Opinión
La Argentina y los juegos olímpicos
Tras la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos que se desarrollaron en Paris, es bueno recordar que hace solamente cien años y luego de varios intentos por enviar participantes a los Juegos, la historia olímpica argentina comenzó en también París pero un siglo atrás.
El punto de partida fue el 31 de diciembre de 1923 cuando nada menos que el presidente Marcelo T. de Alvear, un auténtico sportsman que desde su juventud se había empleado en diversas disciplinas deportivas como esgrima, box, tiro y automovilismo, pero sobre todo un auténtico hombre de Estado con una visión avanzada del mundo moderno, creó por decreto el Comité Olímpico Argentino (COA) y asignó una partida de doscientos cincuenta mil pesos para solventar los gastos con fondos de premios no cobrados por los beneficiarios de la Lotería Nacional. Comenzaba allí más que un sueño, un proyecto que -con suerte dispar y oscilante- coloca al deporte olímpico en un plano trascendente del desarrollo humano.
En Europa, el recuerdo de la Primera Guerra Mundial todavía estaba latente y aún se notaban las huellas de la conflagración y sus consecuencias cuando un grupo integrado por noventa y tres argentinos varones cruzó el Océano Atlántico en barco, travesía que demandó cuatro interminables semanas y completaron a bordo la etapa final de su preparación para participar de aquellos Juegos Olímpicos que se desarrollarían en la ciudad luz.
REPRESENTANTES LOCALES
La Argentina envió representantes en yachting, remo, tiro, natación, pesas, esgrima, atletismo (100, 200 y 400 metros, 110 y 400 metros con vallas, posta 4x100 metros, decatlon y saltos en largo y triple), pentatlon moderno, box, tenis, ciclismo y polo. Aquel equipo de polo había empezado a seleccionar los caballos que llevarían a la capital francesa un año antes de la partida. Y justamente fue este deporte el que llegó a París con el objetivo y la confianza de ganar alguna medalla.
Guillermo Brooke Naylor, Juan Miles, Enrique Padilla, Arturo Kenny, Jack Nelson y Alfredo Peña demostraron que el polo argentino era ya por entonces -como sigue siéndolo- el mejor del mundo para lograr la primera medalla de oro en la historia de Argentina. En su camino a la gloria, los ‘Cuatro grandes del Sur’ como se los conoció entonces disputaron cuatro partidos marcando 46 goles y recibiendo sólo 14. Los atletas de Francia y España fueron derrotados por 15 a 2 y 16 a 1 respectivamente, y luego quedaron en el camino los de Gran Bretaña por 9 a 5. Ya en la final frente a Estados Unidos, el partido fue más parejo y se definió para los argentinos por 6 a 5 con un gol agónico de Jack Nelson en los segundos finales del séptimo y último chukker.
Fue el boxeador Pedro Quartucci, quien más tarde llegaría a ser un popular y querido actor por el gran público nacional, el primero en obtener una medalla olímpica individual al ganar el bronce en la categoría pluma. Desde ese momento el boxeo empezó a escribir la página más gloriosa del deporte olímpico argentino ya que la de Quartucci fue la primera de las 24 medallas que este deporte consiguió a lo largo de los Juegos, algo que ninguna otra disciplina ha obtenido. A esas dos medallas en la primera participación del COA hay que sumarles también las de plata de Héctor Méndez y Horacio Copello en boxeo (categorías medio mediano y liviano, respectivamente) y la de Luis Brunetto en salto triple. Pero hubo además una de bronce, de Alfredo Porzio, entre los pesados de boxeo. El caso de Brunetto fue para destacar ya que siendo un atleta desconocido estuvo al frente de toda la competición con una marca de 15,42 metros. Pero en su último intento el australiano A. W. Winter, con 15,52, batió el récord olímpico y mundial y se quedó con el oro, y el argentino trajo la medalla de plata.
EN LOS PAÍSES BAJOS
La nueva cita olímpica para los deportistas argentinos fue cuatro años después en Amsterdam capital de Países Bajos adonde concurrió una delegación argentina de 101 deportistas con los sueños renovados y el apoyo categórico del Comité Olímpico y la administración del presidente Alvear que se acercaba al final de su mandato, sería sucedido desde el 12 de octubre por Hipólito Yrigoyen. El COA inscribió a deportistas en atletismo, boxeo, ciclismo, esgrima, fútbol, equitación, lucha, natación, deportes de invierno, pesas, remo y yachting. El buque a vapor ‘Andes’ transportó a los deportistas argentinos a Amsterdam un mes y medio antes del inicio de los Juegos, para que pudieran realizar una buena preparación final.
