Opinión
Los militares argentinos en la Batalla de Junín
Días atrás se cumplió el bicentenario de la Batalla de Junín, acaecida el 6 de agosto de 1824, como parte final de la lucha contra los ejércitos realistas en Suramérica y la consolidación de la independencia del Perú. En dicha conflagración se destacaron, entre otros, la presencia y el coraje de cuatro argentinos: Mariano Necochea, José Valentín de Olavarría, Juan Pascual Pringles y Manuel Isidoro Suarez.
Corrió 1824, y el choque entre el Libertador Simón Bolívar y el realista Canterac fue inevitable, tal como detalló Isidoro J. Ruiz Moreno en el capítulo VI ‘En el Perú y en Ecuador’, incluido en ‘Historia de los Granaderos a Caballo’ (1995): “Ambos contendientes se dirigían hacia Jauja, hasta que se encontraron en el valle de Junín, el día 6. Bolívar quedó con la infantería en una fuerte posición defensiva, y despachó adelante a toda su caballería, mandada en la ocasión por el general Mariano Necochea, en número de 600 hombres, que duplicaba el Ejército Real al contar con 1.300 de la misma arma. Esa fuerza americana de vanguardia estaba compuesta por seis escuadrones de Granaderos y Húsares de Colomba, dos de Perú, y uno de Granaderos a Caballo argentino, que mandaba el coronel Alejo Bruix, incorporado al Regimiento en Chile y recomendado por su desempeño en el combate de Riobamba (…) La carga realista conducida en persona por el general Canterac… arrolló a los dos escuadrones colombianos que se le opusieron, los cuales envolvieron en su retirada a toda la División patriota que salía del desfiladero para ingresar al valle, teniendo el general Necochea a su cabeza. Se produjo un total desorden en ésta, y también en la española… La derrota americana era total: el propio Necochea estaba gravemente herido por siete heridas de lanza y fue alzado prisionero a la grupa de un soldado del Rey. El combate era a arma blanca, a sable y lanza, sin dispararse un solo tiro. (…) En confuso tropel realistas y patriotas retrocedían por la quebrada; cuando pasaron a un costado del escuadrón de Húsares del Perú cuyo jefe era el coronel argentino Isidoro Suárez, … mandó Suarez cargar a su escuadrón por la retaguardia española y provocó su inesperada derrota (…). Menos de una hora había durado el encuentro, constando al Ejército Real 250 muertos y 150 bajas a los independientes, incluso heridos. El general Necochea pudo ser rescatado, aunque quedó inválido desde entonces. (…) Bolívar impuso el nombre de Húsares de Junín al escuadrón mandado por el coronel Suárez. En el parte del combate se ponderó «al señor coronel Bruix, que con el capitán Pringles, algunos oficiales y Granaderos de los Andes se mantuvo firme en medio de los peligros”.
NECOCHEA, OLAVARRÍA, PRINGLES y SUÁREZ
Los argentinos que se batieron en Junín, entre otros, fueron: Necochea, nacido en Buenos Aires el 7 de septiembre de 1792, ingresó el 24 de abril de 1812 como alférez en el Regimiento de Granaderos a Caballo. Su bautismo de fuego fue en el combate de San Lorenzo. Se incorporó al Ejército del Alto Perú, bajo el mando de los generales Belgrano y Rondeau. Luego se incorporó al ejército del general San Martín y descolló en combate, otorgándole Chile su ‘Orden al Mérito’. Acompañó al Libertador en su campaña al Perú y, tras Guayaquil, se puso a las órdenes de Bolívar.
