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La Argentina es el primer país que necesita una política poblacional

Desde hace unos años a la fecha, los medios de comunicación han incrementado la información y el análisis respecto a las cuestiones vinculadas a la población, especialmente bajo los rótulos “crisis demográfica”, “invierno demográfico”, y otras expresiones similares. El aspecto del asunto al que se le suele dar importancia es el económico: ¿cómo se pagarán las jubilaciones?, ¿qué sucederá con los colegios sin alumnos?, ¿de qué manera se verá afectado el crecimiento económico de los países con una menor cantidad de población económicamente activa?, y un largo etcétera.

Por otra parte, en los medios de comunicación argentinos suele aparecer información sobre el impacto de la “crisis demográfica” en China, en Japón, en varios países de Europa (especialmente España, pero también Italia, Alemania, Rusia, etcétera).

Dicho esto, conviene recordar, sin embargo, que el único diario que planteó en los últimos años la cuestión de fondo, es decir, la política poblacional, respecto de la Argentina, nuestro país, es ‘La Prensa’. Desde la misma sanción de la Constitución Nacional Argentina en 1853 quedó planteada una determinada política poblacional inspirada, en ese entonces, predominantemente, por el liberalismo.

Con el correr de los años, y gracias a lo que se denominó constitucionalismo social, esa perspectiva fue corregida por el valor de la justicia social. Basta citar, en este sentido, el inciso 19 del artículo 75 de la actual Constitución reformada en 1994, donde corresponde al Congreso de la Nación “proveer lo conducente… al progreso económico con justicia social”. Podría decirse que en el mismo texto constitucional conviven, en una situación de equilibrio inestable, dos modelos de “política poblacional”.

 NORMATIVA ESCASA

Lo cierto es que la recepción de la normativa constitucional en materia poblacional ha sido escasa y, todavía más grave, inorgánica. Se ve luego de 40 años y algo más de régimen democrático –desde 1983 a la fecha– que la Argentina sigue siendo un país no solamente subpolado sino, además, la distribución poblacional es deficiente. Vale la ilustrativa imagen del “macrocefalismo” que no solamente se aplica al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) sino a otras grandes ciudades argentinas en torno a las cuales se reproduce el mismo fenómeno de concentración poblacional.

 EN LA AGENDA PÚBLICA

Entonces, ¿qué hacer? Por lo pronto, instalar el tema en la agenda pública. En este sentido, además de ‘La Prensa’ con sus publicaciones, el Instituto Elevan (Estudio y Legado en Valores Nacionales) ha organizado una Diplomatura en Política Poblacional Argentina certificada por la Universidad Abierta Interamericana (UAI) que comenzará en marzo de 2025. El gran motivador en esta empresa debe ser el bien de nuestra querida Argentina. La política poblacional no solamente se vincula con el desarrollo económico sino y en algún sentido, sobre todo, con la identidad patria sostenida en la soberanía nacional.

Se trata, ni más ni menos, de aquello que acostumbraban interpretar Los Chalchaleros: “Mi patria es soberana y su rango es de nación / Jamás será colonia gobernada desde afuera / Queremos convivir pero independientes / Dispuestos a servir pero no sirivientes / No haremos un futuro de paz ni de justicia real / Si no empezamos por hablar de igual a igual”.