Las máximas alegrías en Amsterdam las trajeron el boxeo y la natación. Víctor Avendaño ganó la medalla de oro entre los medio pesados de boxeo. Cinco rivales sucumbieron al poder de sus puños. Así Avendaño se convirtió en el primer campeón olímpico individual argentino. Arturo Rodríguez Jurado también entró en la historia olímpica argentina al lograr su hazaña de obtener su medalla de oro en la categoría pesado. En su segunda y última participación en los Juegos, Rodríguez Jurado era el de talla más pequeña de todos los boxeadores de su categoría. Años más tarde continuó la carrera deportiva de Rodríguez Jurado, pero en el rugby, donde llegó a ser capitán del seleccionado nacional. Ante el asombro de todos, la tercera medalla de oro de estos Juegos llegó a través del nadador Alberto Zorrilla luego de consagrarse en los 400 metros libre y de establecer un nuevo récord mundial.
Zorrilla había sufrido pleuresía a los 7 años, una enfermedad por entonces temible y para recuperarse su médico les indicó a sus padres que el niño practicase natación. A los 18, en París se había quedado a un paso de las finales de los 100 y 400 metros libre. Pero a Amsterdam llegó en su mejor momento superando en la final a los favoritos el sueco Arne Borg y el australiano Andrew Charlton.
La actuación en Amsterdan se completó con tres medallas de plata y una de bronce. Raúl Landini consiguió el segundo lugar en la categoría welter de boxeo, al igual que Víctor Peralta en pluma. La otra medalla de plata fue para el fútbol participando Argentina en este deporte por primera vez en los Juegos Olímpicos con gran desempeño. El equipo nacional alcanzó la final goleando sucesivamente a los seleccionados de Estados Unidos por 11 a 2, Bélgica por 6 a 3 y Egipto por 6 a 0. En ese conjunto se destacó la eficacia de Domingo Tarascone, famoso centrodelantero de Boca Juniors apodado "Tarasca" (que había descollado en la gira de 1925 con la escuadra auriazul), y que convirtió cuatro goles en cada uno de estos partidos olímpicos. Argentina y Uruguay disputaron la medalla de oro en la final. Pero hicieron falta dos partidos para llegar a una definición porque el primero lo empataron 1 a 1. Tres días después Uruguay venció 2 a 1 y se llevó el oro. En tanto, la medalla de bronce obtenida en este certamen fue para el equipo de florete compuesto por Roberto Larraz, Raúl Antaguzzi, Luis y Héctor Luchetti, Carmelo Félix Camet y Oscar Viñas.
Así fueron las dos primeras presentaciones oficiales de atletas argentinos en los juegos olímpicos y aunque la cosecha del medallero quedaba lejos de las obtenidas por las potencias deportivas, demostró que era posible competir entre los mejores del orbe.
El punto de partida fue el 31 de diciembre de 1923 cuando nada menos que el presidente Marcelo T. de Alvear, un auténtico sportsman que desde su juventud se había empleado en diversas disciplinas deportivas como esgrima, box, tiro y automovilismo, pero sobre todo un auténtico hombre de Estado con una visión avanzada del mundo moderno, creó por decreto el Comité Olímpico Argentino (COA) y asignó una partida de doscientos cincuenta mil pesos para solventar los gastos con fondos de premios no cobrados por los beneficiarios de la Lotería Nacional. Comenzaba allí más que un sueño, un proyecto que -con suerte dispar y oscilante- coloca al deporte olímpico en un plano trascendente del desarrollo humano.
En Europa, el recuerdo de la Primera Guerra Mundial todavía estaba latente y aún se notaban las huellas de la conflagración y sus consecuencias cuando un grupo integrado por noventa y tres argentinos varones cruzó el Océano Atlántico en barco, travesía que demandó cuatro interminables semanas y completaron a bordo la etapa final de su preparación para participar de aquellos Juegos Olímpicos que se desarrollarían en la ciudad luz.
REPRESENTANTES LOCALES
La Argentina envió representantes en yachting, remo, tiro, natación, pesas, esgrima, atletismo (100, 200 y 400 metros, 110 y 400 metros con vallas, posta 4x100 metros, decatlon y saltos en largo y triple), pentatlon moderno, box, tenis, ciclismo y polo. Aquel equipo de polo había empezado a seleccionar los caballos que llevarían a la capital francesa un año antes de la partida. Y justamente fue este deporte el que llegó a París con el objetivo y la confianza de ganar alguna medalla.
Guillermo Brooke Naylor, Juan Miles, Enrique Padilla, Arturo Kenny, Jack Nelson y Alfredo Peña demostraron que el polo argentino era ya por entonces -como sigue siéndolo- el mejor del mundo para lograr la primera medalla de oro en la historia de Argentina. En su camino a la gloria, los ‘Cuatro grandes del Sur’ como se los conoció entonces disputaron cuatro partidos marcando 46 goles y recibiendo sólo 14. Los atletas de Francia y España fueron derrotados por 15 a 2 y 16 a 1 respectivamente, y luego quedaron en el camino los de Gran Bretaña por 9 a 5. Ya en la final frente a Estados Unidos, el partido fue más parejo y se definió para los argentinos por 6 a 5 con un gol agónico de Jack Nelson en los segundos finales del séptimo y último chukker.
