Nole, el último de los mohicanos


El escritor estadounidense James Fenimore Cooper fue autor del Último Mohicano. La novela cuenta la historia de manera ficcionada de la guerra franco-india, conflicto bélico que se desarrolló entre 1754 y 1763 en América del Norte y fue parte de la Guerra de los Siete Años en Europa. Fue publicada en 1826 y su título se sigue utilizando, casi doscientos años después, como referencia a la supervivencia de un soldado que no baja la guardia y termina siendo el último de su tribu. Hoy, salvando las distancias, Novak Djokovic podría asemejarse a ese luchador incansable de una generación que iluminó el tenis mundial cuando se acaban de bajar de la arena, uno por uno, Roger Federer, Rafael Nadal, Andy Murray y hasta nuestro querido Juan Martín del Potro, aunque el tandilense se fue yendo del circuito en fade.

En el mítico libro, el general francés Louis-Joseph de Montcalm llevó a cabo un asedio que obligó a los británicos a rendirse. Los guerreros del ejército francés ultimaron (valga la redundancia) a muchos de los prisioneros británicos. Esa masacre fue la que contó en su novela Fenimore Cooper y fue, también, parecida a la que hicieron con cientos y cientos de tenistas Federer, Nadal, Murray y Delpo.

El Big Four: Andy Murray, Djokovic, Roger Federer y Rafael Nadal.

La frase “el último de los mohicanos” surge del libro y refiere a la última persona o cosa restante de un grupo o era en particular, o una de las últimas personas en permanecer convencidas de una idea. Sirve de metáfora. Y en el deporte blanco, Nole es eso: casi un mito. La historia del escritor estadounidense fue una de las novelas más populares en su época pese a que los críticos la descalificaron. Le reprochan que su relato no es fidedigno . Incluso parece que el último mohicano no fue el último. La tribu sigue existiendo. El personaje Chingachgook suelta la frase célebre: “Cuando Uncas siga mis pasos no quedará ya nadie de la sangre de los sagamores, pues mi hijo es el último de los mohicanos”... Se trata, simplemente, de ficción. Y el libro sigue siendo muy leído en cursos de literatura de Estados Unidos.

Lo que no es ficticio, aunque sí parece mentira, es la vigencia de Djokovic, quien se va convirtiendo en el último de una era. El fin de semana pasado Nole estuvo en el país y fue la estrella de la despedida de La Torre de Tandil en una cancha, pegándole a la pelotita como podía y a pura emoción. Del Potro quiso saludar a sus hinchas una vez más después de haber contado viral y desgarradoramente su lucha contra las lesiones que lo sacaron de escena.

Nole dio el presente en la despedida de su amigo Juan Martín del Potro.

Todo fue sensible en la aparición del agasajado en Parque Roca. Más de quince mil espectadores y colegas del tenis (como Gaby Sabatini y Gisela Dulko, quienes fueron parte del show) y gente del espectáculo acompañaron a Delpo. Pero la figura de la noche resultó Djokovic. El serbio, actual número 7 del ranking mundial, volvió a mostrar su inmensa generosidad. Se lució con sus golpes, lo dejó ganar al bueno argentino y le rindió tributo al final del juego para los micrófonos.

“Estoy muy emocionado y agradecido de poder jugar con mi amigo, una gran persona, un gran jugador y un gran rival también. Pasó mucho tiempo desde que nos conocimos, teníamos 11 o 12 años. Él ya medía dos metros y yo uno, apenas... Lo siento a Juan Martín mucho más cerca de mi corazón. Yo vengo de una cultura en la que los valores son importantes... y creo que Juan Martín es un ejemplo para todos nosotros”, contó Djokovic.

La medalla dorada en los Juegos Olímpicos de París 2024 fue la última gran conquista del serbio.

Pero antes de la despedida de Delpo, Nole también estuvo cuando dio las hurras el gran Rafa Nadal. Entonces el serbio escribió en sus redes: “Rafa, has inspirado a millones de niños a empezar a jugar al tenis y creo que ese es probablemente el mayor logro que cualquiera puede desear. Tu tenacidad, dedicación y espíritu de lucha se enseñarán durante décadas. Tu legado vivirá para siempre”.

Similares fueron las palabras que le dedicó a su majestad Federer, a fines de 2022, cuando el suizo comenzó el éxodo de los gigantes. “Es difícil ver este día y poner en palabras todo lo que hemos compartido. Más de una década de momentos y batallas increíbles para recordar. Tu carrera ha marcado la pauta de lo que significa alcanzar la excelencia y liderar con integridad y aplomo. Es un honor conocerte dentro y fuera de la cancha, y por muchos años más”, le dijo.

Con el título en US Open de 2023 alcanzó los 24 campeonatos en torneos de Grand Slam, un récord que parece difícil de superar.

Por ahora Djokovic no le puso fecha a su vencimiento dentro de las canchas. El hombre ya no es el 1, pero sí es el hombre récord. Ganó 24 Grand Slams, plusmarca histórica que ninguno de sus rivales pudo alcanzar. Se llevó el Abierto de Australia en diez ocasiones, tres veces Roland Garros, siete Wimbledon y cuatro el Abierto de Estados Unidos. Es el hombre que más tiempo logró mantenerse en la cima del mundo (durante 428 semanas, en 13 temporadas). Habría que agregar que acaba de ganar la medalla de oro en los últimos Juegos Olímpicos de París 2024, entre sus logros más notables.

Y no se quiere ir el último de los mohicanos del tenis. A los 37 años, el nacido en Belgrado, cuando Serbia era Yugoslavia, no se baja. Fue subiendo peldaño a peldaño para desbancar a los más grandes de su época. También fue controvertido, criticado, espontáneo y quejoso como todo gran tenista. Se vio involucrado en polémicas interminables como la que vivió en Australia en 2022, cuando terminó deportado tras permanecer días encerrado en un hotel porque no se quiso vacunar en la pandemia. Tres jueces del Tribunal Federal de Australia desestimaron su apelación y le dieron la razón al gobierno del país oceánico para cancelarle la visa. Se perdió ese Grand Slam, pero la vida continuó y siguió ganando. Y nadie pudo ganar más que él hasta ahora. “Sigo jugando y creo que soy parte de una era de oro. Federer, Nadal, Murray, Delpo, Wawrinka… Estoy un poco triste porque mis grandes rivales se han ido. Una parte de mi persona tenísticamente se va con ellos, pero continúo buscando esta motivación”, explicó quien es, quizá, el último de los mohicanos.