En Junín su compromiso fue total. Su llamado ´Adentro Granaderos´ fue inmortal y múltiples sus heridas al ser tomado prisionero. “El ´Progreso´ de Santiago de Chile, en un ´Bosquejo´ de la vida de Necochea asegura que fueron 14 las heridas que recibió en la pampa de Junín, a saber 4 sablazos en la cabeza, 2 que le quebraron el brazo izquierdo de cuyas resultas le quedó completamente seco; uno en la mano derecha que le inutilizó los tres últimos dedos; dos lanzazos en el costado izquierdo, una estocada en el vientre, y 4 heridas pequeñas en los brazos: total 14”. Rescatado por la caballería patriota, “la carga de Suárez decidió la batalla, y arrancó al enemigo el glorioso ´cuerpo sangrante de Necochea, restituyéndolo al seno de los suyos como el más honroso y grande de los trofeos de la acción´. Bolívar hizo constar en el parte de batalla que ´Necochea se arrojó a las filas enemigas con una impetuosidad heroica y lo recomienda a la admiración de América”. Necochea por tan honroso comportamiento fue promovido a general de división sobre el campo de batalla´, según Jacinto R. Yaben, en ‘Biografías argentinas y sudamericanas’. Olavarría, nacido en Salto, provincia de Buenos Aires, el 13 de febrero de 1801, se incorporó al Regimiento de Artillería de la Patria, para luego sumarse al Ejército de los Andes, participando en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú, para luego ir en la expedición al Perú. Tuvo parte en Junín, donde “al igual que el valeroso Necochea, cayó prisionero… hasta que el teniente coronel Manuel Isidoro Suárez se lanzó con su Regimiento “Húsares del Perú” … lo cual puso en precipitada fuga a las fuerzas de Canterac. Olavarría fue rescatado en esta carga de Suárez, como asimismo el valiente Necochea… Fue entonces que Olavarría y Necochea se dieron aquel fraternal abrazo que la historia ha registrado como un acto admirable de agradecimiento de un héroe hacia otro. Olavarría fue promovido a teniente coronel, en cuya clase se halló en la batalla de Ayacucho”, también tomado de Yaben.
Pringles, en tanto, nació en San Luis el 17 de mayo de 1795. Se incorporó en 1813 a las milicias de su provincia en 1813. En 1819 repelió la sublevación de los realistas capturados luego de Maipú, y colaboró con el gobernador local. Partícipe de la campaña sanmartiniana al Perú, fue clave en el pase del Regimiento Numancia, que actuaba a las órdenes realistas, a las filas patriotas. Ante una emboscada, en la caleta de Pescadores, de los Dragones del Perú, los ataca directamente y, viéndose rodeado prefirió arrojarse al mar junto a sus hombres antes que rendirse. Su coraje fue reconocido por los realistas, de los vencedores a los vencidos, por su coraje. Posteriormente fue nombrado “Benemérito de la Orden del Sol”, condecoración creada por el Libertador San Martín. Su arrojo en la batalla de Junín, y posteriormente en Ayacucho le valieron la denominación de «Benemérito en grado eminente» y el grado de teniente coronel de caballería.
Suarez, finalmente, nacido en Buenos Aires el 2 de enero de 1799. Se incorporó como cadete al Regimiento de Granaderos a Caballo en 1814. Atraviesa la cordillera de los Andes, participa en Chacabuco, posteriormente, logró capturar con su sección al ex mandatario de Chile Marcó del Pont y su comitiva, que huían por mar, y midió sus fuerzas con los realistas en Cancha Rayada y Maipú. “Es a la cabeza de este cuerpo ´Húsares del Perú´, que el bravo Suárez –otra vez la cita es de Yaben- tuvo la actuación descollante conocida, en la batalla de Junín… la caballería realista compuesta por los ´Húsares de Fernando VII´ y ´Dragones del Perú y de la Unión´, a la cabeza de la cual se pone el bravo general Canterac, ataca violentamente a la caballería republicana… Es en el medio de aquel desorden y de aquella espantosa confusión que suena el clarín de Necochea tocando reunión. “El soldado de los Andes”, montado en su corcel de guerra (exclama) con voz vibrante a sus soldados “Adentro Granaderos”, clava espuelas en su corcel y sable en mano se lanza sobre el enemigo… El esfuerzo es inútil, cae el primero… con las manos mutiladas y el cuerpo acribillado de 14 heridas… Es en ese instante supremo, que el valeroso Suárez… los cargó con tal ímpetu, por retaguardia, a los españoles… y produce el desbande de los realistas… El general Simón Bolívar premió el arrojo de Suárez y sus bravos escuadrones, disponiendo que en adelante el cuerpo tomara el nombre de “Húsares de Junín”.
