La NBA perdió a otra de sus máximas leyendas: murió el mítico Jerry West

A los 86 años, el escolta que le dio su silueta al logo de la liga, falleció en su casa de Los Angeles al lado de su esposa. Considerado uno de los mejores de todos los tiempos, increíblemente ganó un solo título en sus 14 años como profesional.

La derrota constante en las finales no era lógica para Jerry West. Uno de los mejores jugadores de su tiempo. Uno de los mejores de la historia. Dejó un legado irrepetible como jugador y dirigente. Mr Clutch o el Logo, como se lo apodaba normalmente, murió a los 86 años en su casa de Los Angeles, contenido por la amorosa compañía de su esposa. La pérdida es inmensa.

West llegó a la NBA en el puesto número 2 del draft de 1960, seleccionado por los entonces Minneapolis Lakers, que al año siguiente se mudarían a Los Angeles.

Proveniente de la Universidad de West Virginia, donde ya había demostrado que su juego era único, logró ser el mejor jugador de 1959 de la NCAA, cuando su equipo perdió la final del campeonato frente a la Universidad de California. Este estigma lo perseguiría por el resto de su carrera dentro del rectángulo de juego.

Ya vestido con el entonces uniforme azul de los Lakers, West formó una dupla letal con otro escolta habilidoso y efectivo, Elgin Baylor. Juntos comenzaron a revolucionar la NBA, que por entonces no gozaba de buena popularidad.

Lejos del sol de Los Angeles, una dinastía crecía para eclipsar el brillo del juego de los californianos: los Boston Celtics. Los de Massachusetts habían barrido a los Lakers de Baylos en las finales de 1959. Pero con West en sus filas, los de la costa oeste tenían la esperanza de revertir la historia. West se hizo rápidamente líder del equipo. Se ganó el apodo de Mr CLutch, por su frialdad a la hora de definir partidos ajustados con pocos segundos en el reloj. Parecía que el escolta, nueva joya de la liga, no podía fallar.

En 1962, los Lakers y Los Celtics se enfrentaron en la primera final de muchas por venir. Con la serie empatada en 3, el partido igualado en 100, 8 segundos por jugar y el balón en sus manos, los Lakers tenían una sola tarea: darle la pelota a Mr Clutch o, si no estaba disponible, a Baylor. Pero  increíblmente el pase fue hacia Frank Selvi, quien falló un tiro abierto a cuatro metros del aro. En el tiempo suplementario, los Celtics lograron su cuarto título consecutivo y se consolidan como una dinastía para la NBA y una maldición para West.

Al año siguiente, hubo revancha. El resultado fue 4 a 2 para los Celtics.

En 1965, 66, 68 y 69, las finales de la NBA fueron Lakers vs. Celtics y siempre ganaron los de Boston. La última edición de este clásico fue, tal vez, la más dolorosa para West.

Es que ese año, los Lakers ya tenían en su equipo al dominante Wilt Chamberlain, el único que podía enfrentar de igual a igual a Bill Russell.

La serie estaba empatada en 3 y los Lakers definían en Los Angeles. Todo estaba preparado para ser una fiesta. Globos en el techo y champagne en la heladera. Chamberlain estaba en el banco porque había sufrido una lesión, cuando en el último cuarto le pidió al técnico Butch van Breda Kolff para volver a jugar, el entrenador se negó y sentenció el destino de los Lakers. Los Celtics volvieron a triunfar.

Ese año, la liga entregó por primera vez el premio al MVP de la Final. El ganador fue West, el único jugador de la historia en quedarse con el trofeo siendo del equipo perdedor.

Al año siguiente, los Celtics entraron en una reconstrucción generacional. Russell se había retirado y el camino hacia el título de los Lakers parecía liberado.

En las finales de 1970 se enfrentaron a los New York Knicks, y West venía con un rendimiento sobresaliente. Tenía hambre. Quería el anillo de campeón.

Pero el hechizo seguía fuerte. Los Lakers cayeron otra vez.

El equipo comenzaba a flaquear. En el ´71 no lograron llegar a la final y en el ´72, Baylor se retiró a solo 9 partidos de iniciar la temporada.

Aun así, los Lakers consiguieron su pasaje a la final, contra los Knicks.  Revancha y esta vez con todo el sabor del desahogo. West pudo conseguir su ansiado título de campeón.

Al año siguiente los Lakers y los Knicks volvieron a encontrarse, pero los de la Gran Manzana prevalecieron.

Nueve finales jugó Jerry West… y solo ganó una.

En 1974, West decidió poner fin a su carrera como profesional, siempre con los Lakers. Tan grande fue su desempeño que hasta el día de hoy se mantiene como el segundo máximo anotador de la historia del equipo angelino con 25.192 puntos solo por superado Kobe Bryant (33.643).

