“Para que la economía vuelva a crecer tiene que recuperarse el consumo”

Es clave para la Fase 2 del Plan Milei. Representa el 70% de la demanda agregada. El resto son las exportaciones y las inversiones. El Banco Central espera por los dólares del campo. “No veo ninguna posibilidad de que este año se salga del cepo”, sostiene Ricardo Delgado.

Lejos de inaugurar una etapa en la cual el Gobierno daría rienda suelta a su programa político, la aprobación de la Ley Bases y las últimas medidas tomadas por el equipo económico desataron un tembladeral en el terreno económico que fueron el sello de las últimas semanas.

Sensible a la incertidumbre, el primero en reaccionar fue el dólar en todas sus variables, que se disparó sembrando zozobra. Le siguió el riesgo país, el reclamo de los empresarios por una economía que no arranca y el rechazo de los productores agropecuarios a abrir el silobolsa y vender la cosecha.

La situación dista de ser sencilla, sobre todo porque el segundo semestre en la Argentina, por cuestiones estacionales, siempre es cuesta arriba para cualquier gobierno. Sin los dólares del campo, la pregunta es cómo va a hacer la gestión Milei para cumplir sus objetivos y evitar sobresaltos de aquí a diciembre.

TURBULENCIAS

“Las turbulencias ya venían de antes. Junio fue un mes complejo. Al menos en las últimas semanas hubo turbulencias, no tan marcadas como las de estos días, pero se produjeron en los mercados financieros, en los dólares financieros, en el blue, en la caída del precio de los bonos y las acciones”, considera Ricardo Delgado, presidente de Analytica Consultora.

“La Ley Bases de alguna manera ya estaba descontada en los precios de los activos. Esperar una suba muy violenta por la sanción de la ley, ley que además salió bastante recortada y muy forzada en términos de su concepción original, era un error -añade el experto-. Era un error pensar que iba a producirse una especie de nuevo boom. Acá hay cuestiones de fondo, que tienen que ver con tres cuestiones. Una es que el Banco Central no está acumulando reservas como se esperaba. Hay una retención de los sojeros producto de varias razones. Es una retención que no diría que es mayúscula pero de alguna manera impacta en los mercados y sobre todo en la necesidad que tiene el Banco Central de recomponer las reservas. El precio de la soja en Rosario está hoy en términos nominales algo por arriba de lo que estaba a fines de diciembre del año pasado”.

-Hay quien remarca que no es una cuestión de precios sino de incentivos para liquidar.

-Claro, exactamente. Por supuesto, hay un tema de incentivos. El Blend no está generando ese incentivo para liquidar. Hubo un tema de mal tiempo que retrasó parte de la cosecha. Todavía se está cosechando en algunas zonas. Hay algo menos de cantidad de lo que se había previsto en un primer momento. Hay una combinación de factores. Los precios internacionales habían bajado. El chacarero básicamente mira precios y siempre quiere una devaluación, por razones obvias. Pero tampoco es la causa principal. Como en todo fenómeno macro hay causas múltiples.

Los silobolsas están intactos. El agro espera mejores incentivos para vender la cosecha.

-¿Cuáles serían las otras razones?

-Otra es la percepción de que el Gobierno va a tener mayores dificultades hacia adelante para continuar con su política de superávit fiscal. La principal partida de gastos, que son las jubilaciones, ya está indexada después de la fuerte licuación que tuvieron en diciembre, enero y febrero. Ya se ve que el ajuste real de la principal partida es cada vez menor. Evidentemente esto trae dificultades hacia adelante en lo que es la percepción de los inversionistas. El otro tema que me parece relevante es que en las próximas semanas hay que ejecutar pagos importantes de deuda en dólares a los bonistas privados. Son alrededor de u$s 3.500 millones que se tienen que empezar a pagar. Eso es un monto que obviamente se va a pagar pero va a dejar en una peor condición a la posición de reservas internacionales del Banco Central.

RESTRICCIONES

-¿Hubiera avanzado con acelerar las micro devaluaciones?