Fue el boxeador Pedro Quartucci, quien más tarde llegaría a ser un popular y querido actor por el gran público nacional, el primero en obtener una medalla olímpica individual al ganar el bronce en la categoría pluma. Desde ese momento el boxeo empezó a escribir la página más gloriosa del deporte olímpico argentino ya que la de Quartucci fue la primera de las 24 medallas que este deporte consiguió a lo largo de los Juegos, algo que ninguna otra disciplina ha obtenido. A esas dos medallas en la primera participación del COA hay que sumarles también las de plata de Héctor Méndez y Horacio Copello en boxeo (categorías medio mediano y liviano, respectivamente) y la de Luis Brunetto en salto triple. Pero hubo además una de bronce, de Alfredo Porzio, entre los pesados de boxeo. El caso de Brunetto fue para destacar ya que siendo un atleta desconocido estuvo al frente de toda la competición con una marca de 15,42 metros. Pero en su último intento el australiano A. W. Winter, con 15,52, batió el récord olímpico y mundial y se quedó con el oro, y el argentino trajo la medalla de plata.
EN LOS PAÍSES BAJOS
La nueva cita olímpica para los deportistas argentinos fue cuatro años después en Amsterdam capital de Países Bajos adonde concurrió una delegación argentina de 101 deportistas con los sueños renovados y el apoyo categórico del Comité Olímpico y la administración del presidente Alvear que se acercaba al final de su mandato, sería sucedido desde el 12 de octubre por Hipólito Yrigoyen. El COA inscribió a deportistas en atletismo, boxeo, ciclismo, esgrima, fútbol, equitación, lucha, natación, deportes de invierno, pesas, remo y yachting. El buque a vapor ‘Andes’ transportó a los deportistas argentinos a Amsterdam un mes y medio antes del inicio de los Juegos, para que pudieran realizar una buena preparación final.
Las máximas alegrías en Amsterdam las trajeron el boxeo y la natación. Víctor Avendaño ganó la medalla de oro entre los medio pesados de boxeo. Cinco rivales sucumbieron al poder de sus puños. Así Avendaño se convirtió en el primer campeón olímpico individual argentino. Arturo Rodríguez Jurado también entró en la historia olímpica argentina al lograr su hazaña de obtener su medalla de oro en la categoría pesado. En su segunda y última participación en los Juegos, Rodríguez Jurado era el de talla más pequeña de todos los boxeadores de su categoría. Años más tarde continuó la carrera deportiva de Rodríguez Jurado, pero en el rugby, donde llegó a ser capitán del seleccionado nacional. Ante el asombro de todos, la tercera medalla de oro de estos Juegos llegó a través del nadador Alberto Zorrilla luego de consagrarse en los 400 metros libre y de establecer un nuevo récord mundial.
Zorrilla había sufrido pleuresía a los 7 años, una enfermedad por entonces temible y para recuperarse su médico les indicó a sus padres que el niño practicase natación. A los 18, en París se había quedado a un paso de las finales de los 100 y 400 metros libre. Pero a Amsterdam llegó en su mejor momento superando en la final a los favoritos el sueco Arne Borg y el australiano Andrew Charlton.
La actuación en Amsterdan se completó con tres medallas de plata y una de bronce. Raúl Landini consiguió el segundo lugar en la categoría welter de boxeo, al igual que Víctor Peralta en pluma. La otra medalla de plata fue para el fútbol participando Argentina en este deporte por primera vez en los Juegos Olímpicos con gran desempeño. El equipo nacional alcanzó la final goleando sucesivamente a los seleccionados de Estados Unidos por 11 a 2, Bélgica por 6 a 3 y Egipto por 6 a 0. En ese conjunto se destacó la eficacia de Domingo Tarascone, famoso centrodelantero de Boca Juniors apodado "Tarasca" (que había descollado en la gira de 1925 con la escuadra auriazul), y que convirtió cuatro goles en cada uno de estos partidos olímpicos. Argentina y Uruguay disputaron la medalla de oro en la final. Pero hicieron falta dos partidos para llegar a una definición porque el primero lo empataron 1 a 1. Tres días después Uruguay venció 2 a 1 y se llevó el oro. En tanto, la medalla de bronce obtenida en este certamen fue para el equipo de florete compuesto por Roberto Larraz, Raúl Antaguzzi, Luis y Héctor Luchetti, Carmelo Félix Camet y Oscar Viñas.
Así fueron las dos primeras presentaciones oficiales de atletas argentinos en los juegos olímpicos y aunque la cosecha del medallero quedaba lejos de las obtenidas por las potencias deportivas, demostró que era posible competir entre los mejores del orbe.