Pelé reinó en La Bombonera

El baúl de los recuerdos. Con el fantástico O´Rei como carta de triunfo, Santos doblegó a Boca en las dos finales de la Copa Libertadores de 1963. Los xeneizes poco pudieron hacer contra un equipo que hizo historia.

“Adolfo... ¿Qué te parece si yo me agarro con Pelé? Le doy un cachetazo, él me va a contestar y nos van a echar a los dos. Y el Santos, sin Pelé va a ser una cosa. Boca, sin Rattín puede jugar sin problemas”. Antonio Rattín estaba dispuesto a sacrificarse para que Boca pudiera hacerle frente al Santos en la segunda final de la Copa Libertadores de 1963. Su interlocutor era Adolfo Pedernera, una gloria del fútbol que en ese momento, a pesar de su condición de mánager, era el verdadero técnico xeneize por más que en los papeles el cargo lo tenía su amigo Aristóbulo Deambrossi. “No. Esas cosas no me gustan a mí, Rata. No son para hacer en el deporte”, fue la respuesta. “Bueno, está bien. Usted es el que manda.Pero yo quiero ganarlo al partido”. El Rata y Pelé jugaron los 90 minutos de la revancha en La Bombonera y, como preveía el mediocampista auriazul, ganó el elenco brasileño, que con un gol de O´Rei se impuso 2-1 y retuvo el título que había conquistado un año antes.

Pelé había asombrado con su fantástica irrupción en el Mundial de Suecia en 1958 junto a otro maravilloso jugador como Garrincha. Desde ese momento, los brasileños dominaban el fútbol. La selección verdiamarilla había ganado la Copa Rimet en suelo escandinavo y en Chile ´62. Santos, luego de dos consagraciones consecutivas de Peñarol en 1960 y 1961, se había quedado con la edición del ´62 de la Libertadores. Llegó a la instancia decisiva doce meses más tarde contra Boca luego de haber superado en las semifinales al Botafogo, el equipo del fabuloso Garrincha.

O´Rei estaba rodeado por excelentes compañeros. El arquero era Gilmar, el custodio de la valla de la selección. La defensa la comandaba Mauro Ramos, el capitán del conjunto campeón del mundo un año antes. En el medio estaba Zito, el padrino futbolístico de Pelé, y en la ofensiva dos habilidosos punteros como Dorval y Pepe, más Coutinho, un astuto goleador que se entendía a las mil maravillas con la gran estrella del fútbol mundial de esos tiempos.

Los primeros capítulos de la Copa Libertadores no se antojaban interesantes para los clubes argentinos. Alberto J, Armando, el presidente de Boca, intuyó que con el paso del tiempo esa competición iba a ser muy importante y acordó con Pedernera apostar todas las fichas a ganador. Adolfo, el Maestro, trabajó a fondo con su compadre Deambrossi –habían sido compañeros en La Máquina, la mítica delantera de River de los años ´40- para que ese equipo sólido en el fondo y efectivo en ataque diera el salto hacia la conquista de América.

Los xeneizes habían contratado a una figura como José Francisco Sanfilippo. El Nene, todo un divo, era un implacable goleador en San Lorenzo. Lo acompañaba un sabio veterano como Ernesto Grillo, quien hacía unos años había regresado de Italia, donde se destacó en el Milan. Estaba el Beto Norberto Menéndez, de excelente pasado en River, y empezaba a maravillar con su soberbia habilidad Ángel Clemente Rojas, Rojitas, futuro gran ídolo de Boca. El punto fuerte era una defensa monolítica, con zagueros recios como el Cholo Carmelo Simeone y el uruguayo Alcides Silveyra y la experiencia y categoría del brasileño Orlando, compañero de Pelé en el ´58.También estaba Silvio Marzolini, un exquisito marcador de punta izquierda cuya elegancia contrastaba nítidamente con la bravura de sus compañeros.

Las huestes de Pedernera y el Mono Deambrossi dejaron en el camino a Peñarol en semifinales y tuvieron que vérselas con un Santos que parecía invencible. En el duelo de ida, en el Maracaná, se confirmó el favoritismo brasileño con una victoria por 3-2 con dos tantos de Coutinho y uno de Lima. El Nene Sanfilippo había comandado la recuperación de los xeneizes, que remontaron una desventaja de tres goles establecida en la primera media de acción.

A TODO O NADA

La revancha se disputó el 11 de septiembre en la cancha de Boca. El Maestro y el Mono optaron por prescindir de Marzolini y armar la retaguardia más dura que Boca pudiera tener. Sí, iban a luchar con todas sus fuerzas por la victoria, pero Pedernera no podía concebir apelar a atajos de ocasión como el que le proponía Rattín, un pilar en la mitad de la cancha y dueño de una personalidad arrolladora.

Los auriazules salieron a jugarse a todo a nada. No tenían otra alternativa. El partido era duro. Los locales trataron por todos los medios de frenar a Pelé. Sabían que era el principal argumento de los brasileños. Cuando más intenso era el dominio boquense, a O´Rei se le rompió el elástico del pantalón y se cambió esa prenda dentro de la cancha. Dicen que fue una avivada del magnífico futbolista para aquietar la furia del vendaval azul y oro.

No bien arrancó el segundo tiempo, Sanfilippo recogió un rebote y estampó el 1-0 para el dueño de casa. Muy rápidamente igualó Santos, cuando en la media luna del área y rodeado de adversarios, Pelé le abrió el camino del gol a Coutinho. Faltando menos de diez minutos, Pepe le alcanzó la pelota a O´Rei, quien dejó en el camino a su compatriota Orlando y definió con un violento derechazo que venció la resistencia del arquero Néstor Errea. Santos volvía a ser campeón. Y Pelé reinó también en La Bombonera.

LA SINTESIS

Boca 1 - Santos 2

Boca: Néstor Errea; Carmelo Simeone, Rubén Magdalena, Alcides Silveyra, Orlando; Antonio Rattín, Ángel Clemente Rojas; Ernesto Grillo, Norberto Menéndez, José Francisco Sanfilippo, Alberto González. DT: Aristóbulo Deambrossi.

Santos: Gilmar; Dalmo, Mauro Ramos, Calvet, Geraldino; Lima, Zito; Dorval, Coutinho, Pelé, Pepe. DT: Lula.

Incidencias

Segundo tiempo: 2m gol de Sanfilippo (B); 6m gol de Coutinho (S); 38m gol de Pelé (S).

Cancha: Boca. Arbitro: Marcel Albert Bois, de Francia. Fecha: 11 de septiembre de 1963.