-Creo que el Gobierno, como todo gobierno, trata de cambiar lo menos posible si lo que está en juego le dio resultados hasta el momento. El punto, como en toda política económica, es elegir el momento adecuado y las dosis adecuadas de los instrumentos que se están utilizando. Las micro devaluaciones, el crawling peg al 2%, le sirvió al gobierno para establecer un tipo de cambio casi fijo durante seis meses y eso ayudó a comprimir la inflación. Siempre un tipo de cambio fijo baja la inflación. Después tiene el problema de la apreciación. Tarde o temprano nos vamos haciendo más caros en dólares. Con lo cual, ahí hay un problema. La verdad es que acelerar las micro devaluaciones puede ser un instrumento de transición, pero me parece que nunca resolvió problemas estructurales en términos cambiarios. Acá me parece que se hace necesario dar señales contundentes de cómo van a recomponer la caja en dólares. Señales claras de cómo van a hacer para que en esta segunda parte del año, en donde estructuralmente van a tener menos dólares porque van a desaparecer las divisas del campo. Cómo van a hacer para fortalecer las reservas.

-¿Hay que esperar un salvavidas del Fondo Monetario Internacional?

-Dada la discusión con los multilaterales, el debate con el Fondo, un nuevo préstamo y algún acuerdo distinto, como mínimo va a llevar tiempo. El Fondo no parece muy proclive a ese tipo de soluciones como sí lo hizo en Egipto hace un par de meses. Egipto, que también tiene un programa con el Fondo, salió del cepo con un refuerzo de su programa. Le inyectaron u$s 5.000 millones. Parece que para la Argentina esta solución a la egipcia no estaría siendo analizada por el Fondo.

-Es decir que, de alguna manera, ve cepo para un rato largo.

-Yo veo cepo por lo menos para todo 2024. No veo ninguna posibilidad de que este año se salga del cepo. Tampoco creo que sea adecuado. Sí me parece que sería importante flexibilizar algunas normas vía la Comisión Nacional de Valores, que es la que obviamente regula el mercado. Cuestiones como el parking, niveles máximos permitidos de dolarización. Pero evidentemente el cepo hoy es ciertamente funcional para evitar un drenaje mayor de dólares del sistema.

-¿Qué opinión tiene sobre el pase de los pasivos del Banco Central al Tesoro? Los bancos no lo tomaron muy bien.

-No creo, como dice algún colega, que esto sea un Plan Bonex para los bancos. Están cambiando la calidad del acreedor. El Banco Central siempre fue la deuda más segura. Eso nos lo enseñaron en las primeras clases de los cursos de Economía en la Facultad. Nos decían que la mejor deuda siempre era la del Banco Central porque nunca quiebra. Puede tener dificultades pero es el prestamista de última instancia. Básicamente, es el que puede emitir. De alguna manera siempre el Banco Central respalda y paga su deuda. El Tesoro, en cambio, no. De hecho ha defaulteado su deuda muchas veces en la Argentina. Pasar la deuda de uno a otro genera cierto ruido. Siempre teniendo en cuenta que atrás de la deuda de los bancos están los depósitos. Lo que trascendió es que va a haber un aval del Banco Central para todas estas letras de regulación monetaria que se estarían emitiendo, justamente para evitar ese problema. Desde el punto de vista del Balance del Banco Central esto puede cambiar. También es cierto que hay que pensar en que los bancos deben tener alguna ventanilla abierta para que el Banco Central pueda darles alguna asistencia de corto plazo para eventuales faltantes de liquidez. Ese aspecto está poco claro en términos públicos. Todavía no se sabe bien cómo va a terminar ese proceso.

PRODUCCION

-El Gobierno está dispuesto a ordenar las cuentas públicas y resolver la herencia recibida, pero no se habla de factores de crecimiento. ¿El mensaje es que el esfuerzo debe recaer en el inversor privado? ¿Se necesitan políticas públicas para apuntalar eso?

-En lo personal diría que sí, esa es mi opinión. Pero es lo que no va a pasar. El Gobierno no cree en políticas de esa naturaleza. Creo que también son difíciles de llevar adelante. Para que la economía vuelva a crecer tiene que recuperarse el consumo. Ese es el primer motor que tiene que recuperase. Es el 70% de la demanda agregada. El resto son las inversiones y las exportaciones. Si no se recupera ese 70%, que es el consumo público y privado, pero fundamentalmente el privado, va a ser muy difícil. Más allá de algunas recuperaciones puntuales en los salarios privados registrados, y en eso el presidente tiene razón, que son un 35% del empleo total de la Argentina, en el resto de los ingresos uno no ve recuperación. Por otro lado hay caída en el empleo, con lo cual hay cada vez menos gente que trabaja. Esa combinación, que los economistas llamamos la masa salarial, difícilmente se recupere de manera potente, sustancial, en los próximos meses. No veo el rebote en V. Fuertes shocks macro como el que tuvimos desde diciembre y que todavía estamos atravesando, llevan entre dos y tres trimestres mínimos de recuperación para volver a los trimestres anteriores. Estamos todavía transitando el segundo. Probablemente el primer trimestre haya sido el peor en términos de actividad. Difícilmente tengamos una recuperación sustancial en este trimestre.

