Diálogo con el ex secretario del área durante los años 2002 y 2003 en el gobierno de Duhalde
"La inteligencia como mecanismo de represión comenzó con Néstor"
En el sur estamos viviendo una situación muy grave, y pareciera que por parte de las autoridades nacionales en el mejor de los casos hay permisividad, aseguró Miguel Angel Toma.
El exsecretario de Inteligencia (2002/2003), Miguel Angel Toma aseguró que que ``quien comienza a utilizar la inteligencia como mecanismo de represión y control social fue Néstor Kirchner, y se perfeccionó durante el gobierno de su viuda, especialmente en 2010''. En ese marco analizó las causas del ARA San Juan, la muerte del fiscal Nisman y la crítica situación de los mapuches en el sur.
A continuación, los fragmentos destacados de la entrevista:
-¿Cómo ve usted, teniendo en cuenta su experiencia como secretario de Inteligencia, el procesamiento del expresidente Mauricio Macri por el supuesto espionaje a los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan?
-El fallo es absolutamente inconsistente por dos razones. Lo primera que hay que investigar es si realmente hubo espionaje ilegal; es decir, si efectivamente se utilizaron métodos que están prohibidos por la Ley 25520 en función de la situación que se plantea en relación a los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan. Eso no está probado en la causa, no hay sentencia firme, y además es muy poco consistente la prueba que el juez exhibe en el fallo para determinar que efectivamente lo hubo. El segundo punto es que si no está debidamente probado si hubo o no espionaje ilegal, ¿cómo puede procesar al expresidente por haber dado una orden que tampoco prueba si efectivamente la diera, para realizar un acto de espionaje ilegal? O sea, no está probado ni que sea ilegal lo que supuestamente se hizo ni que el expresidente haya dado esa orden. De manera que este es un fallo absolutamente vinculado a una posición partidista de este juez que lo único que le faltó fue firmar el fallo como "Martín Bava, Justicia Legítima".
-¿Por qué cree usted que la justicia no procede de la misma manera o con la misma celeridad, por ejemplo, con Cristina Fernández, a quien se le encontraron en su domicilio siete carpetas con información de distintas personas procedentes de espionaje ilegal?
-Porqué evidentemente hay una clara intención partidista, no política, y en realidad no debemos generalizar. Acá hay un juez que lo que hace es deteriorar la imagen de la justicia. Y por otra parte el caso de la doble vara para medir distintas circunstancias, que no son equivalentes, porque una cosa es lo que dice el juez Bava sobre el expresidente, sin ningún tipo de pruebas, y otra cosa muy distinta es la flagrancia, como es el caso de las carpetas que le encontraron en el domicilio particular de la expresidente Cristina Fernández a raíz del allanamiento ordenado por el Juez Bonadío.
-¿Es normal, o frecuente, este tipo de accionar de los servicios de inteligencia?
-Mientras yo fui secretario de inteligencia nunca me pidieron ningún tipo de dato adicional, cosa que no es algo ilegal. La inteligencia es la herramienta por la cual se preservan intereses estratégicos de la Nación frente a cualquier amenaza e naturaleza interna o externa. Pero debemos aclarar algo muy importante. Las carpetas encontradas en el domicilio de Cristina, que eran informes de inteligencia muy bien hechos, por profesionales, no tenían las características de los informes confeccionados por la Secretaría de Inteligencia, que conozco en detalle. Ahí, lo que había, era un espionaje ilegal y paralelo, y no algo hecho por el servicio de inteligencia oficial.
-¿Este tipo de espionaje ilegal comenzó con el gobierno de Cristina?
-Quien comienza a utilizar la inteligencia como mecanismo de represión y control social fue Néstor Kirchner, y se perfeccionó durante el gobierno de su viuda, especialmente en 2010, cuando comienza la negociación con el gobierno de Irán, por el memorándum, pero todo esto tiene una larga historia que es muy interesante.
-¿Podría desarrollarla?
