La Reforma Previsional, una victoria pírrica del Gobierno

La recién aprobada Reforma Previsional es una criatura nacida con fórceps, hija de un puñado de razones económicas discutibles, y de motivaciones políticas equivocadas.

La recién aprobada Reforma Previsional es una criatura nacida con fórceps, hija de un puñado de razones económicas discutibles, y de motivaciones políticas equivocadas. Es no sólo un duro golpe para el bolsillo de los jubilados sino también, a la luz de la reacción social, una victoria pírrica del Gobierno que perdió en esta acción buena parte del capital político que parecía haber consolidado en las legislativas de octubre.

El objetivo de modificar la fórmula de cálculo para el pago de las jubilaciones tiene como eje, en el argumento de Cambiemos, lograr la sustentabilidad del sistema y atacar, aunque más no sea superficialmente, el corazón del déficit fiscal que asfixia a la Argentina. Sin embargo, son más las consecuencias negativas para la Tercera Edad que los beneficios que se obtienen en el campo fiscal.

La reforma votada en el Congreso de la Nación representa una quita de $ 75.000 millones para los jubilados. El cálculo arroja, en promedio, un sueldo menos por año para un sector que lejos está de ser uno de los más beneficiados en la Argentina. La poda tampoco implica ahorro fiscal ya que este dinero, equivalente al 0,6% del PBI, no estará destinado al ahorro o recapitalización del sistema, sino que irá derecho a financiar el Fondo del Conurbano Bonaerense. Una mera transferencia de fondos, a cuenta de los jubilados.

La nueva ley tiene algunos otros detalles que también vale la pena atender. El 82% móvil que se pagará a los jubilados que perciben la mínima sólo se hará efectivo en aquellas personas que tengan 30 años de aportes. ¿Qué ocurrirá con aquellos que por razones de fuerza mayor, un accidente laboral que los dejó en situación de discapacidad, debieron anticipar su retiro? No recibirán este beneficio.

Por otra parte, el bono compensatorio que otorgará por una única vez el Gobierno será sólo para aquellos jubilados que perciban menos de $ 10.000, y no será remunerativo.

LA POLITICA
El costado político también jugó su partido en esta reforma Previsional. Como confió un experto en cuestiones fiscales, ``no hay pacto fiscal sin reforma previsional''. La razón es clara: en aquel acuerdo la Nación se comprometió a poner el dinero para restaurar el Fondo del Conurbano, sin quitarle nada a las provincias, pero estas debían votar, a través de sus legisladores, los cambios jubilatorios.

¿De dónde sacaría la Nación el dinero para financiar el Fondo? De la reforma previsional. Por esa razón fue que, frustrado el primer intento de aprobación en Diputados, el Gobierno nacional llamó a los gobernadores y se produjo el reto en cadena: presidente-gobernadores-diputados. Unos días más tarde se logró la votaci¢n de la ley.

En el Congreso hubo mucha chicana política, pero no se discutieron las cuestiones de fondo, explicó Daniel Marx, en una rueda íntima. Según el economista, el blanqueo laboral que vendrá de la mano de la reforma producirá el ingreso masivo de nuevos contribuyentes y beneficiarios al sistema, y éste con la vieja fórmula de pago se volvería insostenible en el tiempo. Tal vez sea realmente así, nunca podremos saberlo.

Votada la ley, aprobada la reforma previsional, queda la sensación de que el Gobierno empezó por el final. Que a la hora del ajuste en aras de mejorar el déficit fiscal hubiera sido conveniente el gesto de comenzar por otro lado. Por ejemplo, por el gasto exagerado de la política, el despilfarro, aunque su peso sea menor en la suma total del gasto público. Hubiera sido eso, un gesto, algo simbólico. Pero empezaron por los jubilados...