

En otros tiempos no me habría atrevido a publicar lo que hoy hago aún con cierto pudor. Es que por mi edad nunca me imaginé que iba a llegar a esta situación.

Lo cierto es que las noticias sobre los libros de lectura obligatoria de los chicos y su contenido respecto a la aberrante educación sexual me llevaron a la siguiente reflexión.

Qué pasaría si una maestra se presentara ante alumnos de 10 años o menos como Dios la trajo al mundo y enseguida entrara el director en las mismas condiciones y se pusieran a hacer lo que está escrito en los manuales.

Las prácticas que allí se promueven y los ejemplos que se proponen estarían ejemplificados de manera explícita ante los ojos inocentes de menores sin capacidad para entender lo que su lógica inmadurez requiere que justamente los adultos preserven. Tarea que naturalmente corresponde a los padres y que la escuela debe respetar a rajatabla.

Quién puede negar que lo que se hace es lisa y llanamente pedofilia y abuso sexual en una sociedad que se rasga las vestiduras cuando los hechos ocurren en las redes sociales o en cualquier otro ámbito, más aún con el agravante en situaciones en las cuales los menores están bajo la tutela del adulto abusador.

La hipocresía unida a la depravación parece no tener límites en estos casos en los que se esgrime  un fin educativo amparado por la ley que, además, pretende castigar a cualquiera que se oponga empezando por los progenitores.

No hay razón que justifique la no imputación por ese grave delito, hasta de oficio, por parte del mismo Poder Judicial. La anuencia de una sociedad anestesiada  por la propaganda incesante a la que se le teme para no  discrepar con el pensamiento impuesto para no ser tomado por retrógrado o intolerante ha permitido llegar a un punto tal de degradación moral en todos los ámbitos que se hace cada vez más difícil revertir.

No se teme ya ni al juicio de los hombres y, menos, al de Dios. Debería revisarse cómo, a lo largo de la historia, han acabado las civilizaciones que con estas conductas de desenfrenado libertinaje desafiaron a sus dioses.

Y de nada vale, entonces,  vociferar contra agendas globales o poner por delante de todo el mero bienestar económico, como una mágica zanahoria que sólo guíe al jumento a su propia perdición.

JUAN MARTIN DEVOTO

DNI 10.635.501