-Néstor Kirchner le había dado por decreto a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), cuando todavía era la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) la tarea de auxiliar y asistir al fiscal Alberto Nisman, titular de la UFI AMIA, creada también por Kirchner para investigar el atentado. Esto se mantiene durante mucho tiempo, hasta que en 2010 comienzan las negociaciones en Alepo entre Héctor Timerman y el canciller iraní que luego terminarían en la firma del memorándum de entendimiento. Durante este período, en varias oportunidades, tanto a Paco Larcher -que era el verdadero jefe de la SIDE en aquel momento- y al propio Nisman, los llama Carlos Zannini para decirles que dejen de investigar a Irán por el atentado de la AMIA. Obviamente esto se transmite a la estructura de inteligencia que asistía a Nisman, encabezada en ese momento por Jaime Stiuso, por lo que la estructura de inteligencia responde que ellos están haciendo ese trabajo por orden de un decreto presidencial, por lo tanto, la contra orden debería provenir de otro decreto. Obviamente, nadie quería pagar el costo político por dejar de investigar a Irán. Por lo tanto, el gobierno de la época comenzó a desfinanciar a la inteligencia oficial y comenzó a financiar exponencialmente a la inteligencia militar. O sea que, durante el mismo período, mientras a la secretaría de Inteligencia se le mantenía el mismo presupuesto con pequeños retoques que eran absorbidos por la inflación a la inteligencia militar de un país que no tienen ninguna hipótesis de conflicto bélico se le aumentó el presupuesto en un 156%. Por lo tanto, ese presupuesto estaba destinado a crear un sistema de inteligencia paralelo e ilegal, como en la peor época del terrorismo de estado, financiado a través del presupuesto nacional, como mecanismo de control y represión social; y las carpetas encontradas en la casa de Cristina en El Calafate sin dudas vienen de ahí.
-¿Y cómo sigue, o en qué termina, ese sistema de espionaje paralelo?
-En 2014, cuando Nisman sigue investigando, asistido por el equipo encabezado por Stiuso, ponen a Oscar Parrilli como interventor y al tiempo, a los pocos días del asesinato de Nisman, echan a los mejores cuadros de la inteligencia argentina, que los conozco perfectamente porque la mayoría de ellos fueron subordinados míos. Esto significa que en Argentina no tenemos sistema de inteligencia, lo han destruido, lo que no significa que no esté funcionando otro sistema ilegal paralelo.
-¿Cuál es su reflexión sobre la muerte del fiscal Nisman?
-Partamos de la base que a Nisman lo asesinaron. Eso está demostrado en la causa a través de varias pericias que se hicieron con seriedad y una consistencia absoluta, con la participación de peritos prestigiosos y de parte, y la conclusión es que Nisman fue asesinado por la acción de dos personas. Obviamente que hubo inteligencia previa, de eso no hay ninguna duda.
-La gran incógnita, entonces, sería: ¿Quién dio la orden, y por qué?
-Cuando uno investiga un crimen, máxime cuando es un crimen de esta naturaleza, lo primero que tiene que preguntarse es a quién beneficia la muerte de esa persona, que iba a denunciar al día siguiente, en el congreso, al gobierno nacional y a la entonces presidente de la nación por encubrimiento del atentado a la AMIA.
-¿Cómo analiza el accionar del Estado nacional, especialmente del ministerio de Seguridad, respecto al conflicto mapuche en la Patagonia
-En el sur estamos viviendo una situación muy grave, y pareciera que por parte de las autoridades nacionales en el mejor de los casos hay permisividad, y en el peor hay complicidad frente al intento de un grupo de izquierda que usurpando la identidad mapuche, y basado en la búsqueda y recuperación de supuestos territorios ancestrales, lo que realmente están planteando -por la vía del terror- es un intento de construir una nación dentro de nuestro propio territorio nacional. Esta experiencia ya la vivimos en la década del 70 con el ERP en Tucumán, que intentaba construir un estado dentro de nuestro propio territorio para ser luego reconocido por Naciones Unidas. En este caso la nueva izquierda se monta sobre las supuestas reivindicaciones ancestrales para, mediante una metodología claramente terrorista, ocupar esos terrenos no solo por la riqueza material, sino porqué hay intereses muy claros tendientes a ocupar una zona que tiene un valor estratégico y geopolítico fundamental. Desde ese punto de vista, el Estado nacional en algunos casos es directamente cómplice. Francamente, un atentado a la seguridad nacional, a la integridad territorial y a la seguridad de los habitantes de la zona.
-¿Qué explicación le encuentra usted a que pareciera que desde el oficialismo siempre se solidarizan con los delincuentes o, como en este caso, con el terrorismo?
-Es el típico doble discurso de las izquierdas. Ahí hay un componente ideológico muy grande y también una especulación política muy grande. La política de Derechos Humanos kirchnerista es una política absolutamente sesgada por el contenido ideológico y por el alineamiento internacional, que implica ese contenido ideológico. Es decir, hay una suerte de aplicación, o de triunfo en el debate cultural de las posturas zafaronianas con la identificación con el victimario y con el olvido de las víctimas, siempre y cuando la víctima no sea de izquierda, y siempre y cuando no sea conveniente a los fines políticos de los sectores más radicalizados que hoy gobiernan la Argentina. Es decir, sostienen el terrorismo insurreccional, pero condenan el terrorismo de estado. Este es el doble discurso de las izquierdas en Argentina. No por casualidad, viejos montoneros, ya gastados, como Cirilo Perdía y Vaca Narvaja, no solo actúan como abogados defensores de estos pseudo mapuches, sino que además están detrás de estas operaciones.