“Milei entiende que el camino es la reforma del Estado de Menem”

La apertura de la economía, la desregulación, las privatizaciones y el alineamiento con Estados Unidos son puntos en común entre ambos mandatarios. “Nadie puede decir que no hay elementos nítidos ideológicos y programáticos en el liderazgo de Milei”, destaca el politólogo Julio Burdman.

A medida que el Gobierno avanza en la desregulación del Estado y la apertura de la economía, la comparación entre el presidente Javier Milei y Carlos Menem resulta inevitable. Hay en el celo por ampliar el mercado y achicar el Estado un fuerte común denominador.

Es cierto que ambos líderes abrevaron en fuentes ideológicas diferentes y que han asumido en tiempos históricos distintos, pero la brújula del libertario marca el mismo Norte que la del riojano. “Para Milei, Menem es un referente y Alfonsín es un problema”, explica el politólogo Julio Burdman en este juego de buscar semejanzas y diferencias.

-¿Cuál cree que es la similitud entre las figuras políticas de Carlos Menem y Javier Milei? ¿Hay puntos de coincidencia?

-Hay puntos de coincidencia, pero no son todos. Lo que hay en común es que los dos quieren encarar una reforma del Estado. Proponen una revisión del llamado Consenso Alfonsinista. Menem proponía otra cosa, era como la revancha del PJ de los ‘80, que quería dejar atrás toda la cuestión de los ‘70. Quería la pacificación. Menem debió haber sido el candidato en 1983 y no Lúder. Proponía volver a ese punto, quería revisar al alfonsinismo. Menem entendió que el problema de la Argentina no era la democracia sino el Estado.

-¿Milei entiende lo mismo en este punto?

-Creo que Milei entiende que Menem fue el dirigente más importante de estos 40 años, y yo coincido con él. La tradición alfonsinista y kirchnerista creen que el dirigente más importante fue Alfonsín. Algunos creen que el kirchnerismo fue su continuación. Para Milei, Menem es un referente y Alfonsín es un problema. Villarruel, en cambio, está en contra de todos. Son coincidencias muy importantes. Milei entiende que la impronta de la reforma del Estado de Menem es el camino. Para Milei la forma de que Argentina encuentre el crecimiento sostenido a largo plazo es reformando el Estado. Hay otro tema que toma de Menem, pero lo lleva más lejos: la sensación de que Argentina, inserta en una alianza con Estados Unidos e Israel, nos devuelve a un sendero internacional. Y un cuarto tema es el optimismo. Menem pensaba que Argentina ingresaba al primer mundo, Milei va más lejos y dice que volveremos a ser una potencia. Está más en la línea histórica de la Argentina de creerse un gran país.

-¿Menem fue un pragmático que cambió tras la campaña, mientras que Milei es un convencido de sus ideas?

-No creo mucho en esa tesis de que Menem cambió tanto. Para mí es una lectura que más bien le hicieron los opositores, sus críticos. Menem nunca fue un tipo de izquierda ni mucho menos. Lo que sí es que explicitó la relación con Estados Unidos y la reforma del Estado más claramente una vez que asumió la presidencia. No coincido con esa historia de que Menem dio un barquinazo. Es cierto que Menem fue mucho más lejos en lo que llegó que lo que había anunciado. Milei está mucho más libre. Es más constructor de sí mismo. Menem era de alguna forma un heredero de Perón, Milei no es heredero de nadie. Aunque tal vez busque en la figura de Menem una cierta paternidad imaginaria. Milei es un producto más original.

ESCENARIOS

-Pasó mucho tiempo entre la presidencia de uno y otro. Asumen en escenarios completamente distintos, tanto en lo local como en lo internacional. Era una Argentina hiperinflacionaria, en llamas, en un mundo donde había caído el Muro de Berlín y se había proclamado el fin de la historia.

-Los dos tratan de adaptarse. Menem la tuvo un poco más fácil porque ganó las elecciones en el momento en que se estaba produciendo la caída del Muro de Berlín. Es decir que se alineó en un camino que era muy hegemónico, el de los Estados Unidos triunfante. Milei se está alineando pragmáticamente con la nueva derecha internacional. Muchas de estas cosas las está aprendiendo sobre la marcha, él venía más del lado de la economía y el liberalismo. Está aprendiendo a ser trumpista. Se está alienado con el trumpismo y la nueva derecha, que hoy en día son expresiones aspiracionales. De hecho, Milei está aislado en la región porque son todos gobiernos de izquierda menos el suyo. Está buscando más trabajosamente su camino internacional.

-El menemismo fue demonizado en las últimas décadas. ¿Cómo se hace para reconstruir esa imagen política? ¿Le hace falta a Milei?

