¿Por qué los padres no podemos poner límites?
¿Por qué hoy en día es tan difícil para los padres poner límites a sus hijos? Los consultorios de pediatría reciben a diario muchos padres pidiendo orientación para una problemática común: los límites.
Niños que no hacen caso, que se salen siempre con la suya, que no reconocen la autoridad de sus padres, que manipulan a diario muy fácilmente... ¿qué está sucediendo hoy en día que a los adultos nos cuesta tanto poner límites, al punto que muchos hogares se transforman en un verdadero desorden, donde abundan los reproches, reclamos, donde vemos desbordarse a los adultos, perdiendo totalmente el control?
1) Priorizarse: Hay una frase que reza: el respeto al derecho ajeno es la paz. Cuando no hay límites bien establecidos en un hogar, está faltando respeto mutuo entre sus miembros. Indefectiblemente, para que exista respeto, deben respetarse los derechos de todos. La falta de respeto al derecho del otro en el ámbito familiar es una forma de violencia muy sutil, una forma muy mal entendida de volcarse a la paternidad, no es paternidad consciente. Padres abnegados al extremo, que no valoran sus propias necesidades, sobreprotectores, que no saben priorizarse y no cuidan de ellos mismos, ¿qué clase de cuidados, valoración, estima y protección podrán inculcar a sus hijos? El mensaje inconsciente termina siendo: para amar incondicionalmente y hacer feliz al otro, debes renunciar a tu propio bienestar y felicidad.
2) Ser valiente: Por otro lado, el límite es contención, seguridad. Brinda un marco para el sano desarrollo del niño. La inseguridad de muchos padres, se traduce en que no pueden brindar seguridad a sus hijos, en consecuencia, no pueden ponerles límites. O lo que es peor, tienen miedo de poner límites. En realidad, el miedo a establecer límites es una forma de expresión del miedo a la libertad. Por eso muchos padres se sienten tan condicionados y limitados, sienten que la paternidad es agotadora. Porque el miedo les impide tomar decisiones, con seguridad y firmeza. El amor siempre será la ley, pero un amor consciente. Un amor que brinda seguridad y firmeza.
3) Ser un padre presente: Otras veces, la falta de límites se relaciona con desatención, dispersión o desgano por parte de muchos padres. Vivimos inmersos en una sociedad llena de adultos desatentos, ansiosos, desconectados. Cuando los padres no conectan, los hijos utilizan todas las estrategias y maniobras para llamar la atención. Sucede que poner límites requiere tiempo, consciencia y energía, algo que a los adultos siempre nos falta. Pero sobre todo requiere presencia, estar presentes, estar realmente. Donde está tu mente, allí estás tú. Si nuestra mente divaga todo el día, ¿qué espacio de conexión consciente podemos crear con nuestros hijos?
4) Amor consciente: Por último, vemos a diario que la falta de equilibrio y estabilidad emocional lleva a muchos padres a perder ese sano equilibrio entre la autoridad y la flexibilidad, el cual es un arte que requiere extrema sabiduría. La autoridad sin amor es tiranía, el amor sin autoridad es complacencia con la trasgresión. La paternidad exige equilibrar el ejercicio del amor con el ejercicio de la autoridad. Amor con firmeza, firmeza con flexibilidad.
¿Por qué entonces, nos cuesta tanto poner límites? La respuesta es simple. Nuestros hijos son nuestro espejo. Nos muestran con total claridad y sabiamente, quiénes estamos siendo y cómo nos estamos relacionando con el mundo. Su conducta no hace más que expresar la manera en que los adultos respetamos los límites de los demás y hacemos respetar nuestros propios límites. Su conducta puede entonces estar reflejando nuestra propia postergación, miedos e inseguridades, nuestra falta de presencia, autoestima y autovaloración. ¿Cómo nos estamos relacionando con nosotros mismos en este sentido? Dejo abierto este interrogante.
Dra. Roxana Anahi Timo
Médica (M.N. 88.956)