La emergencia climática, otro engaño con intenciones de control

El doctor y profesor emérito del MIT, Richard Lindzen, niega enfáticamente en una entrevista exclusiva con La Prensa que exista una crisis medioambiental y asegura que la narrativa alarmista solo traerá más muertes, pobreza, inflación y el colapso del sistema eléctrico. Las advertencias de más de 1.200 científicos y expertos en la Declaración Mundial sobre el Clima.

No hay una emergencia climática. Así de simple y directo es el título y el mensaje central de la reciente Declaración Mundial sobre el Clima (WCD), que reunió a una red mundial de más de 1.200 científicos y profesionales competentes que elaboraron este mensaje urgente. Aclaran que lo que cuenta no es el número de expertos sino la calidad de los argumentos que esgrimen.
"Los considerables conocimientos y experiencia de este grupo son indispensables para alcanzar una visión equilibrada, desapasionada y competente del cambio climático”, detallan los miembros de esta red que trabajará bajo el nombre de "Grupo de Inteligencia Climática Global" (CLINTEL, por sus siglas en inglés) para prestar asesoramiento, solicitado y no solicitado, sobre el cambio climático y la transición energética a gobiernos y empresas de todo el mundo.
"La ciencia del clima debería ser menos política, mientras que las políticas climáticas deberían ser más científicas”, remarcan, al tiempo que insisten en que “los científicos deberían abordar abiertamente las incertidumbres y exageraciones en sus predicciones sobre el calentamiento global, mientras que los políticos deberían contar desapasionadamente los costos reales, así como los beneficios imaginados, de sus medidas políticas”.
Entre los firmantes del documento de 42 páginas se encuentran el premio Nobel de física, Ivar Giaever, y otros destacados catedráticos y científicos, como el profesor emérito de Ciencias de la Tierra, la Atmósfera y el Planeta del Instituto Tecnológico de Massachusetts  (MIT), doctor Richard Lindzen, quien en una entrevista con La Prensa analizó las motivaciones y los riesgos detrás de la narrativa que pretende instalar la noción de “emergencia climática”.
- ¿Qué lo llevó a usted y más de 1.000 científicos a redactar la Declaración Mundial del Clima?
- La declaración es simple: a saber, no hay emergencia. No debería ser necesario defenderla. La ONU en su documento científico -tiene muchos, pero el del grupo de trabajo 1- nunca habla de una emergencia, o de un cataclismo, o de una amenaza existencial. Este asunto ha estado en marcha desde por lo menos 1988 o un poco antes. La gente se está impacientando con las personas que están promoviendo este asunto político. Y éstas sienten que, si no se salen con la suya pronto, tomando el control del sector energético o lo que sea, quizás no lo puedan lograr.  Por eso presionan con todo tipo de afirmaciones exageradas: ‘el mundo está llegando a su fin’, y demás, con la esperanza de inquietar a las personas y conseguir que hagan algo que, como vemos en Europa, es suicida.
-  ¿Se trata solo de una cuestión política o hay también intereses económicos detrás de la intención de instalar la idea de emergencia climática?
- Estoy seguro de que hay muchísimos intereses. Recuerde que el sector energético es enorme, cualquier cambio que se haga en él, incluso si es pésimo, va a involucrar millones, quizás trillones de dólares… así que alguien hará dinero. Y ciertamente es atractivo para determinados políticos en el sentido de que si controlas el CO2 no tienes mejor manera de controlar todo. Recordemos: nuestra respiración genera CO2. ¿Te gustaría que alguien controlara tu respiración? Es muy excitante para ciertos políticos. 
- ¿Y por qué está narrativa se viene llevando adelante desde hace tantos años?
- Empecemos por el hecho de que, al menos en Occidente, muy pocos políticos tienen formación científica o de algo cuantitativo, por lo que son las personas más ignorantes del público, y todo lo que ven es ‘oh, esto es algo revolucionario’. Algunos de ellos tienen delirios de grandeza, realmente creo que algunos políticos piensan que pasarán a la historia como si hubieran salvado el planeta. Pero también es como Goebbels dijo, si uno tiene una mentira lo suficientemente grande y la repite lo suficiente, se convertirá en una verdad.
