EL PULSO DE LOS MERCADOS

No sería prudente jugar contra el dólar

La primera quincena de mayo se ha caracterizado por su volatibilidad. Algo ha creado bronca y suspicacias entre los inversores tradicionales. Estamos viendo en la Bolsa estadounidense correcciones de corto plazo. El Dow Jones y el S&P habían llegado a estar 15 % por encima del cierre de 2020. Hasta que un día la administración Biden empezó a mostrar su costado progresista (liberación de patentes y suba de impuestos) que generó caídas del 3/4 %. Y para peor asomó su fea narizota un segundo driver, la posibilidad de una suba de la tasa de interés para contener la inflación, después de varios años de recortes.

El mercado olfateo -y personalmente coincido- que la Fed llevaría su tasa de referencia de aquí a fin de año a un nivel entre 1,25 y 1,50 %, es decir un incremento de un punto o más. Estaríamos en pleno proceso de tapering y cada movimiento en ese sentido (o en otro) causa espasmos en el mercado accionario.

Esta semana tuvimos dos noticias importantes en la Unión. El primero es la confirmación de que la inflación está avanzando. Se esperaba que la mayorista en abril fuese del 0,3 %, peso llegó al 0,6 %, es decir el doble (lo mismo pasó con el costo de vida minorista). La cifra es ridícula si una la compara con el 4 % de la Argentina (por algo estamos como estamos) pero tratándose de la primera potencia mundial la conclusión que todos sacan es que ya está en movimiento el proceso para la suba de las tasas.

Pero el jueves hubo un dato relativamente positivo: las solicitudes semanales del subsidio por desempleo en Estados Unidos quedaron por debajo de 500.000 por primera vez desde que empezó la pandemia. Cayeron los trámites para conseguir al cheque a 473.000, desde los 507.000 previos.

No terminaron los mercados de digerir esa cifra cuando recibieron anteayer una mala nueva: en abril no se registraron mejoras en las ventas minoristas (las de marzo habían subido el 10,7 %), lo cual es malo a corto plazo. Demuestra que el consumo estadounidense es menor a lo esperado. La producción industrial, en tanto, registró una expansión (+0,7 %) también más abajo de lo calculado. Todas estas cifras generan un cóctel muy interesante: la pregunta del millón es cuándo empieza precisamente la suba de tasas. Como dije más arriba, a fin de año probablemente esté entre 1,25 y 1,50 %. No será prudente jugar contra el dólar en relación a las otras monedas del mundo.

MIS FAVORITOS

El oro, en tanto, consolida su rebote. Está sólo un 5 % abajo respecto 2020. En lo personal, confío en que se seguirá apreciando hasta tocar la zona de los 2.000 dólares. 

Un 38 % positivo acumula el petróleo desde diciembre. Subsiste un equilibrio interesante entre oferta y demanda, lo que aventó los temores que existían desde la aparición del virus chino (que el consumo se desplome en relación a la producción). Mi visión es que llegará a los 80 dólares el barril antes de 2022.

En relación a las criptomonedas, estamos en medio de un show. El brillante Elon Musk les agregó volatibilidad con declaraciones espantosas. Decidió que Tesla ya no recibirá bitcoins como forma de pago de sus automóviles, por una cuestión ambiental: algunas personas sostienen que la minería de los bitcoins le hace daño al planeta porque consume mucha energía. Así, la cripto más negociada cayo de los u$s 60 mil hasta los actuales 48 mil. No sería descabellado una corrección mayor hasta el piso de los 33 mil que, justamente, estaba cuando Musk y otros anunciaban su interés por esta nueva forma de inversión. A mi entender, en la caída sería una excelente oportunidad de ingreso para los que se quedaron afuera. Pero siempre con extrema precauciones. Hágase asesorar, amigo lector. A mi juicio, el bitcoin aún no puede ser más que el 5 % de su cartera de inversión.

Seré breve con respecto a la Argentina. Todos mis estudios me dicen que el nivel de 140 pesos del dólar libre es irreal.  Tiendo a creer que que esto lo saben todos, al menos todos los que saben leer tanto lo que se ve como lo que no se ve en el gráfico de dólar frente al peso argentino, es decir las expectativas del mercado, no de la política de turno. Yo espero, en una primera instancia, entonces una suba hacia los 300/340 pesos. Incluso todo lo que estamos escuchando sobre las negociaciones con el Club de París y el FMI están incorporados en la pierna alcista.