Cuatro destinos suramericanos, argentinos, enrolados en el Regimiento de Ganaderos a Caballo, sirvieron a los Libertadores José de San Martín y Simón Bolívar, se batieron con coraje en Junín, y posteriormente ofrecieron sus armas, en la guerra civil argentina, por lo que creyeron, y murieron con hidalguía, siendo guías de las nuevas generaciones.
Corrió 1824, y el choque entre el Libertador Simón Bolívar y el realista Canterac fue inevitable, tal como detalló Isidoro J. Ruiz Moreno en el capítulo VI ‘En el Perú y en Ecuador’, incluido en ‘Historia de los Granaderos a Caballo’ (1995): “Ambos contendientes se dirigían hacia Jauja, hasta que se encontraron en el valle de Junín, el día 6. Bolívar quedó con la infantería en una fuerte posición defensiva, y despachó adelante a toda su caballería, mandada en la ocasión por el general Mariano Necochea, en número de 600 hombres, que duplicaba el Ejército Real al contar con 1.300 de la misma arma. Esa fuerza americana de vanguardia estaba compuesta por seis escuadrones de Granaderos y Húsares de Colomba, dos de Perú, y uno de Granaderos a Caballo argentino, que mandaba el coronel Alejo Bruix, incorporado al Regimiento en Chile y recomendado por su desempeño en el combate de Riobamba (…) La carga realista conducida en persona por el general Canterac… arrolló a los dos escuadrones colombianos que se le opusieron, los cuales envolvieron en su retirada a toda la División patriota que salía del desfiladero para ingresar al valle, teniendo el general Necochea a su cabeza. Se produjo un total desorden en ésta, y también en la española… La derrota americana era total: el propio Necochea estaba gravemente herido por siete heridas de lanza y fue alzado prisionero a la grupa de un soldado del Rey. El combate era a arma blanca, a sable y lanza, sin dispararse un solo tiro. (…) En confuso tropel realistas y patriotas retrocedían por la quebrada; cuando pasaron a un costado del escuadrón de Húsares del Perú cuyo jefe era el coronel argentino Isidoro Suárez, … mandó Suarez cargar a su escuadrón por la retaguardia española y provocó su inesperada derrota (…). Menos de una hora había durado el encuentro, constando al Ejército Real 250 muertos y 150 bajas a los independientes, incluso heridos. El general Necochea pudo ser rescatado, aunque quedó inválido desde entonces. (…) Bolívar impuso el nombre de Húsares de Junín al escuadrón mandado por el coronel Suárez. En el parte del combate se ponderó «al señor coronel Bruix, que con el capitán Pringles, algunos oficiales y Granaderos de los Andes se mantuvo firme en medio de los peligros”.
NECOCHEA, OLAVARRÍA, PRINGLES y SUÁREZ
Los argentinos que se batieron en Junín, entre otros, fueron: Necochea, nacido en Buenos Aires el 7 de septiembre de 1792, ingresó el 24 de abril de 1812 como alférez en el Regimiento de Granaderos a Caballo. Su bautismo de fuego fue en el combate de San Lorenzo. Se incorporó al Ejército del Alto Perú, bajo el mando de los generales Belgrano y Rondeau. Luego se incorporó al ejército del general San Martín y descolló en combate, otorgándole Chile su ‘Orden al Mérito’. Acompañó al Libertador en su campaña al Perú y, tras Guayaquil, se puso a las órdenes de Bolívar.
