EL COLUMNISTA INVITADO
Milei anticipa: 2025 será el año del inicio de la reconstrucción
Un análisis de una columna de opinión del Presidente de los argentinos.
Por Mariangel Márquez
Javier Milei ha hecho lo que ningún político argentino se atrevió a hacer en décadas: poner sobre la mesa los principios que nos sacaron del Olimpo económico y hundieron en el lodo del estatismo. Su reciente columna en un diario nacional no es solo un diagnóstico de la debacle nacional, sino un grito de guerra contra el sistema que ha empobrecido a generaciones de argentinos. Hoy, analizando sus puntos, es imposible no compartir su indignación y su llamado a la reconstrucción.
Milei comienza recordándonos que Argentina fue, alguna vez, uno de los países más ricos del mundo. ¿Qué nos pasó? El estatismo en sus múltiples versiones: populismo, centralismo y un derroche fiscal desenfrenado. Nos vendieron la idea de que el Estado lo podía todo, y el resultado está a la vista: un país que pasó del progreso al estancamiento, del liderazgo mundial a la mediocridad.
Es imposible no indignarse al mirar el retroceso. El populismo prometió bienestar, pero nos entregó pobreza. ¿Qué es sino el 54,8% de pobreza y el 20,2% de indigencia que Milei menciona? Es el resultado de décadas de políticas que priorizaron la demagogia sobre la responsabilidad, el gasto público sobre la eficiencia y la emisión de billetes sobre la creación de valor.
EL PRIMER PASO
En su columna, Milei señala algo que cualquier ciudadano puede entender: sin estabilidad, no hay futuro. La inflación destruyó el poder adquisitivo, la emisión monetaria nos convirtió en esclavos del día a día y el déficit fiscal nos empujó al abismo. Pero aquí está la clave: Milei no se quedó en el diagnóstico, actuó.
Eliminar el déficit fiscal y cortar la emisión monetaria es una revolución en sí misma, una bofetada al modelo intervencionista que nos enseñó a vivir con deudas y dependencia. ¿Cuántos gobiernos prometieron resolver la inflación? ¿Cuántos fracasaron porque no tuvieron la valentía de tomar medidas drásticas? La gestión de Milei demostró que es posible reducir la inflación sin controles de precios ni devaluaciones. Y lo hizo respetando algo sagrado: el derecho de propiedad.
Uno de los puntos más brillantes del escrito de Milei es cómo desmonta la narrativa del populismo. Durante años nos dijeron que el gasto público era "solidaridad". Pero ¿qué es, en realidad? Es un robo descarado al bolsillo de los argentinos. Subir impuestos para financiar un aparato estatal inútil no es solidaridad; es saqueo. Milei lo dice con todas las letras: devolverle al pueblo lo que es suyo -reduciendo impuestos y recortando el gasto público- no solo es justo, sino que impulsa el crecimiento económico.
Los números no mienten: el equilibrio fiscal no solo reduce el riesgo país, sino que también aumenta la productividad, los salarios y la inversión. El ajuste que Milei propone no es una "política de derecha", como algunos lo caricaturizan, sino una herramienta de justicia para devolverle al ciudadano su libertad económica.
EL GOLPE FINAL
El DNU 70/23 y la Ley Bases son, según Milei, las reformas estructurales más profundas de nuestra historia. Y tiene razón. Desregular mercados, eliminar trabas burocráticas y aumentar la libertad económica son medidas que no solo son necesarias, sino urgentes. El intervencionismo nos acostumbró a creer que la omnipresencia estatal es sinónimo de progreso. Mentira. Los países más libres crecen más rápido, tienen menos pobreza y garantizan mayor bienestar.
Pero el intervencionismo no solo fracasó en lo económico, sino también en lo moral. Nos enseñaron a depender del Estado, a esperar migajas en lugar de construir nuestra prosperidad. La reforma de Milei no es solo económica; es un cambio cultural que nos devuelve el control de nuestras vidas.
Milei cierra su columna con un mensaje claro: 2024 fue el año del cambio, y 2025 será el inicio de la reconstrucción. Algunos lo llamarán optimismo, pero yo lo llamo visión. La transformación que está llevando adelante su gobierno no es una utopía; es un retorno a los principios que nos hicieron grandes.
Si algo queda claro después de leer a Milei, es que el intervencionismo no es solo un modelo económico fallido; es una herramienta de opresión. Nos quitó la libertad, nos robó la dignidad y nos condenó al fracaso. Hoy, con un gobierno que entiende que la libertad no es negociable, tenemos la oportunidad histórica de revertir esta tragedia.
CONCLUSIONES
Milei no es sólo un economista ni un Presidente; es un líder que se atrevió a desafiar el status quo. Su columna no es un simple escrito académico; es un manifiesto de libertad. Es hora de dejar atrás el sistema que nos hundió en la pobreza y abrazar un futuro donde el Estado deje de ser nuestro amo para volver a ser nuestro servidor.
El mensaje es claro: Argentina tiene una nueva oportunidad. Pero no será fácil. Desmontar el aparato estatista es un proceso doloroso, pero necesario. Porque después de décadas de oscuridad, el único camino es hacia la luz de la libertad. Milei lo sabe, y los argentinos también deberíamos saberlo.