“La macro va por el buen camino”

Los discursos del presidente Javier Milei dejan tela para cortar, confirman el rumbo, invitan al balance pero, sobre todo, permiten trazar líneas a futuro. Durante su exposición en el acto por el 170 aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires el mandatario desplegó el mapa, mostró la hoja de ruta.

“Me pareció un discurso a tono con lo que está haciendo, que es sentar los objetivos de política monetaria. Hubo un anuncio positivo, que repitió luego Caputo (Luis), que es el superávit fiscal de junio. Eso es algo que se dudaba si iba a ocurrir por algunos comentarios del ministro, que había dicho que no habría superávit. Bueno, va a haber. Eso ayuda. El tema de cómo avanza el gobierno hacia temas pendientes es bastante importante”, analizó el economista Gustavo Neffa, director de Research for Traders.

“Esquivó todo lo que tiene que ver con atraso cambiario y devaluación. Son muchas las presiones que está recibiendo el Gobierno hoy desde distintos lados para por lo menos acelerar el ritmo de devaluación -agregó el experto-. Son muy positivas también las señales que se envió de inflación por debajo de lo esperado. Son logros que aplaude el mercado, aunque está preocupado también por otros temas como la no acumulación de reservas en el Banco Central durante junio”.

-El presidente adjudicó la escasa compra de dólares por parte del Banco Central en junio a una razón estacional por la importación de energía. ¿Coincide?

-Exactamente, algo estacional. Sabemos que en energía todavía somos dependientes de algunas exportaciones. Eso encarece muchísimo lo que es el balance comercial y la cuenta de dólares. A eso se suma el pago de la renta y amortización de los bonos de la deuda, que fueron u$s 2.700 millones. Eso no ayuda. Si bien no es para preocuparse, por ahí los inversores han tenido muchas alegrías en poco tiempo con respecto a la baja del riesgo país, la recomposición del Banco Central tanto del lado de los activos -recuperar reservas en términos netos- como del lado de los pasivos, es decir sanear esa hoja de balance que estaba literalmente podrida desde el año pasado. Teníamos reservas negativas en el lado derecho y en el izquierdo una parva de deuda. El Banco Central lo que hizo fue bajar drásticamente esa rentabilidad. Los bancos se frotaban las manos. Lo vimos con los balances entre diciembre y mayo, fue fastuoso. Lo hizo con la baja de la tasa de interés del 133% al 40% y bajando con licitaciones de letras y obligando a los bancos a pasarse de los pases pasivos a las letras más cortas del Tesoro. Esto deja con cierta liquidez a los bancos como para prestar, de ahí el regreso del crédito hipotecario. 

EQUILIBRIO

-El presidente confirmó el miércoles que el equilibrio fiscal no se negocia. ¿Es otra buena señal para los inversores?

-No se negocia, va a vetar cualquier ley que atente contra el superávit fiscal. Me parece bien. Eso es algo que quieren escuchar los inversores. No es malo. No habló de temas más estructurales, como es el atraso del tipo de cambio. Fue un mes de mayo extraordinario en materia de generación de divisas genuinas. Argentina tendrá que intentar el roll over de la deuda. Es como el bombero que tiene la manguera pinchada: entran dólares pero son más los que salen.

-En cuanto a la salida del cepo, parece no haber apuro en el Gobierno. ¿Qué opina?

-No están dadas las condiciones, en eso coincido. Si no hay fondeo de afuera es difícil equiparar un tipo de cambio con el otro con la brecha cambiaria en el 50% y más. Es un tema sin respuesta. Primero porque va a generar una disparada sobre los precios cuando seguramente el dólar oficial vaya a buscar el valor más cercano al dólar Contado con Liqui o al blue. Ahí atenta contra el objetivo del gobierno. El primero es sanear el Banco Central y el segundo, atacar la inflación. Sobre esos dos objetivos se calzan los demás. Algunos otros quedan afuera.