- ¿Cómo repercute en la vida de la humanidad el hecho de hacer creer a la gente sobre la existencia de una emergencia climática? 
- Una vez que logras que una cuestión sea ambiental, hay una tendencia… digamos que usted decide que algo es malo. Se tiende entonces a considerar que cualquier cantidad de eso, por pequeña que sea, es mala. Por ejemplo, si uno toma 100 aspirinas, probablemente te matará. Pero luego concluyen que si 100 personas toman una aspirina, una morirá. Lo cual no tiene ningún sentido. De modo que, con respecto al clima, están diciendo que el dióxido de carbono va a causar una perturbación del 2% en el balance radiativo, lo cual hacen las nubes y todo lo demás lo hace…  el sistema es completamente capaz de manejarlo. Pero luego ellos encuentran que el metano o el nitrógeno agrícola podría contribuir en un 100%, entonces tenemos que ir detrás de eso también. Entonces cierran la agricultura y tienes lo que ocurrió en Sri Lanka y demás, donde las personas se están volviendo locas, están derrocando al gobierno. Ellos se dan cuenta que esto es una locura. Pero los políticos no se dan cuenta que es una locura. Tienes en Holanda la destrucción de su agricultura. Tienes lo mismo en Irlanda, se están deshaciendo de la Medida de ayuda excepcional a la carne de vacuno (BEAM). Nada de esto, ni la teoría más extrema dice que esto tendrá impacto alguno en el clima. Pero permite controlar. 
- Hace años se hablaba del agujero de ozono, luego se habló del calentamiento global y ahora hablamos del cambio climático…
- (Risas) Y de la lluvia ácida y el enfriamiento global
- Exacto. ¿Este cambio de terminologías se debe al fracaso en el intento de generar una alarma mundial? 
- Hay un gusto por esto, obviamente. El clima siempre se vio como algo bueno, la gente no sabe lo que significa… La Tierra tiene docenas de regímenes climáticos, son todos diferentes, pero suena bien… y de hecho, recuerdo a mi madre, que cuando era muy mayor y estaba algo perdida, había un día de calor -y ella tenía 90 años, había visto días de calor antes- pero siempre decía ¡Oh, este es el día más caluroso que he visto! (risas)
- ¿Se puede culpar a las actividades del hombre por el cambio del clima?
- No, realmente no. Al menos no a un nivel que cualquier ser humano tenga un instrumento para medir. A cierto nivel, mi antiguo colega Ed Lorenz fue famoso por marcar que el aleteo de la mariposa puede influir en el tiempo. Y lo que quiso decir es que la menor perturbación puede hacer que una tormenta llegue a 853 en lugar de 852 o algo así. Pero eso es imperceptible. Y lo mismo, dicen “alguna influencia”, pero nunca se mediría. 
- Usted habló del concepto erróneo de considerar el CO2 un contaminante. ¿Por qué esto es un error?
- Háblame de un contaminante… Digamos que tratamos de eliminarlo y logramos deshacernos de un poco más que el 60% ¿Qué pasaría?  Sería muy serio. Morimos. Todos los animales morirían, porque todas las plantas morirían. No habría alimentos en la cadena alimenticia. Este es un contaminante interesante: no se puede vivir sin él. Es una base para la vida, es un  prefertilizante… esto es una locura. 
- ¿Y cómo es posible que tantos “científicos” sostengan esto?
- Es interesante, cuando este tema emergió, un gran número de los principales científicos del mundo en esta área se quejaron, dijeron que es una locura. Estoy hablando del jefe de la Organización Meteorológica Mundial, el jefe del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio, el ex jefe de la Oficina Meteorológica británica, Basil John Mason, los jefes del Programa Climático de la por entonces Unión Soviética. Pero los gobiernos, obviamente, lo han adoptado. Es decir, yo lo vi. Todas estas personas lo objetaron, pero la Fundación Nacional de Ciencias estaba en ello, y la NASA no estaba del todo en ello, pero de repente no se podía obtener una beca a menos que apoyaras esto.