-Se habló mucho del RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones) durante el debate de la Ley Bases. ¿Hacía falta este marco normativo para atraer capitales a la Argentina?

-Soy de los que cree que el RIGI es un mecanismo adecuado para estimular inversiones, claramente. Sobre todo para las inversiones significativas que no están en la Argentina. Para que vengan fondos del exterior y la Argentina esté en el radar de las inversiones reales en el mundo, y las casas matrices de las firmas internacionales empiecen a mirar a la Argentina de manera más interesante, el RIGI es un instrumento interesante. Ahora, si continuamos con el cepo va a ser difícil. Las empresas llevan siete años de no poder remitir utilidades, de dificultades para operar en el mercado de insumos y pagar materias primas al exterior, de no poder disponer libremente de sus excedentes. Es difícil congeniar ambos mundos. De todos modos, las inversiones que vengan del RIGI van a demorar. Se tiene que reglamentar y eso lleva tiempo. El RIGI es más agresivo y más importante de lo que fue la ley de Promoción de Inversiones de Néstor Kirchner y Roberto Lavagna allá en el 2003 y 2004. Hubo una ley que permitía la amortización acelerada en el caso de los bienes de capital para el pago de Ganancias; beneficios fiscales vinculados al IVA.

-El kirchnerismo también operó de manera más focalizada, firmando acuerdos sectoriales o por empresa, como en el caso de Chevron.

-El régimen general no está mal y creo que está bien que se haya puesto un componente de contenido local. Creo que la Argentina, más allá de que me guste o no en términos de beneficios impositivos y aduaneros dentro de este régimen, hoy está en condiciones inferiores de competencia respecto de otros destinos con los que la Argentina compite en Latinoamérica, como Perú y Chile. Obviamente que es un régimen más agresivo, pero me parce que el track record triste de la Argentina en materia de ruptura de contratos exige ese tipo de concesiones de corto plazo.

LA MITAD DE LOS ARGENTINOS APOYA AL PRESIDENTE

Milei, con el respaldo intacto

Las ciencias económicas explican buena parte del proceso de toma de decisiones que lleva adelante el Gobierno. Hay una herencia y, se supone, un proyecto. Pero es la política la que le toma el pulso a la sociedad y la que, en una u otra forma, terminará por determinar cuán sostenible es un plan que tiene mucho de ajuste y nada de crecimiento.

-¿Cuál es la mirada política del panorama actual? ¿Cuán sustentable es el modelo y por cuánto tiempo la sociedad respaldará el ajuste?

-Ahí veo dos cosas. Los indicadores de los estudios de opinión pública dan cuenta de que el apoyo al presidente sigue siendo importante. Aproximadamente la mitad de los argentinos apoya a este presidente, no sé si a este modelo. Esto creo que tiene que ver con el fracaso de todo lo anterior. Claramente la gente no quiere volver a lo anterior. Además voy a agregar una mirada de analista económico y que tiene que ver con el hecho de que el Gobierno anterior, con todos sus enormes déficit en materia económica, dejó un desempleo relativamente bajo. Era empleo de mala calidad, con planes, pero la gente aún hoy, que está empezando a sentir que el desempleo es un inconveniente no sólo en el sector público sino también en el privado, no percibe que haya un problema de desempleo masivo todavía en la Argentina. Una cosa es pelear contra la pérdida de ingresos, contra la inflación, y otra es no tener ingresos. Es un poco lo que pasó en el fin de la Convertibilidad: se convivía con tasas de desempleo de dos dígitos y sin planes sociales. La gente no tenía ingresos. Hoy la gente tiene ingresos, muy menguados, no les alcanza, recorta pero tiene ingresos. Eso también de alguna manera ayuda a sostener el apoyo importante al presidente Milei.