Protagoniza una nueva versión de ‘Vivitos y coleando’, en el teatro Regio

Osqui Guzmán: “Los chicos son la mejor escuela que hay”

El clásico de Hugo Midón y Carlos Gianni volvió a escena con personajes y canciones que están grabados en la memoria de varias generaciones.

 

“Es más importante que diga no, que otra cosa”, afirma Osqui Guzmán sentado en una de las butacas del teatro Regio y quizás ahí radique la magia que guardan cada uno de sus personajes con los que busca conmover al público. Como ahora que está protagonizando ‘Vivitos y coleando’ junto a Flavia Pereda y Julián Pucheta en el teatro Regio. “El actor debe encontrar la conmoción porque ahí está lo que vino a decir como artista. No dejamos cuadros, libros, esculturas ni partituras, lo que dejamos es una conmoción en la memoria del espectador”.

Feliz de estar haciendo una de las obras más emblemáticas de la dupla Hugo Midón-Carlos Gianni, confiesa que no lo dudó en cuanto le llegó la propuesta. Incluso, con su compañera de vida, Leticia González De Lelli, decidieron posponer algunos planes que tenían para poder subirse a este barco. “Creo que es un momento para hacerse fuerte en las cosas que nos hacen bien y porque es la única manera también de poder mirar a otro, abrazarlo y decirle vamos a estar mejor”.

PARA NIÑOS

-¿Es difícil trabajar para chicos?

-Es la mejor escuela que hay, te enseñan mucho como artista. El adulto tiene en sí mismo las convenciones de lo social: va al teatro, se queda callado aunque se aburra, y cuando termina, si le gustó aplaude y si no le gustó aplaude también (risas). Con los chicos lográs la mejor concentración: si viajás a la India vas a ver a la gente practicando yoga en medio del tránsito. La concentración no es quedarse todos en silencio para que el artista pueda hacer su obra, la concentración es justamente todo lo contrario: en el medio del caos encontrar el equilibrio, ver el punto donde la poesía puede estallar. Por eso se aprende tanto trabajando para niños. Hay un momento donde entendés no sólo cómo captar su atención sino también los momentos que para ellos son importantes y decís: “si es importante para un niño, es importante para el futuro”. Cuando trabajás para infancias estás trabajando para el futuro y todo se vuelve muy relevante.

-Durante muchos años se subestimó al público infantil.

-Y todavía pasa. Hugo peleaba contra eso, por eso en el escenario ponía a grandes actores, una gran escenografía, un excelente vestuario. Todavía se subestima a los chicos, incluso hoy que los revisamos y que estamos atentos a que ellos se definan, a que no aprendan como aprendimos nosotros, que era con rigor.

-Después de tantos años trabajando para chicos, ¿nota un cambio en el público? ¿Es más difícil convocarlos ahora que están tan enganchados con las pantallas?

-Depende de los padres, ellos los llevan al teatro. Los niños siempre hicieron barullo, se movieron, pero absorben todo lo que les das, siguen siendo ellos porque así vienen a la vida. Lo que recibo siempre en las obras de infancias es un “gracias por hacer reír a mi hijo”.

“Creo que es un momento para hacerse fuerte en las cosas que nos hacen bien”, sostiene el actor, consciente del momento que atraviesa el país.

EL LEGADO

-¿Qué le dejó Midón como enseñanza?

-Todavía no logro saber qué me enseñó porque me pasa que reviso el material y sólo puedo estar maravillado. Creo que en algún momento me va a caer la ficha, pero todo me conduce a la maravilla de su creación, de lo que hizo, de su persona. Era un buen conversador porque era poeta y como todo poeta tenía una visión muy tranquila, sabia y simple de las cosas; entonces, en este mundo alocado que nos avasalla constantemente él nos hacía observar las cosas simples de la existencia.

-¿Cómo es habitar el mundo de Midón desde hace más de veinte años?

-Un privilegio, me siento un afortunado. A nivel mágico. Me parece increíble que en este momento de tanta angustia política y social me haya llegado un proyecto como éste donde los ensayos, la revisión del material, donde todo me lleva no solamente a tener una lectura de lo que nos está pasando otra vez, sino también del amor. El amor sí puede luchar, claramente puede hacerlo y con la obra ‘Vivitos y coleando’ lo podemos ver. Parecía que el amor no podía hacer nada contra el odio y no es real. Y sobre todo viendo estas obras escritas por un poeta y musicalizadas por uno de los más grandes genios de la música -a nivel Charly García- que tiene nuestro país que es Carlos Gianni. Creo que esa unión funda una civilización nueva (risas). Te hacen creer de nuevo en vos, en que tienen sentido tus sueños.

-¿Cómo vive la vuelta al teatro de ‘Derechos torcidos’, que usted protagonizó dos décadas atrás?

-Es hermoso. Se trata de una obra muy linda que cuenta la problemática de las infancias encarnada por las infancias, son ellos los que hablan de sí mismos. Me parece una cosa maravillosa.

-¿Cómo sigue su año después de ‘Vivitos y coleando’?

- Aún no tengo planes. Por lo general, yo no tengo proyectos, tengo sueños que me persiguen. Y a veces también me pongo yo a perseguirlos, pero son sólo sueños. Nunca nadie concreta todos los sueños porque para eso están, para ir detrás y sentir que se están persiguiendo. Con Leticia manejamos nuestra profesión siempre en base a sueños y atentos a cuando el deseo nos llama, porque el deseo es fugitivo, no está con vos siempre.