La mancha amarilla acecha
El clima no es la única amenaza que afecta al trigo en esta campaña. Las enfermedades foliares que avanzan cada vez con mayor incidencia son otra señal de alarma para los productores. Y en una zona tradicionalmente triguera como es el sudeste y sudoeste de la provincia de Buenos Aires,
Del encuentro también formó parte el investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), Ariel Faberi, quien insistió en la necesidad de concentrar la atención en los lotes con trigo como antecesor. "
Entre las recomendaciones, ambos especialistas coincidieron en la necesidad de elegir materiales de buen comportamiento y perfil sanitario. "
Por su parte, Fabbris señaló que para lograr un buen control de la enfermedad es clave partir con un tratamiento de semillas adecuado. En ese sentido, el técnico de UPL destacó que, aunque las carboxamidas se presentan como herramientas muy efectivas, también es necesario hacer un buen uso de este tipo de tecnologías para evitar la generación de resistencias.
"Las típicas mezclas de estrobilurinas con triazoles que aplican los productores de la zona ya no son una medida eficiente para el control de enfermedades'', avisó el docente, quien repasó los distintos factores que llevaron a la actual situación: la elección continua de los mismos agentes químicos y los distintos criterios de aplicación (subdosificación, sobredosificación y aplicaciones tardías en los lotes).
Ante estos mecanismos de acción sito-específicos que actúan sólo sobre una parte de la célula ejerciendo una presión de selección, Faberi contrapuso los beneficios de los fungicidas multisitio. "Este tipo de productos atacan e interfieren en distintos procesos metabólicos de la célula fúngica, entonces es menos probable que el patógeno pueda producir mutaciones simultáneas.
En ese marco, Fabbris destacó la performance de los fungicidas multisitio de UPL que aportan tres diferentes mecanismos de acción: Azoxystrobina (del grupo de las estrobilurinas), Tebuconazole (del grupo de los triazoles), y fundamentalmente el Mancozeb, que por su acción multisitio actúa en seis diferentes sistemas de la célula del hongo al mismo tiempo. "Además de esta particularidad que evita la generación de resistencias, tiene un amplio espectro de control'', sumó Faberi.
En cuanto a las recomendaciones de uso, el técnico sugirió aplicar apenas se observan los primeros síntomas de la enfermedad. "La dosis que proponemos es de 2 kilos por hectárea. La primera aplicación debería realizarse en Z32 para luego complementar eventualmente con una aplicación de carboxamidas durante el periodo crítico del cultivo. Tampoco hay inconvenientes en realizar una segunda aplicación'', reveló Fabbris, quien a su vez advirtió que la opción de una segunda aplicación de triazoles o estrobilurinas no es viable y sostenible en el tiempo.
El ejecutivo recordó que es un fungicida triple mezcla, sistémico, multisitio, curativo y erradicante único en el mercado. Su formulación WG, con gránulos dispersables de última generación, facilita su disolución en agua. Además, no sólo ha demostrado que ejerce un buen control sobre mancha amarilla, sino también su eficacia sobre otras enfermedades como roya anaranjada, roya amarilla, y mancha en red en el cultivo de cebada, estas dos últimas en procesos de registro.