Novedades en el diccionario

“Dana”, “barista”, “espóiler”, “sérum” o “teletrabajar”. Tales son algunos de los términos que se acaban de incorporar al Diccionario de la Lengua Española (DLE), cuya última actualización suma unas 4.074 modificaciones, tanto enmiendas como adiciones, incluidas en su edición digital.
También se agregaron formas complejas como “centro de salud”, “unidad móvil”, “zona de confort”, “voto de castigo” o “zona cero”.

Se trata de la actualización 23.8 del DLE que fue presentada semanas atrás por el director de la RAE y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), Santiago Muñoz Machado, y por la responsable del Instituto de Lexicografía, Elena Zamora.

Precisó Muñoz Machado que ésta será la última actualización de la vigésimo tercera edición del diccionario, que en la actualidad consta de unas 94.000 entradas y 200.000 acepciones. La próxima edición, la vigésimo cuarta, se presentará previsiblemente en el otoño (boreal) de 2026.

“A partir de 2026 vamos a abrir las costuras del diccionario, las entradas se pueden multiplicar e incorporar léxico que no ha figurado nunca, quizá se llegue al doble de las que tenemos ahora”, señaló el director.

El objetivo, acotó, es “intentar aproximarnos a un diccionario completo que tenga términos que han faltado, en especial americanos”.

LOS APORTES

Las temáticas que más novedades aportaron a la nueva actualización del diccionario son la ciencia, el medioambiente, la tecnología, la gastronomía, la música y el deporte.

En el caso del término “dana”, de tan triste actualidad por el desastre que enlutó a toda España, las discusiones empezaron hace dos años pero solo se lo incorpora ahora y en minúscula, pese a ser en origen un acrónimo, una evolución similar a la que tuvieron otros términos como “covid” o “sida”.

“Tardó en incorporarse porque tuvo que estudiarse en combinación con otras como ‘gota fría’ o ‘depresión'”, señaló Zamora.

Muñoz Machado recordó que la Academia se toma su tiempo para decidir porque hay “vocablos efímeros”, que se usan un tiempo y desaparecen.
“La Academia no se deja llevar por las modas”, insistió, ya que las novedades son fruto de un trabajo riguroso que parte de propuestas de académicos, usuarios o de cualquier otra institución. En el caso de “dana”, se trata de una palabra que “por su importancia social y su uso tenía que estar en el diccionario”.

En el ámbito de la ciencia se incorporaron “aerotermia”, “micelar” o “microbioma”; en el tecnológico, “desarrollador”, “escalabilidad” o extranjerismos como “driver”.

Algunas palabras que ingresan están muy presentes en el día a día, como “teletrabajar” o una nueva acepción de “temporada”, en referencia al conjunto de episodios de una serie o programa.

Del ámbito gastronómico ingresaron “barista”, “frapé”, “infusionar”, “tabulé”, “umami”, “varietal” o “wasabi”. Y del musical, “blusero” o “rapear” y extranjerismos como “funk”, “groupie” e “indie” (usado también en el cine); mientras que por el campo deportivo se añadieron “bicicross”, “capoeira”, “curling”, “fitness” o “full contact”.