-¿Considera clave un préstamo del Fondo Monetario Internacional para salir del cepo? Egipto recibió apoyo.

-Creo que están jugando un poco con la presión. Si Argentina no recibió esa plata es porque el FMI le está pidiendo que sincere el tipo de cambio, que fue atrasándose. La herramienta preferida de los gobiernos populistas es atrasar todo y que le estalle a otro. Eso ocurrió con las tarifas, el control de precios y con el tipo de cambio, pero tiene patas cortas. La base más firme para avanzar es tener superávit comercial, superávit fiscal, volver a los famosos superávit gemelos para estar más tranquilos. Argentina no puede darse el lujo nuevamente de tener déficit porque no hay con qué financiarlo. Todo lo que se monetice va a parar a la inflación. 

-Es un desafío de alto nivel. Argentina pocas veces ha tenido superávit gemelos.

-Sí, totalmente. Eso es importante. La gran ventaja que veo ahora es que no hay una ambición de aumentar el gasto, con lo cual lo que se tiene es por lo menos una seguridad de que esos objetivos son inclaudicables. El Gobierno va a morir con las botas puestas en este tema. En lo estructural, Argentina debe tener superávit fiscal para no monetizarlo. Tampoco va a alcanzar porque hay 2,5 puntos del PBI en aumentos. Llegó a ser del 11% del PBI. Es una locura lo que ocurrió el año pasado, además de atrasarse con el pago a los importadores. Desde julio en adelante Massa pisó la caja y dijo: ‘No sale un dólar’. Y a pesar de eso salieron igual muchos dólares por un atraso cambiario evidente. Todo esto tiene un costo político pero se reordena. Creo que la macro va por el buen camino y estamos atravesando un trimestre donde secuencialmente el REM del Banco Central muestra que crecería 0,5%, el cuarto trimestre un 0,8% y el año que viene, entero, estaría en torno al 2,5%. Eso es algo positivo. No va a haber una recuperación en U y mucho menos en V, pero tampoco es la L. Es una recuperación como la pipa de Nike. Lento pero acelerando. Es insuficiente para mí. Argentina debería crecer entre 3 y 5% al año como para poder estar tranquilo con respecto a los pagos de deuda que se avecinan.

-¿Ese nivel de crecimiento lo descarta para el año que viene?

-La apertura del cepo es un objetivo que creo que el Gobierno quiere concretar pero ahora no puede. El año que viene quizás estén dadas las condiciones con otro Banco Central más pulido, una inflación más planchada y acumulación de reservas. En el tema de la tasa de inflación creo que ya se ha completado en un 80% lo que viene por la distorsión de los precios relativos. Cuando Milei dice que una condición para abrir el cepo es que haya inflación cero, entiendo que está diciendo inflación cero en términos de equipararlo con la tasa de devaluación.

SUSTENTABILIDAD

-¿Es sustentable la política para bajar la inflación?

-La verdad es que 5,2% o 4,9% no va a cambiar los desafíos que hay por delante. El principal es, si hay un sinceramiento del tipo de cambio, cuál es el impacto sobre los precios. Los precios se vinieron ajustando al dólar oficial en un inicio. Luego se fueron pasando a un dólar celeste y probablemente con una convergencia del tipo de cambio se ajuste más al contado con liqui. Eso es lo que pasó en diciembre de 2015, pero con la ventaja de que había una gran afluencia de dólares. Hoy eso no ocurre. Hoy los inversores extranjeros están muy renuentes a meter plata en la Argentina. 

-¿El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones será un disparador para la llegada de inversiones?

-El RIGI es más que necesario, apunta a inversiones de más de u$s 200 millones. Hay, incluso, uno más sofisticado para más de u$s 1.000 millones. Ya anunció Pan American Energy una inversión importante y otras más van a venir. También está la ampliación del gasoducto, que está a mitad de camino y se debe completar. Ya está lanzado eso. Ahora tenemos que esperar la baja del riesgo país a la zona de 1.000 puntos para que esto se concrete.