En Junín su compromiso fue total. Su llamado ´Adentro Granaderos´ fue inmortal y múltiples sus heridas al ser tomado prisionero. “El ´Progreso´ de Santiago de Chile, en un ´Bosquejo´ de la vida de Necochea asegura que fueron 14 las heridas que recibió en la pampa de Junín, a saber 4 sablazos en la cabeza, 2 que le quebraron el brazo izquierdo de cuyas resultas le quedó completamente seco; uno en la mano derecha que le inutilizó los tres últimos dedos; dos lanzazos en el costado izquierdo, una estocada en el vientre, y 4 heridas pequeñas en los brazos: total 14”. Rescatado por la caballería patriota, “la carga de Suárez decidió la batalla, y arrancó al enemigo el glorioso ´cuerpo sangrante de Necochea, restituyéndolo al seno de los suyos como el más honroso y grande de los trofeos de la acción´. Bolívar hizo constar en el parte de batalla que ´Necochea se arrojó a las filas enemigas con una impetuosidad heroica y lo recomienda a la admiración de América”. Necochea por tan honroso comportamiento fue promovido a general de división sobre el campo de batalla´, según Jacinto R. Yaben, en ‘Biografías argentinas y sudamericanas’. Olavarría, nacido en Salto, provincia de Buenos Aires, el 13 de febrero de 1801, se incorporó al Regimiento de Artillería de la Patria, para luego sumarse al Ejército de los Andes, participando en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú, para luego ir en la expedición al Perú. Tuvo parte en Junín, donde “al igual que el valeroso Necochea, cayó prisionero… hasta que el teniente coronel Manuel Isidoro Suárez se lanzó con su Regimiento “Húsares del Perú” … lo cual puso en precipitada fuga a las fuerzas de Canterac. Olavarría fue rescatado en esta carga de Suárez, como asimismo el valiente Necochea… Fue entonces que Olavarría y Necochea se dieron aquel fraternal abrazo que la historia ha registrado como un acto admirable de agradecimiento de un héroe hacia otro. Olavarría fue promovido a teniente coronel, en cuya clase se halló en la batalla de Ayacucho”, también tomado de Yaben.
Pringles, en tanto, nació en San Luis el 17 de mayo de 1795. Se incorporó en 1813 a las milicias de su provincia en 1813. En 1819 repelió la sublevación de los realistas capturados luego de Maipú, y colaboró con el gobernador local. Partícipe de la campaña sanmartiniana al Perú, fue clave en el pase del Regimiento Numancia, que actuaba a las órdenes realistas, a las filas patriotas. Ante una emboscada, en la caleta de Pescadores, de los Dragones del Perú, los ataca directamente y, viéndose rodeado prefirió arrojarse al mar junto a sus hombres antes que rendirse. Su coraje fue reconocido por los realistas, de los vencedores a los vencidos, por su coraje. Posteriormente fue nombrado “Benemérito de la Orden del Sol”, condecoración creada por el Libertador San Martín. Su arrojo en la batalla de Junín, y posteriormente en Ayacucho le valieron la denominación de «Benemérito en grado eminente» y el grado de teniente coronel de caballería.
Suarez, finalmente, nacido en Buenos Aires el 2 de enero de 1799. Se incorporó como cadete al Regimiento de Granaderos a Caballo en 1814. Atraviesa la cordillera de los Andes, participa en Chacabuco, posteriormente, logró capturar con su sección al ex mandatario de Chile Marcó del Pont y su comitiva, que huían por mar, y midió sus fuerzas con los realistas en Cancha Rayada y Maipú. “Es a la cabeza de este cuerpo ´Húsares del Perú´, que el bravo Suárez –otra vez la cita es de Yaben- tuvo la actuación descollante conocida, en la batalla de Junín… la caballería realista compuesta por los ´Húsares de Fernando VII´ y ´Dragones del Perú y de la Unión´, a la cabeza de la cual se pone el bravo general Canterac, ataca violentamente a la caballería republicana… Es en el medio de aquel desorden y de aquella espantosa confusión que suena el clarín de Necochea tocando reunión. “El soldado de los Andes”, montado en su corcel de guerra (exclama) con voz vibrante a sus soldados “Adentro Granaderos”, clava espuelas en su corcel y sable en mano se lanza sobre el enemigo… El esfuerzo es inútil, cae el primero… con las manos mutiladas y el cuerpo acribillado de 14 heridas… Es en ese instante supremo, que el valeroso Suárez… los cargó con tal ímpetu, por retaguardia, a los españoles… y produce el desbande de los realistas… El general Simón Bolívar premió el arrojo de Suárez y sus bravos escuadrones, disponiendo que en adelante el cuerpo tomara el nombre de “Húsares de Junín”.
Cuatro destinos suramericanos, argentinos, enrolados en el Regimiento de Ganaderos a Caballo, sirvieron a los Libertadores José de San Martín y Simón Bolívar, se batieron con coraje en Junín, y posteriormente ofrecieron sus armas, en la guerra civil argentina, por lo que creyeron, y murieron con hidalguía, siendo guías de las nuevas generaciones.