Por lo cual, si eres un científico joven en esta área en las universidades de la actualidad… al menos en Estados Unidos, las universidades están dominadas por administradores, tenemos más administradores en el MIT que facultativos y los administradores dependen de lo que se denomina “gastos generales”, se trata de una suma adicional en cada subvención para pagar el funcionamiento de la universidad. Si un joven investigador no consigue una beca, no asciende. Si se opone a esto, no es promovido. Se le pone difícil. La Sociedad Americana de Meteorología ha firmado sobre esto y si no concuerdas, no te publican. Así que es muy difícil para los científicos jóvenes objetarlo. La mayoría trata de quedarse callada sobre este tema o elegir un campo neutral. Creo que algunos de los mejores están escogiendo áreas neutrales. Pero, por ejemplo, el presidente del MIT considera que es un área importante en la que invertir y no va a tolerar que nadie se oponga a su programa.
- ¿Existe censura sobre estas cuestiones?
- Por supuesto. En Estados Unidos está politizado y por lo tanto hay una tendencia a que se convierta en una cuestión que apoyan los demócratas mientras la mayoría de los republicanos son escépticos. Algunos de ellos seguirán la corriente porque no quieren aparecer como que están en desacuerdo con la verdad de Goebbels. En Reino Unido, me temo que es peor. Allí hay una uniformidad. Todos los que se supone que forman parte de la elite educada tienen que estar de acuerdo con esto…
- Es realmente terrible.
- Pasamos mucho tiempo en Francia y mi impresión es que las personas acompañan esto porque intrínsecamente no lo toman en serio. Este invierno muchas van a estar muy afectadas por ello porque está claro que el conflicto con Rusia va a causar que las políticas climáticas conduzcan a precios por las nubes y a una auténtica pobreza energética. El mundo en desarrollo ha sido más sensible, se dieron cuenta que su problema es lograr que miles de millones de personas tengan electricidad y el tema de cómo controlar el dióxido de carbono no es para ellos un gran tema.
- ¿Qué hay de las iniciativas para modificar artificialmente las condiciones meteorológicas? ¿Son perjudiciales de alguna manera?
-Ese es un tema aparte. Ha estado en marcha desde hace mucho tiempo. Está enfocado principalmente en la producción de lluvia. Y ese es un mal mixto. Lo que ocurre donde ha habido algún tipo de éxito, es que está atravesando el sistema meteorológico. La siembra de nubes puede influir un poco con las precipitaciones, pero eso no modifica seriamente el tiempo. Es lluvia que hubiera caído de todas maneras, aunque se movió un poquito. Cuando hubo un enfriamiento global, como procedimiento histérico se hablaba de cubrir el hielo ártico con hollín, con polvo de carbón y demás, para absorber la radiación y prevenir la era del hielo. Eso no llegó a ningún lado. Cuando el tiempo paró de hacerse cada vez más frío, entonces pasaron al calentamiento global.
- De modo que los cambios climáticos responden a procesos naturales…
- Sí, a cierto nivel el clima siempre cambia. Un poco menos que lo pensado. Quiero decir, la definición de cambio climático es bastante arbitraria. Dice que el clima es el promedio de 30 años. El promedio de 30 años en cualquier locación cambia un poco. A veces de forma bastante pronunciada. Por ejemplo, cuando era un niño, el mango de sartén de Florida, la parte a lo largo del Caribe, era el país de los cítricos, ahora es demasiado frío para los cítricos.
Por otra parte, la gente no percibe que estamos hablando de cambios relativamente pequeños. Entonces, por ejemplo, creo que fue en Louisiana, en los 90, hicieron una encuesta sobre el calentamiento global… las personas en el área meteorológica se dieron cuenta que esa región se ha estado enfriando en los últimos 70 años pero al encuestar a las personas y preguntarles si se estaba haciendo más frío o caluroso, decían que se estaba haciendo más caluroso. Y la razón es muy simple, estamos hablando de un grado. ¡Uno no siente un grado! Entonces dices lo que te dicen que digas. 
