Mirador político

Ortodoxia fiscal y audacia financiera

El viaje a los Estados Unidos le sirvió al presidente Javier Milei para consolidar las expectativas en torno a lo que será la política económica bajo su mandato. Machacó con la defensa de la ortodoxia fiscal y dejó en claro que constituye el eje de su gestión. No dijo, en cambio, porque no era necesario, que la disciplina fiscal es la causa principal de la estabilidad institucional. Por eso, cuando la oposición kirchnerista y prokirchnerista presiona con el aumento del gasto público sin financiamiento le está apuntando en realidad a la gobernabilidad.

El segundo eje de la gestión Milei es la audacia financiera. Su diseñador, Luis Caputo, consiguió resultados inesperados que dieron por tierra con varios mitos locales. Primero, no devaluó inicialmente todo lo que los operadores económicos pretendían para “hacerse un colchón”. Tampoco hubo una segunda devaluación a pesar de las presiones. Todos los gobiernos anteriores eligieron devaluar en lugar de cortar el gasto. Todos, tarde o temprano, terminaron repudiados por la sociedad. Milei y Caputo aprendieron la lección, evitaron repetirla y, al mismo tiempo, lograron bajar la inflación.

En tercer lugar, Caputo está haciendo converger increíblemente los dólares libres hacia el oficial y no al revés como ha sucedido siempre. Está valorizando el peso contra la idea inicial de dolarizar.

En cuarto lugar, bajó la tasa de interés en vez de subirla también contra toda la experiencia histórica, ya que todos los gobiernos han creído falsamente que el encarecimiento del precio del dinero terminaría presionando los demás precios a la baja vía recesión.

Con el superávit fiscal, la caída de la inflación y la baja de tasas reapareció el crédito para los privados. Los bancos vieron amenazado el negocio de prestarle al Estado, pero no hubo corrida contra el Gobierno o, con mayor precisión, la única intentada, fracasó.

La audacia de decidir en contra de prácticas financieras consuetudinarias fue acompañada por audacia política. Milei armó un asado en Olivos y varias fotos para las redes, sumando apoyo de legisladores de otros partidos. Lo hizo para frenar la insistencia K en la ley de aumento a jubilados.

La idea funcionó. Ayer en el Senado se formó un interbloque de seis senadores para negociar con el Gobierno desde una posición de mayor fuerza numérica. Compiten con radicales y el PRO. Esta nueva coalición parlamentaria ordenará la tarea de juntar votos “dialoguistas”.

Entretanto, la oposición está tan perdida que el papa Bergoglio ha tenido que dar un paso adelante para reorganizarla como afirmó, maliciosa pero verazmente, el historiador italiano Loris Zanatta. Más allá de los comentarios ácidos, quedó a la vista la indigencia de todo el sistema político que tiene como única carta contra Milei a Cristina Kirchner. Por ese camino, el año próximo, pedirá el voto para resucitar una política económica que produjo un desastre histórico.