"La Malasangre" actualiza un país

La directora Laura Yusem cuenta que la idea de reestrenar "La Malasangre" -que con nuevo elenco se presenta en el teatro Regina, de Santa Fe al 1200- es de Carolina Fal, a cargo del personaje de Dolores. "La Malasangre" es definida por su autora como una historia de amor ambientada en 1840. “Si la ubiqué durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas es porque esa época presta cierta coherencia y hace verosímiles determinados comportamientos y situaciones de la trama”, señala Griselda Gambaro, en una nota previa a esta reposición. La pasión prohibida entre Rafael (Joaquín Furriel) y Dolores (Carolina Fal) se desarrolla en el marco de una sociedad cerrada, en la que se muestra claramente definido lo que está o no permitido. En síntesis, la familia que compone "La Malasangre", liderada por el padre don Benigno, representa el "micromundo" de un país con un sistema de gobierno que no duda en "cortar las cabezas" de aquellos con ideas contrarias al régimen. OTRAS GENERACIONES En el encuentro con La Prensa, que se hizo en la semipenumbra del hall de la sala, Joaquín Furriel sostiene que para él, “por la generación a la que pertenezco es un privilegio haber sido convocado para hacer esta pieza que en su momento marcó todo un hito por lo que ocurría en la Argentina de 1982”. “Es la primera vez que vuelvo a montar una obra que hice muchos años atrás -agrega Laura Yusem-, y sentí un poco de temor al retomar un material ya hecho. Eso desapareció cuando vi el entusiasmo de los actores (a los ya mencionados se suman Lorenzo Quinteros, Catalina Speroni y Luis Ziembrowski) que la descubrían por primera vez. Estoy contenta porque cuento con parte del equipo técnico de aquel momento, están Graciela Galán -escenografía- y Jorge Pastorino -iluminación-, a los que se sumó Renata Schussheim en vestuario.” -¿Cómo es esa familia que lidera don Benigno? Fal: -Pertenecen a una familia aristocrática. El padre contrata a un profesor para que su hija estudie. Lo elige con un defecto físico, una joroba, porque supone que así no va a existir ningún riesgo afectivo, ni amoroso. Ocurre lo contrario, mi personaje se rebela, decide fugarse. Yusem: -Lo notable de la pieza es que la hija de ese hombre que al comienzo se muestra muy similar a los pensamientos del padre, gracias a su relación con Rafael, el profesor que ingresa a la casa, cambia totalmente su manera de pensar y ver el mundo. Por eso la obra representa la transformación de los dos protagonistas y más particularmente de esa chica caprichosa que es Dolores, que hace Carolina. PARADIGMA DE ASESINO -Es paradójico que la persona que provoca esa transformación es un ser deforme. Yusem: -Creo que para la autora, Rafael es una metáfora del intelectual. Furriel: -La idea de Griselda Gambaro es mostrar la entereza, la rectitud de Rafael. Su aspecto físico no coincide con su persona. Tiene mucha convicción en lo que hace y también sabe que para acceder a un trabajo debe aceptar ciertas humillaciones. -Desde la dirección, ¿qué cambios le ha marcado al personaje que hace Lorenzo Quinteros, en relación a como se lo hacía en 1982? Yusem: -En 1982 lo había hecho Lautaro Murúa y ahora es otro actor, eso sólo marca un cambio. De todas formas es un personaje paradigmático. Los padres inescrupulosos son universales. Y los hombres como Benigno, afortunadamente hoy están en la cárcel, muertos, o escondidos. -¿La violencia que aparece en la pieza es más verbal que física? Furriel: -Es algo que se respira durante toda la obra y es tanto física como verbal. En la Argentina de 1840 existe la tortura y por la calle pasan los carros con las cabezas cortadas. El padre somete a los de su casa como si ellos conformaran un pequeño país. La violencia es una herramienta que sirve para neutralizar y para que la gente no accione. -¿Qué les gustaría que se lleve el espectador de esta pieza? Fal: -Me gustaría que a la gente le provocara cierta conmoción al verla. "La Malasangre" puede verse de jueves a sábados