- Basándose en su amplia trayectoria en estos temas, ¿Cuáles serían las políticas climáticas adecuadas a seguir en los próximos años?
- No tiene nada que ver con lo que uno piense que hará el clima. Si uno tiene regiones en la Tierra que son vulnerables al clima, lo vemos todo el tiempo -la republica Dominicana, en el área del Caribe- debemos ocuparnos de cómo se construye robustez, cómo se mejoran los estándares de construcción para que los hogares no sean tan vulnerables… el problema con todo esto es que se requieren recursos y estos son países pobres y no tienen esos recursos. Si uno está preocupado porque tiene un área donde hay erosión de las costas, construyan frenos para detener eso. Sabemos hacerlo desde hace siglos. Los holandeses saben cómo hacerlo, tienen diques y demás. No es que estemos indefensos. Las personas más indefensas son las que no son lo suficientemente ricas como para hacer esto. De modo que uno debe aumentar el bienestar y la prosperidad de la gente. Los países más ricos son más capaces de lidiar con el medioamiente. Tan solo temas medioambientales normales, la contaminación habitual. 
En Estados Unidos, francamente la calidad del aire y el agua han mejorado inmensamente porque podemos costearlo. Durante la revolución industrial temprana en Inglaterra y en los Estados Unidos había una contaminación terrible en las ciudades pero no importaba porque las personas se estaban muriendo de hambre en los campos y vinieron a las ciudades para al menos tener comida. Una vez que tuvieron suficiente prosperidad, pudieron preocuparse de la contaminación.
- Y ahora es exactamente lo mismo.
- En la mayor parte de Africa todavía queman madera, tienen contaminación en interiores, y demás pero no tienen alternativa. Con estándares de vida mejorados, tendrán alternativa.
- ¿Es verdad de que hay demasiadas personas en el mundo?
- No hasta donde yo sé. Ha sido un tema curioso por muchos años. En las décadas del 60 y 70 fue grande el auge de la población y trajo el control de natalidad en la India… pero si uno mira a India por ejemplo, su población fue de 300 millones a más de mil millones y todos están mejor que lo que estaban. Así que es difícil decir que ha sido un gran problema. Habitualmente el aumento de la población es un signo de que las personas tienen suficiente dinero y recursos para aumentar su población.
- ¿Ha encontrado similitudes en el modo en que se está manejando la narrativa climática y el modo en que se manejó la del covid?
- Sin dudas hay similitudes. Lo más similar es que ambas ofrecen a los Estados oportunidades para el control. Con el covid fue más inmediato y se pudo ver. Es perfectamente obvio para mí, quizás no para otros, que diferentes países intentaron cosas distintas. Suecia tomó una actitud muy laisez faire, también Florida. ¿Pero vemos grandes diferencias en esos países? No. Está diciendo bastante de las políticas: que no sabíamos lo que estábamos haciendo. Y que en particular en los Estados Unidos los confinamientos causaron mucho más daño que beneficios porque las personas que no tuvieron confinamientos no sufrieron particularmente por el covid. En Francia vimos que las primeras semanas hubo confinamientos muy estrictos hasta cierto punto, pero unas semanas después decidieron que las escuelas debían abrir, los niños no son vulnerables, necesitan la educación. En Estados Unidos tuvimos más de dos años en los que los niños no tuvieron escuela. Los resultados han sido terribles. Y lo que es peor es que tenemos todo eso de “las vidas de los negros importan” (Black lives matter) y demás… ok, ¿pero cuáles fueron los niños que sufrieron más estos confinamientos? Fueron esos niños. Hay una cierta hipocresía en todo esto.
- Se trata del control también…
- Es horroroso pensar que el Estado tenga interés en que los niños sean estúpidos. Esa no es una señal saludable.
- Además del control hubo una intención comercial para vender un producto…
- La vacuna. Ese es un tema complicado. Claramente no previene el covid y obviamente no tuvo tiempo suficiente para ser testeada. Las personas perdieron sus trabajos, fueron echadas de las fuerzas militares por no aplicarse la vacuna y sin embargo uno no puede probar que la vacunación hizo demasiado. Creo nuevamente que esta será una de esas cosas a las que espero que el mundo sobreviva y haya historiadores en el futuro que se pregunten qué paso.
