SIETE DIAS SOBRE EL GLOBO
La ONU y su Consejo de Seguridad, Q.E.P.D.
"Esta listo -sentenciaron las comadres - el varón, ya difunto en el presagio..." Del tango ‘Como abrazado a un rencor’, cantado por Gardel
Las recientes visitas a Groenlandia de la mujer del vicepresidente de los Estados Unidos, Usha Vance y del actual Asesor en Seguridad norteamericano, Mike Waltz, pese a la oposición y al enojo de la totalidad de los groenlandeses, le han puesto un punto final, en los hechos, a la existencia real del otrora todopoderoso Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
En realidad, actualmente está en entredicho todo el soporte filosófico y normativo de las Naciones Unidas en general, no solamente el de su Consejo de Seguridad en particular, su órgano más importante y decisivo durante los últimos 80 años transcurridos entre 1945 (fecha de su creación) y 2025 (fecha del presagio de su defunción).
Veamos los propósitos de creación de esta institución, actualmente fenecida, tal como fueron enunciados el 24 de octubre de 1945: "El Consejo de Seguridad es el Organismo de las Naciones Unidas encargado de mantener la paz y seguridad en el mundo."
Hoy por hoy, este enunciado parece solamente una broma macabra, mientras uno de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis (la sangrienta Guerra) cabalga a galope tendido hacia casi todos los confines de la Tierra.
Luego de la luctuosa y trágica Segunda Guerra Mundial, con más de 100 millones de muertos y tres veces más de heridos y mutilados, con pérdidas materiales inmensas, violaciones, masacres, apropiación de territorios a troche y moche, despojo y muerte a los vencidos, injusticias crueles e inhumanas, surgió en todo el planeta un piadoso y estentóreo clamor de paz. Pero no se buscaba una mera tregua, sino una paz permanente, tal como la había soñado y expuesto uno de los filósofos más lúcidos e importantes del siglo XVIII, Emanuel Kant, nacido, criado y fallecido en el antiguo Reino de Prusia, en Koenisberg (actual Kaliningrado, arrebatada por los soviéticos, en 1945, a la Alemania nazi, como simple botín de guerra.
Pues bien, Kant edifica un notable marco normativo destinado a lograr la paz permanente, como un supremo bien ético e institucional.
Son las ideas, las de la maravillosa filosofía de Kant, las que subyacen en la construcción de las nuevas Naciones Unidas creadas en 1945, no bien firmada, el ocho de mayo de ese año, la rendición incondicional del Imperio de los Mil Años, ideado por Hitler para el supremo mal de todos.
Por contrario sensu, las nuevas Naciones Unidas predican el "bien de todos", y el supremo bien, en ese momento, es la paz universal y permanente.
Se pregona el respeto entre todos los pueblos de la Tierra, comenzando por sus fronteras políticas, con anatema para las anexiones, compras, o usufructo de territorios vecinos, muy especialmente si no son consentidos por éstos.
La apropiación o anexión de territorios vecinos es considerada, en las nuevas Naciones Unidas, como una violación flagrante de los principios kantianos.
DERECHO AL VETO
En todo sistema normativo, una norma se afirma por un doble mecanismo: premio a los cumplidores, sanción a los infractores.
En el caso de esta nueva organización de las Naciones Unidos, la autoridad de aplicación del cumplimiento fiel de sus resoluciones recae en el Consejo Seguridad, con solamente cinco países con derecho a veto de cualquier resolución del organismo internacional. Y estos cinco países son precisamente los ganadores, ya sea en el campo de batalla, o en las negociaciones posteriores, de la Segunda Guerra Mundial. Así fue como, desde el comienzo, solamente cinco países miembros de este supremo Consejo, tienen derecho a veto sine die, incluso hasta hoy, donde ya no sirve para nada, porque la comunidad internacional está cada día más alejada de los principios y de la filosofía del genio de Koenisberg.
Una vez abierta la puerta, el 24 de febrero de 2022, a las criminales invasiones de la Federación Rusa al territorio ucraniano, la guerra no ha hecho otra cosa que extenderse, sin prisa pero también sin pausa.
Veamos cuáles son los únicos cinco países con derecho a vetar la resoluciones de las Naciones Unidas: 1 - China (con una firme postura para invadir Taiwan, la ex China nacionalista de los tiempos de Mao); 2 - Estados Unidos (con una firme postura para convertir a Canadá en el estado Nº 51 de la Unión, y propósitos de anexar Groenlandia, el Canal de Panamá y lo que encuentre en el camino); 3 - la Federación Rusa (ya anexó dos territorios de Georgia, la península de Crimea y gran parte del Dombas, en Ucrania; tiene ocupada la Trasnitria en Rumania, y planes para someter a los tres países bálticos, si fuere posible); 4 – Francia; y 5 - el Reino Unido de Gran Bretaña.
Por lo tanto, si tres de los cinco miembros del Consejo de Seguridad del máximo cónclave internacional no respetan ni están dispuestos a respetar las fronteras del resto de los países miembros de las Naciones Unidas, ni cumplen para nada con los fines fundacionales de asegurar la paz y la seguridad en el mundo, este Consejo ha ingresado por los caminos del Olvido, desde donde nadie vuelve. Por lo menos sano y cuerdo. Y si esto ocurre con su órgano principal, su autoridad de aplicación ¿Qué ocurrirá con el resto de los restantes organismos pertenecientes a las Naciones Unidas, incluídos los Cascos Azules? Un sólido enigma para desafiar a todo tipo de augures, vates y adivinos.
INCERTIDUMBRE BORGEANA
Esta yuxtaposición de malevos que ya no son, compadrones baratos, malandras y extorsionadores, amenazas que ya no funcionan, traiciones que comprometen, viejas veleidades, oscuras ambiciones, apetitos desenfrenados, desinformaciones falaces, todo esto conforma una realidad de capas superpuestas donde los tiempos se mezclan y se potencian sin solución de continuidad.
Es un mundo magníficamente descripto, como escribí en mi artículo anterior ("El novio de Putin") por un notable cuento de Borges: El jardín de senderos que se bifurcan, escrito en el Invierno de 1941, sobre un episodio de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
No se trata de un laberinto en el espacio, sino en el tiempo. Las bifurcaciones son temporales y cada una da origen a otras, y otras, más allá. El protagonista es un chino al servicio de Prusia, quien debe dar un mensaje tan fuerte, como para llegar hasta Berlín, donde espera noticias el Kaiser.
Lo notable del cuento consiste en que el creador del laberinto no creía en un tiempo lineal.
Así lo escribe J.LBorges: "A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado (del protagonista) no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan, o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; el algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted a llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar mi jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma.
-En todos, articuló Yu Tsum - yo agradezco y venero su recreación del Jardín de Tsi' ui Pen.
-No en todos - murmuró con una sonrisa Stephen Albert. El tiempo se bifurca permanentemente hacia innumerables futuros. En uno de ellos, soy su enemigo”.
EEUU. VS EL MUNDO
En esta superposición de realidades, los Estados Unidos de Trump están en contra de Canadá, de México, de Europa, de Zelenski, de Ucrania, tal vez de China, de los demócratas norteamericanos, de los países europeos, de los inmigrantes. Pero Donald Trump está totalmente a favor de Putin, incluida la Federación Rusa.
Ni hablar de los países de la OTAN, creada en 1949 para enfrentar a la Unión Soviética primero y a la Federación Rusa. Allí también se bifurcarán muchísimo los senderos, pero nadie sabe cómo ni cuando. Dan cartas. Paciencia y barajar.