Su particular forma de picar la pelota inspiró a la Liga para crear el logo de la NBA, aunque nunca confirmaron que era él.

Finalizada la carrera de West, otras etapas lo verían por el sendero del éxito. Los anillos que no ganó como jugador lo consiguió ejecutivo.

Fue entrenador de los Lakers con un rendimiento irregular entre 1976 y 1979. En ese momento ocurrió un punto de inflexión en su vida. Asumió como presidente de operaciones del conjunto angelino y tomó las decisiones más acertadas de su carrera en el básquet.

Primero seleccionó a Magic Johnson en el draft de 1979, en el puesto número 1. Luego nombró al veterano   Jack McKinney como entrenador, supervisó las prácticas y colaboró con la creación del juego rápido denominado Showtime. Así, los Lakers se adjudicaron el título de 1980.

Pero no todo iba a ser fácil. McKinney sufrió un accidente que lo dejó postrado y su ayudante, Paul Westhead se hizo cargo del equipo. Quiso cambiar las cosas y Magic Johnson pidió ser traspasado. El dueño de los Lakers, Jerry Buss, decidió echarlo y le pidió a West que volviera al puesto de entrenador. El tenía otro plan. Nombró al ignoto Par Riley (un ex compañero suyo del plantel campeón de 1972) como DT del equipo y en 1982 eligió en el Draft a James Worthy como primera opción. Los Lakers ganaron cinco campeonatos en la década de 1980.

Años después, y con los Lakers en recosntrucción, West convenció a la emergente estrella Shaquille O´Neal de sumarse al equipo. Con el pívot en sus filas, debía encontrar a un entrenador que supiera guiarlo. El mejor en el mercado era Phil Jackson (campeón seis veces con los Chicago Bulls de Michael Jordan) y lo contrató para el puesto.

A estos brillantes movimientos, West sumó uno que torcería el destino de la franquicia para siempre. Había un nombre que lo obsesionaba en el draft de 1996. La apuesta era fuerte y hasta peligrosa. West se comunicó con la dirigencia de los Charlotte Hornets mientras la lotería avanzaba y les pidió que seleccionaran, en el número 13, a un  jugador proveniente de la escuela secundaria. A cambio, él les daría al consagrado pívot Vlade Divac. Los Hornets aceptaron y eso significó el desembarco de Kobe Bryant a la NBA y a los Lakers. Fue el creador del equipo que le dio tres títulos a la franquicia en el comienzo del siglo XXI.

En total, West tuvo seis títulos como ejecutivo del equipo: 1980, 1982, 1985, 1987, 1988 y 2000,. Luego abandonó Los Angeles.

 

FUERA DE LOS ANGELES

Pero el camino de West seguiría lejos de California. Tuvo una breve experiencia en Memphis, con los Grizzlies. Y, si bien fue fructífera, no pudo convertir a los Osos en un equipo campeón.

Luego se instaló en San Francisco. Allí ayudó a construir la dinastía de los Golden State Warriors con Steve Kerr como entrenador y Stephen Curry como jugador franquicia. Alí obtuvo dos anillos de los cuatro de los Warriors en el último tiempo.

En los últimos años, West colaboró con el diseño del plan de los Los Angeles Clippers, ya que la actual propietaria de los Lakers, Jeanine Buss, no le dio el reconocimiento merecido.

West siempre se mostró elocuente y franco. “Odio a Boston. Tanto que nunca pude volver a esa maldita ciudad luego de retirarme como jugador”, sentenció en alguna entrevista.

Otra de sus apreciaciones fue que haber recibido el MVP de las finales de 1969 luego de haber perdido ante los Celtics le pareció una burla, algo así como un premio consuelo. Detestaba ese trofeo, pero aun así, bien ganado lo tenía.

En su palmarés, West cosechó, además de ese FMVP, un título de campeón como jugador, fue 14 veces All-Star (1961-74), MVP del All-Star Game de la NBA (1972), 10 veces en el mejor quinteto de la NBA, 2 veces en el segundo quinteto de la NBA y 4 veces en el mejor quinteto defensivo de la NBA.

Fue elegido uno de los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA en 1996 y uno de los 75 en 2021.

Fue nombrado ejecutivo del año en 1995 y 2004.

Pertenece al Salón de la Fama como jugador (1980), y como ejecutivo en 2024 y por el Oro olímpico de 1960. Tres ingresos al Olimpo del básquet… inigualable.

La figura de Jerry West es gigante. Su aporte a la NBA, en todos los aspectos, hizo a la liga lo que es hoy: la más grande del mundo.

Es cierto que los títulos como jugador no lo acompañaron, pero la gloria fue siempre la principal compañera de un jugador efectivo y un ejecutivo brillante.