La vaselina de Rojas

El baúl de los recuerdos. Después de ocho años sin festejar en la Bombonera, en 2002 River se dio el gusto de ganarle a Boca. El equipo de Ramón Díaz se imponía 2-0 y faltando dos minutos el defensor marcó un golazo que fue el símbolo de una inolvidable victoria.

“Cuando levanto la cabeza me encuentro solo frente al arquero y se me viene el mundo encima. Me pasan mil imágenes por la cabeza. Segundos que parecieron una eternidad y me sale pegarle por arriba y nada más… Se me salían los ojos cuando miraba la pelota entrar lentamente y chocar con la red”. Reacio a dejarse encandilar por las luces de la popularidad, Ricardo Ismael Rojas contó alguna vez cómo fue el gol que lo marcó para siempre. El paraguayo, en realidad misionero de nacimiento que actuó para la selección albirroja, quedó en la historia como el autor de un tanto espectacular en una contundente victoria de River por 3-0 sobre Boca en la Bombonera.

La vaselina de Rojas es un gol inolvidable para los millonarios. La denominación que adquirió tiene que ver con las cuestiones de la modernidad que se apoderaron del lenguaje corriente de los argentinos. Desde tiempos inmemoriales, en estas latitudes se hablaba de emboquillada. Nadie usaba ese término importado de España que acabó imponiéndose con una fuerza tan arrolladora que sepultó en el olvido la antigua palabra que definía esa forma de lograr un tanto. Tanto es así que si algún tradicionalista se refiriera al gol de emboquillada de Rojas no tendría más alternativa que explicar de qué habla y comprendería, con rapidez y cierta sensación de derrota personal, que la expresión La vaselina de Rojas le gana por goleada a la vieja emboquillada.

Más allá de estos asuntos, el defensor se llevó todos los aplausos en un momento en el que River sólo esperaba que los minutos siguieran corriendo para disfrutar de una victoria que se le negaba desde el Apertura 1994, cuando había derrotado a los xeneizes por 3-0. Se disputaba la 6ª fecha del Clausura 2002. El equipo de Ramón Díaz, rico en figuras, exhibía una llamativa superioridad sobre sus adversarios en el arranque de este torneo. Lujoso, efectivo… el elenco millonario lideraba el certamen con una autoridad incuestionable.  A aunque procuraba no perderle pisada, Boca no lograba un funcionamiento tan destacado. El Maestro Oscar Washington Tabárez  también contaba con valiosos jugadores, pero no despedían el brillo que era fácilmente apreciable en el conjunto del Pelado.

Los millonarios habían asumido el protagonismo de las acciones desde el instante mismo en el que Héctor Baldassi dio la orden de salir a jugar. Roberto Abbondanzieri debió salvar el arco de Boca en varias oportunidades. El local buscaba incomodar con medios menos efectivos. El partido era intenso y disputado, como suelen ser los Superclásicos. De pronto, Ariel Ortega envió un tiro libre sobre el área xeneize. La pelota cayó en poder de Esteban Cambiasso, quien, a pesar de ser zurdo, sacó un derechazo cruzado que vulneró la estirada del Pato.

Boca se adelantó en la cancha tratando de emparejar el resultado. Se exponía a que un rival con la jerarquía de River en ofensiva lo lastimara con sus contraataques. El Burrito Ortega le arrebató la pelota a Mauricio Serna en el medio y abrió hacia la izquierda para Víctor Zapata, quien le alcanzó el balón a Fernando Cavenaghi en el área. El goleador lo retuvo unos segundos y lo estiró hacia la otra punta para el ingreso de Eduardo Coudet. El Chacho le pegó de primera y su esquinado disparo terminó dentro del arco de Abbondanzieri cuando le quedaba poco y nada al período inicial.

En el complemento los millonarios dispusieron de todas las comodidades para jugar. Boca estaba totalmente lanzado al ataque, situación que les otorgaba más espacios a los del Pelado Díaz. Así lo tuvo Cavenaghi, pero su remate dio en la base del poste derecho ante el infructuoso y desesperado cierre de Nicolás Burdisso. 

Llovía en la Bombonera. Deliraban en las tribunas los hinchas visitantes en tiempos en los que había lugar y condiciones para que diera el presente el público de uno y otro equipo. River mantuvo su perfil de constante amenazador frente a un oponente que se esforzaba en vano por modificar el trámite del partido. El final se acercaba y el 2-0 parecía inamovible para alegría de los millonarios que se reencontraban con el éxito en territorio auriazul después de mucho tiempo.

Pero había tiempo para más. Rojas, sin dudas el integrante menos llamativo de una formación en la que estaban Andrés D´Alessanadro, Ortega, el Cuchu Cambiasso, Cavenaghi, Coudet y Cristian Ledesma, tomó la pelota y se fue hacia adelante. La dejó en los pies de D´Alessandro y corrió en diagonal hacia el área, en una actitud no muy típica de él, ya que en su carrera sólo le había marcado un tanto a Sport Colombia jugando para Cerró Corá, en Paraguay.

Pero el misionero sintió que era su momento. El Cabezón buscó a Ortega, quien estaba recostado sobre la punta izquierda. El Burrito, lúcido, vio al defensor y le dio un pase perfecto. Rojas avanzó unos pasos, se libró de la marca de Clemente Rodríguez y tocó la pelota de emboquillada -de vaselina- y dejó a mitad de camino a Abbondanzieri. El balón viajó poéticamente hacia el fondo del arco. ¡Golazo! La vaselina de Rojas le ponía el broche de oro a una victoria inolvidable de River en la Bombonera.

LA SINTESIS

Boca 0 - River 3

Boca: Roberto Abbondanzieri; José María Calvo, Nicolás Burdisso, Diego Crosa, Clemente Rodríguez; Sebastián Battaglia, Mauricio Serna, Cristian Traverso, Walter Gaitán; Guillermo Barros Schelotto, Marcelo Delgado. DT: Oscar Washington Tabárez.

River: Angel David Comizzo; Ariel Garcé, Celso Ayala, Ricardo Rojas; Eduardo Coudet, Cristian Ledesma, Esteban Cambiasso, Víctor Zapata; Andrés D´Alessandro; Ariel Ortega, Fernando Cavenaghi. DT: Ramón Díaz.

Incidencias

Primer tiempo: 26m gol de Cambiasso (R); 41m gol de Coudet (R). Segundo tiempo: Ariel Carreño por Gaitán (B); Christian Giménez por Battaglia (B); 22m Martín Demichelis por Zapata (R); 31m Guillermo Pereyra por Ledesma (R); 35m Claudio Husaín por Coudet (R); 43m gol de R. Rojas (R); 45m expulsado Traverso (B).

Cancha: Boca. Arbitro: Héctor Baldassi. Fecha: 10 de marzo de 2002.