Siete días de política
La segunda etapa de gestión vino con ruido financiero y político
Tras el control del brote inflacionario aparecieron problemas financieros: vencimientos de la deuda y falta de dólares. Milei y Villarruel se pelean porque no tiene a nadie enfrente
A mediados de semana el Indec informó que en mayo el aumento de los salarios había casi duplicado el aumento de los precios: 8,3 a 4,2%. Desde enero los precios subieron 71%, mientras los salarios lo hicieron 73%.
Es un fenómeno incipiente con una causa central: la lucha antiinflacionaria del dúo Milei-Caputo que aplica un modelo ortodoxo de shock hasta ahora exitoso. Las expectativas para el futuro inmediato son también positivas: se calcula que en julio la inflación será menor al 4%.
El dato político/electoral más relevante de esas estadísticas es que los que mayor recuperación tuvieron fueron los salarios “informales” o en negro: los que cobran los trabajadores más pobres.
El contraste de los resultados del primer semestre de 2024 bajo el gobierno libertario con los de los últimos doce meses es demoledor. En los últimos doce meses los salarios perdieron 70 puntos contra los precios como consecuencia del último y fatídico semestre del gobierno de Massa-CFK-Alberto.
Estos números explican por qué un gobierno deficitario en muchas áreas retiene un apoyo del 50% de los votantes. De todas maneras esta situación dista de ser definitiva, en vista de que, superada la amenaza del brote inflacionario inicial, el dúo Milei-Caputo enfrenta otro no menor: el de la escasez de dólares y de un cúmulo de vencimientos de deuda que presionan sobre el tipo de cambio y las reservas, planteando dudas sobre la solvencia del país. Por eso los bonos argentinos caen y el riesgo país sube.
El gobierno no maneja algunos factores que inciden en la falta de dólares como la pérdida de valor de la soja en Chicago que es la peor para la principal exportación argentina desde 2007 (ver “La soja de Cristina y la soja de Javier”). Sí puede -y lo está haciendo- encarar esta segunda etapa del plan económico con una estrategia que consta de tres partes. La primera, no emitir para secar la plaza de pesos. La segunda, comprometerse a no devaluar --contra los reclamos de acreedores y exportadores-- y la tercera, redoblar los pedidos para que el FMI y otros organismos de crédito habiliten entre 10 y 15 mil millones de dólares para llegar a las elecciones de 2025.
Tres días atrás el ministro Luis Caputo se entrevistó con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Giorgieva, con ese propósito. El problema del gobierno son los plazos. Cuanto más dólares del BCRA utilice para pagar vencimientos, incumplirá en forma proporcional la meta que en materia de reservas exige el FMI. Todos quieren cobrar y esa es una bomba de tiempo aún sin desactivar.
En este marco complejo el gobierno encuentra, sin embargo, tiempo para las peleas de poder internas. La más expuesta es la del presidente y su vice, Victoria Villarruel, para quien cualquier situación resulta propicia. La vice quiere tener voz y voto en las listas de la renovación parlamentaria, mientras el presidente busca aislarla.
La oportunidad de hacerlo se la dio la propia Villarruel al calificar de colonialistas a los franceses en vísperas de la visita del presidente a París, donde finalmente fue recibido de manera favorable por su par Emmanuel Macron. Las disculpas del caso ofrecidas días antes por Karina Milei al embajador francés en Buenos Aires habían puesto fin al incidente, pero el encono con el que insistió la comunicación oficial sobre el episodio mostró que la lucha continuará. Se espera hoy un nuevo round en la exposición rural.
La hermana del presidente junto con el asesor Santiago Caputo está, según todos los testimonios, a la cabeza del comando operativo para las elecciones del año próximo. Su objetivo es armar un oficialismo menos carnavalesco que la armada Brancaleone con que concurrieron a las urnas el año pasado y que comenzó a desintegrarse rápidamente con casos como el de Píparo, Pagano, la propia Villarruel, etcétera. Figuras irrelevantes pero que contribuyen a la imagen caótica que proyecta La Libertad Avanza.
Con ese propósito el oficialismo avanzará en los próximos meses en alianzas con la “casta” y se espera el entendimiento con el peronismo en provincias donde mantiene el control territorial y el kirchnerismo ya es inviable.
El PRO, entretanto, se encuentra en pleno proceso de “trasvasamiento”, a pesar de los esfuerzos de Mauricio Macri por retener el liderazgo. Dirigentes de larga trayectoria en el partido como Federico Pinedo ya admiten que Juntos por el Cambio es tiempo pasado y que Milei representa hoy la alternativa disponible para hacer la transformación económica que el ex presidente no pudo o no se animó a hacer.
Por estas circunstancias Milei y Villarruel se pelean en público. Hacen externa la interna, porque la lucha por el poder real se dirime hoy dentro del oficialismo.