La picazón como síntoma de un estado psicológico
Se define al prurito como una sensación displacentera que genera el impulso de rascarse y que tiene un alto impacto en la calidad de vida del paciente. Es un síntoma subjetivo e inespecífico, considerado el más frecuente en la dermatología que se encuentra influenciado por el estado psicológico/emocional del paciente ya sea que, este último, funcione como gatillo o mantenimiento del prurito.
Es un fenómeno multifactorial que incluye componentes emocionales y sensitivos, que puede ser localizado o generalizado, y que se divide en: agudo y crónico (cuando tiene más de 6 semanas de duración).
Tiene diferentes orígenes: dermatológico, sistémico, neurológico, psicogénico entre otros.
Para el manejo del prurito es necesario un tratamiento sintomático "paso a paso", que consiste en primer lugar: diagnosticar la enfermedad subyacente así como su etiología para posteriormente indicar un tratamiento sintomático y una terapia sistémica apropiada.
Dentro del prurito crónico encontramos al prurito psicogénico, también llamado trastorno pruriginoso funcional. Se lo define por la exclusión de causas dermatológicas, sistémicas o neurológicas. Está presente en más de la mitad de los pacientes con enfermedades psiquiátricas y predomina en mujeres entre los 30 y 50 años. Se caracteriza por la aparición de ataques paroxísticos que empeora al atardecer o anochecer y mejora ante situaciones que distraen la atención del paciente. Las áreas afectadas a lo largo del cuerpo son aquellas accesibles a las manos, principalmente la cara y el cuero cabelludo. Este trastorno tiene estrecha relación con los estados emocionales y constituye una manifestación cutánea de trastornos psicológicos/psiquiátricos. Entre las comorbilidades psiquiátricas asociadas la depresión es la más frecuente seguida de la ansiedad, algunas manías y el abuso de sustancias entre otros. La ideación suicida en pacientes con prurito es elevada.
Requiere una evaluación multidisciplinaria por un equipo psicodermatológico y un enfoque individualista. Se deben brindar herramientas para que el paciente pueda controlar el proceso de prurito/rascado, educando al paciente para que mejore la xerosis cutánea y elimine los factores exacerbantes. El tratamiento tópico adecuado es fundamental para controlar el prurito y el tratamiento sistémico se evaluará ante la falla del tratamiento tópico o ante la falla de compliance del paciente. El asesoramiento con un psicoterapeuta es importante frente a trastornos con tensión social.
La percepción del prurito/picazón es el resultado de la activación de pequeñas terminaciones nerviosas de la piel, por distintos estímulos, las que transmiten la señal a la corteza cerebral sensorial a través de fibras nerviosas.
Es un acto reflejo que tiene una función adaptativa, como la tos y el estornudo por ejemplo, para calmar la picazón que generalmente es transitoria, pero si el mismo es sostenido en el tiempo porque el estímulo es anómalo y se perpetua se transforma en un ciclo del prurito-rascado que daña la integridad de la piel, disminuye la resistencia de la misma a las infecciones, impacta negativamente en el ánimo y en el sueño y puede acompañarse de vergüenza social. Todo esto perjudica/daña la calidad de vida y lleva a que los pacientes se desesperen en busca del alivio.
El rascado es una respuesta motora, una conducta, generada por el prurito para eliminar los estímulos nocivos. La conducta de rascado disminuye la ansiedad y produce una variación del patrón inmunológico.
¿ES UNA EMOCION?
El picor puede ser la causa o la consecuencia de una emoción. Podemos definir una emoción como una "reacción psico-fisiológica que altera el comportamiento que se está realizando en ese momento y que prepara para la acción", por lo tanto (según esta definición) el prurito podría considerarse una emoción ya que produce el deseo inmediato de rascarse, es difícil de controlar y altera el comportamiento de ese momento.
Si bien no existe una personalidad que predisponga específicamente a la picazón existe una clara asociación entre el prurito y la ansiedad, como consecuencia del mismo, y los cuadros depresivos que muchas veces se manifiestan de una manera solapada a través de este síntoma: el prurito
Dra. Estela Malatesta
Médica Dermatóloga, especialista en Psiquiatría y Clínica Médica (M.N. 84.736)
Vicepresidente la Academia de Dermatología y Psiquiatría Argentina (ADEPSI)
Dra. Karina Malvido
Médica dermatóloga (M.N. 86.310)
Vocal de ADEPSI