-La propia elección de Milei representa una revisión de eso. La demonización vino justamente de parte de aquellos que Milei venció. La había iniciado el radicalismo aliancista junto con el peronismo de centroizquierda del Frepaso. La completó el kirchnerismo, que se sintió un poco un continuador de ese Frepaso. Milei al plantear este punto de que Argentina se organice ideológicamente, de un lado la centroderecha y del otro la centroizquierda, reivindica al menemismo como parte de esa tradición. Milei decía que iría con los halcones del PRO, los libertarios y el peronismo menemista. La demonización la terminó ejecutando el propio peronismo kirchnerista, lo cual fue un error garrafal. Algunos están empezando a entender que entregar a Menem fue un error porque era entregar parte de la identidad del peronismo.

-¿Es una particularidad de la Argentina que los liberales acá en realidad sean conservadores?

-La palabra liberal, al igual que las palabras progresista y republicano, en cada país adquiere otro significado. En Brasil la palabra progresismo está asociada al conservadurismo. De hecho, el partido de Bolsonaro se llamaba Progresista. Pero en Brasil, como la bandera dice Orden y Progreso, la palabra progreso queda vinculada a una tradición conservadora. En Brasil la palabra liberal también está asociada al conservadurismo. En Estados Unidos no, pero en varios países europeos sí. La palabra libertad en muchos países es reivindicada como un valor conservador. Parte de la batalla cultural mundial de Milei tiene que ver con reivindicar al liberalismo con un movimiento de derecha, frente a otras acepciones que vinculan al liberalismo con grupos de centroizquierda. En Estados Unidos la palabra Liberty, como algo diferente a Freedom, es reivindicada por el conservadurismo. Liberty es un valor fundacional del país. Cuando Estados Unidos adopta un lenguaje patriótico y conservador vuelve a los Padres Fundadores y se reencuentra con las ideas de la libertad originales. Por lo tanto, creo que el liberalismo es un término en disputa y que Milei lo quiere reivindicar como una palabra de derecha. Creo que está lográndolo. En Argentina, desde la aparición de Milei, es muy difícil decir ‘soy liberal de izquierda’, aunque muchos lo sigan diciendo. Milei se está quedando con el término.

LA RELIGION

-¿Qué rol juega la religión como creencia en la construcción de poder? Muchos seguidores de Milei se reivindican como cristianos, defienden la vida, pero el líder viró hacia una vertiente ortodoxa del judaísmo.

-Esta es una diferencia con el menemismo. Menem, aunque jugó con la idea religiosa e hizo una campaña bastante religiosa desde su figura, con esto de ‘No los voy a defraudar’ y algunas imágenes vestido de blanco, rodeado de gente, no avanzó. En la Argentina de cada diez argentinos, tres son religiosos practicantes. De esos tres, dos están con Milei. Uno de los núcleos duros del voto mileista es la religiosidad. No es casual que Milei tenga entonces dos religiones y que hable de Dios y las fuerzas del cielo. Eso es parte también de su contacto con la Argentina conservadora-religiosa. Milei pivoteó mucho con el anti aborto como uno de los ejes iniciales de su política. Marchaba con el movimiento celeste. El menemismo jugó con los temas religiosos pero nunca se comprometió. Menem en ese sentido era mucho más moderado en su estilo. Ahí hay una diferenciación. Milei abiertamente juega con la religiosidad como valor político y es el único en toda la democracia que lo hizo.

-¿Los jóvenes que siguen a Milei son liberales o están yendo tras lo nuevo?

-Creo que hay componentes. Otra pregunta que podemos hacernos es cuán formados políticamente están. Pero más allá del nivel de formación y lecturas que tengan encima, creo que los jóvenes mileistas están sintonizados con las ideas liberales y conservadoras de Milei. El los representa ideológicamente. Nadie puede decir que no hay elementos nítidos ideológicos y programáticos en el liderazgo de Milei. Atrae ese núcleo duro de pibes masculinos, varones.

-¿Mujeres no?

-En las últimas encuestas de Milei presidente se aplanó bastante el sesgo de sexo. Es casi por igual que haya varones y mujeres detrás de su apoyo. La campaña inicial era mucho más masculino el perfil del votante mileista del 30%, pero cuando ingresaron los votantes de Cambiemos se equiparó. Aún así el núcleo duro militante es más masculino y eso lo vemos en los actos como el de Parque Lezama. Milei tiene cuatro núcleos duros: jóvenes, religiosos, trabajadores cuentapropistas o informales y, por último, el votante anti AMBA del interior. Hoy en día el menos pronunciado es el de la edad. El más duro de todos es el religioso.