Mirador político

Internas en todos lados

El acceso de Javier Milei al poder ha derivado en un proceso de desintegración de las alianzas que concurrieron a las elecciones del año pasado. Los aparatos partidarios absorbieron en un principio, sin inmutarse, el golpe, pero a la vista de las elecciones de medio término comienzan a reagruparse en combinaciones imprevistas.

En las últimas horas hubo una discusión en el peronismo que reveló por primera vez públicamente el malestar con su líder indiscutida desde hace más de una década y media: Cristina Kirchner. El sorprendente vocero de ese enojo fue el senador José Mayans que elogió o creyó elogiar a la vicepresidente Victoria Villarruel diciendo que ideológicamente estaba más cerca del peronismo que de Javier Milei.

De inmediato salió a criticarlo Cristina Kirchner opinando que había que mandar a un psiquiátrico a aquellos que consideraban peronista a la vice. Pero Mayans no se achicó como hubiera ocurrido en otros tiempos. Al contrario, afirmó que el peronismo sufre una crisis de conducción, porque fue derrotado y no hizo autocrítica. Se preguntó además si no habría que mandar al psiquiátrico al que había hecho a Alberto Fernández presidente del PJ. Agregó al pasar algo de interés: que Alberto Fernández se había declarado socialdemócrata, un disvalor para muchos peronistas como Mayans, Guillermo Moreno y Sergio Berni.

En suma, hay una interna incipiente en el peronismo que promete que el armado de listas para 2025 no será por X.

Otro tanto le sucede al PRO, que se disgrega por el ocaso de Mauricio Macri. El expresidente, que no consigue espacios de poder en el Gobierno, dio un golpe en la mesa cuando mandó a sus legisladores a votar en contra de Milei, pero en 24 horas tuvo que dar marcha atrás y solidarizarse con el Presidente apoyando el veto de la ley que había mandado a votar. Si quiere que la Nación le pague a su primo Jorge lo que le debe por coparticipación, ese no es el camino. Confrontar con Milei le va a romper el partido primero y el electorado después.

A los radicales les va peor aún. En 2015 evitaron la desaparición apoyando la candidatura de Mauricio Macri en JxC. Hoy tienen un presidente, Martín Lousteau, que quiere armar una alianza con el kirchnerismo como en 2007, pero con una Cristina Kirchner devaluada y que está comenzando a ser criticada desde su propio partido.

Lousteau piensa su estrategia en términos personales. Lo que importa es la candidatura. ¿En qué lista? Se verá. Cree -como otros radicales- que hay un electorado peronista huérfano después del desastre de Alberto Fernández e intenta darles una boleta para que se opongan a Milei sin necesidad de votar a Santoro, un eterno perdedor estilo Filmus.

Cuando los políticos (aun los dialoguistas) le piden a Milei que pare con su violento estilo confrontativo le piden algo imposible. ¿Cómo no confrontar con adversarios hechos a su medida? El tiene también cuadros para bajar como Néstor los tuvo en su mejor momento.