En los últimos días se habló en los medios sobre el recorte que desde el Poder Ejecutivo se estaba haciendo al Plan Nacional de Prevención y Reducción del Embarazo No Intencional en la Adolescencia. (ENIA). Según se informó el gobierno despidió a 619 personas que trabajaban para dicho programa. También hemos escuchado que con este acto se desmanteló uno de los programas más exitosos para la reducción del embarazo adolescente de la historia argentina. Estas afirmaciones merecen detenernos a reflexionar.
UN POCO DE HISTORIA
Según se relata en el documento “Plan ENIA. Recorrido, logros y desafíos” publicado en 2019, conjuntamente por el Ministerio de Salud; Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología; el Ministerio de Desarrollo Social, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) “En enero de 2017, el Gobierno Nacional, en consonancia con la prioridad asignada a la adolescencia en su plan de gobierno y en el marco de los Objetivos de la Agenda 2030, convocó a tres ministerios nacionales, a través de sus respectivas secretarías. Así, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología y el Ministerio de Desarrollo Social, con la cooperación de la sociedad civil y de las agencias del Sistema de Naciones Unidas, se dieron cita para diseñar una estrategia mancomunada de abordaje integral de un fenómeno que, hasta entonces, no había recibido la prioridad necesaria en las agendas de gobierno”. Así entre el gobierno de Mauricio Macri y la ONU, alineados con la Agenda 2030 se dio inicio al mentado plan ENIA que acerca e impulsa a los adolescentes a conocer y hacer uso de los servicios de Salud Sexual y Reproductiva con el fin de disminuir los embarazos adolescentes.
La masificación de la anticoncepción hormonal para adolescentes en edad de crecimiento, merece un extenso capítulo aparte, pero nos centraremos en otro punto.
EMBARAZOS NO INTENCIONALES
En los documentos emitidos por el plan de referencia se estima que 7 de cada 10 embarazos en chicas menores de 15 no son intencionales y en su mayoría, consecuencia de abusos y violencia sexual. En los primeros tres años de aplicación del Plan la tasa de los embarazos a esas edades se redujo un 40%.
Es necesario tener en cuenta que ya se encontraba en vigencia el “Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo” que habilitaba, aún sin ley de aborto voluntario, a recurrir a la práctica del aborto bajo determinadas circunstancias, como, por ejemplo, violación o salud de la madre, sin límites de edad de gestación del niño por nacer. Las adolescentes podían acceder a este servicio dando por sí mismas el “consentimiento informado y realizar personalmente la declaración jurada requerida para la interrupción de un embarazo producto de una violación” a partir de los 14.
Pasó agua bajo el puente y en 2020/2021 la ley 27.610 habilitó el aborto voluntario, por la cual, las chicas entre los 13 y los 16 pueden, en general, acceder a un aborto con pastillas sin el acompañamiento de un adulto.
LOS “LOGROS” DE ENIA
El Reporte anual 2022 “Los rumbos de la experiencia argentina con el aborto legal” publicado en 2023 por el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) observa “un descenso de la fecundidad adolescente: el número de niñas y adolescentes que llevaron un embarazo a término continuó disminuyendo en el país”. Si bien los determinantes del descenso de la tasa de fecundidad adolescente (el número de nacimientos que ocurren durante un determinado año por cada 1000 mujeres de 10 a 19 años) son múltiples, se afirma que “A estos aspectos se agrega un entorno favorecedor de la toma de decisiones informadas sobre la sexualidad y la reproducción, incluyendo la decisión de continuar o interrumpir un embarazo”.
Dejémonos de hipocresías. ¿Realmente el Plan ENIA es una solución para los embarazos precoces? Considerando que todo método anticonceptivo que mantenga la integridad del sistema reproductivo puede fallar, tratar de aminorar la cantidad de embarazos adolescentes solo es posible implementando políticas públicas que promuevan la iniciación sexual más tardía, lo que no parece gozar de mucho marketing.
Entonces, cabría preguntarnos con justa razón si han descendido los embarazos adolescentes o lo que han descendido son los nacidos vivos de madres adolescentes y el embarazo quedó oculto tras los abortos.
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