-¿Será posible revertir esta potente narrativa climática alarmista que se está instalando cada vez con más fuerza?
-Es una buena pregunta y espero que la respuesta sea sí, pero temo que si es sí vendrá como consecuencia del gran daño que ha hecho y las personas finalmente dirán al diablo con ello. No nos importa lo que digan, no podemos soportar el daño ya más. Una vez que la gente se rebele contra esto, luego los políticos dirán ‘oh sí, puede haber sido un error’.
-¿Cuáles son los riesgos de este discurso climático? 
-El colapso del sistema eléctrico, aumento de la pobreza, inflación… estamos viendo todo eso y se pondrá peor. Ya estamos viendo los chaleco amarillo en Francia y los camioneros en Canadá, los granjeros en Países Bajos, se les sumarán las personas de las ciudades que se están congelando hasta morir. El clima es más benigno en Argentina, pero si no pueden solventar la calefacción tendrán problemas. Aún hoy, aunque las personas parecen no reconocerlo, hay muertes debidas a temperaturas extremas. Y hay al menos cuatro o cinco veces más muertes debidas al frío que al calor. Por lo tanto, si ya no podemos calefaccionarnos en el invierno, habrá un gran aumento de la mortalidad.
- La mayoría de las personas están mirando hacia otro lado…
- Sí. Pero vea, la democracia mientras funcione, puede ayudar. Cuando los políticos adviertan que pierden elecciones debido a esto, cambiarán de parecer.
- Tenemos el poder.
-Eso espero. 

 

Los fundamentos de la Declaración Mundial del Clima
 

Tanto los factores naturales como los antropogénicos causan el calentamiento
El archivo geológico revela que el clima de la Tierra ha variado desde que existe el planeta, con fases naturales de frío y calor. La Pequeña Edad de Hielo terminó hace tan sólo 1850. Por lo tanto, no es sorprendente que ahora estemos experimentando un período de calentamiento.
El calentamiento es mucho más lento de lo previsto
El mundo se ha calentado mucho menos de lo previsto por el IPCC sobre la base de modelos de forzamiento antropogénico. La diferencia entre el mundo real y el modelado nos indica que estamos lejos de comprender el cambio climático.
La política climática se basa en modelos inadecuados
Los modelos climáticos tienen muchas deficiencias y no son ni remotamente plausibles como herramientas de política global. Exageran el efecto de los gases de efecto invernadero, como el CO2. Además, ignoran el hecho de que enriquecer la atmósfera con CO2 es beneficioso.
El CO2 es el alimento de las plantas, la base de toda la vida en la Tierra
El CO2 no es un contaminante. Es esencial para toda la vida en la Tierra. La fotosíntesis es una bendición. Más CO2 es beneficioso para la naturaleza, haciendo más verde la Tierra: el CO2 adicional en el aire ha promovido el crecimiento de la biomasa vegetal global. También es bueno para la agricultura, ya que aumenta el rendimiento de los cultivos en todo el mundo.
El calentamiento global no ha aumentado los desastres naturales
No hay pruebas estadísticas de que el calentamiento global esté intensificando los huracanes, las inundaciones, las sequías y otras catástrofes naturales similares, o que las haga más frecuentes. Sin embargo, hay muchas pruebas de que las medidas de mitigación del CO2 son tan perjudiciales como costosas.
La política climática debe respetar las realidades científicas y económicas
No hay ninguna emergencia climática. Por tanto, no hay motivos para el pánico y la alarma. Nos oponemos firmemente a la política de CO2 neto, perjudicial y poco realista, propuesta para 2050. Si surgen mejores enfoques, y sin duda lo harán, tenemos tiempo de sobra para reflexionar y readaptarnos. El objetivo de la política mundial debería ser la "prosperidad para todos" mediante el suministro de energía fiable y asequible en todo momento. En una sociedad próspera, los hombres y las mujeres están bien educados, las tasas de natalidad son bajas y la gente se preocupa por su entorno.